Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/90/08
México, D. F., 14 de septiembre de 2008

• Necesario, reconocer la importancia estratégica del sector agrícola-pecuario-forestal y aceptar que en este país la agricultura es dual, afirmó el coordinador de Agrociencias de la AMC
• Para el investigador Agustín López–Munguía, se requiere una tecnología que permita desarrollar semillas que resistan las nuevas condiciones ambientales

Joaquín Ortiz Cereceres, coordinador de la Sección de Agrociencias de la AMC e investigador del Colegio de Postgraduados (Colpos).
Foto: Cortesía de Joaquín Ortiz Cereceres.
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La crisis alimentaria en la que se encuentra México tiene sus orígenes en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, cuando se puso en marcha una política de desmantelamiento y privatización de las instituciones relacionadas con el sector agropecuario y forestal, así como de cancelación de subsidios y de reducción drástica de inversión pública en ese rubro, afirmó Joaquín Ortiz Cereceres, coordinador de la Sección de Agrociencias de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

En entrevista, añadió que nuestro país es muy dependiente en cuanto a la disponibilidad de alimentos de otras naciones. “Debido a las famosas ventajas comparativas, decidieron que era más fácil importar que producir. Así se desmanteló la productora nacional de semillas, el seguro agrícola y la extensión agrícola –que es muy importante porque a través de ella se llevan los resultados de la investigación al productor–” dijo el investigador del Colegio de Postgraduados (Colpos).

Cabe señalar que de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), el número de importaciones en toneladas de productos sensibles realizadas por México en 2007 fue del orden de: Leche de bovino, 86 mil 860; Maíz, 7 mil 860; Maíz quebrado, 2 mil 824; Trigo, 3 mil 386; Sorgo, mil 879; Arroz, 565; Azúcar, 330, y Frijol, 89 toneladas.

Sin embargo, destacó que México, donde el campo de la investigación agrícola es uno de los más antiguos del país, cuenta con la tecnología necesaria para aumentar el rendimiento por unidad de área.

Para lograrlo, aseveró, se debe reconocer la importancia estratégica del sector agrícola-pecuario-forestal y aceptar que en este país la agricultura es dual: unos son agricultores empresarios y otros agricultores campesinos.

Ortiz Cereceres subrayó que México cuenta con el potencial, se dispone de la tecnología, pero subrayó la necesidad de rehabilitar toda la infraestructura de apoyo a la agricultura y seguir generando conocimiento.

Crisis en la calidad

Para Agustín López–Munguía Canales, investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la AMC, hoy en día enfrentamos una crisis alimentaria que se da tanto por la calidad, como por la cantidad de alimentos, sobre todo en las poblaciones de medianos y escasos recursos, señaló.

También en entrevista, el biotecnólogo indicó que el decaimiento de la productividad agrícola tiene sus orígenes en el agotamiento de los suelos, en la aparición de plagas más resistentes y en “un modelo de producción que ya ha agotado sus posibilidades y ha generado una serie de problemas que es urgente atender”.

Puso énfasis en la necesidad de una tecnología que permita, por un lado, desarrollar semillas que resistan las nuevas condiciones ambientales, particularmente de estrés térmico y estrés hídrico. Ello, aunado a plantas que requirieran fertilización optimizada, para que sean capaces de aprovechar al máximo los nutrimientos que se disponen en el campo.

López–Munguía Canales recomendó buscar nuevas alternativas utilizando, desde luego, el conocimiento científico “porque definitivamente será difícil encontrar soluciones a toda esta problemática, si no es en el contexto del uso del conocimiento”.

Lo anterior beneficiaría a México al abrirse nuevas expectativas en el área de la biotecnología, donde en la actualidad existen grupos de investigación dedicados al desarrollo de semillas de tercera y cuarta generación.

Acotó que definitivamente se requiere de una política clara en el sentido de apoyo y fortalecimiento de los grupos de investigación, que también fomente la colaboración, tanto en el ámbito nacional como internacional, para desarrollar nuevas semillas capaces de contender estos problemas.

Panorama General

El alza en el precio de los alimentos en el ámbito internacional, que inició a mediados de 2002 y se aceleró en los últimos dos años, es un fenómeno que preocupa a líderes mundiales y a la sociedad en su conjunto por sus efectos directos en los países importadores de alimentos, como México, y en la población vulnerable.

Junto con la desaceleración de la economía de los Estados Unidos de América, la devaluación del dólar americano y el alza de los precios de los commodities, principalmente de los alimentos y el petróleo, constituyen las principales características del incierto panorama internacional de 2008.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para enfrentar esta problemática, países como México, Brasil, Honduras y Ecuador, han decidido reducir los aranceles de importaciones alimentarías y establecer la gestión pública de reservas estratégicas –inventarios– de algunos alimentos básicos.