Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/099/09
Mérida, Yucatán, a 16 de julio de 2009.
Los mayores avances en la ciencia, particularmente en la física, son resultado de la interacción entre la teoría y la práctica, señaló Joseph H. Taylor, quien recibió el Premio Nobel de Física 1993 por el descubrimiento de un nuevo tipo de pulsar, el cual permitió comprobar por primera vez en el mundo la teoría de la relatividad de Einstein.
Al dictar su conferencia magistral Pulsares binarios y la gravedad relativa ante los estudiantes que participan en la 40 Olimpiada Internacional de Física, Taylor dijo que por esa razón no es un accidente que esta competencia, ya que la física es una de las disciplinas que mejor ejemplifica el método científico, es decir, el uso de la experiencia de cada día para generar hipótesis a partir de las cuales se pueden diseñar experimentos más específicos.
Al respecto, dijo que el experimento astrofísico que lo hizo ganador del premio Nobel y sobre el que versó su conferencia, es uno de esos casos donde la interacción entre la teoría y la práctica juegan un papel fundamental.
Ante estudiantes y líderes de grupo reunidos en el Teatro Mérida, el científico estadounidense habló sobre su trabajo en el telescopio del Centro Nacional de Astronomía y Ionósfera en Arecibo, Puerto Rico, donde descubrió el sistema de pulsares que le hizo merecedor del premio Nobel.
Joseph Taylor comentó que la órbita de los pulsares se va reduciendo paulatinamente debido a la emisión de ondas gravitacionales, coincidiendo perfectamente con las predicciones hechas por la teoría de la relatividad general de Einstein, como quedó demostrado con sus observaciones realizadas en un periodo de tres años.
Durante la primera parte de la conferencia, el investigador de la Universidad de Princeton habló sobre los pulsares, objetos astronómicos lejanos al sistema solar, los cuales tienen la característica de tener un comportamiento semejante a un reloj, porque rota y emite un ruido que puede ser captado por un radiotelescopio.
El radioastrónomo mostró a los estudiantes una foto de la llamada Nebulosa del Cangrejo, la cual se produjo tras la explosión de una estrella en el año 1054, y misma que dijo, sin duda, fue observada por los astrónomos mayas, y en oriente por otros astrónomos coreanos, chinos y vietnamitas.
Dentro de la foto de la Nebulosa de Cangrejo mostró a los estudiantes dos estrellas juntas cercanas al centro una de las cuales identificó como un pulsar. Posteriormente permitió a los estudiantes escuchar los ruidos emitidos por pulsares que rotan a diferentes velocidades.
Por otro lado, resaltó que el estudio de los pulsares se ha visto beneficiado en gran medida por los avances de la electrónica digital, además de que estos adelantos han permitido que se incremente visiblemente el número de pulsares descubiertos.
Más adelante, el Nobel expresó su reconocimiento al esfuerzo de los competidores a lo largo de una semana de competencias.
Cada uno de los competidores es ya un ganador, enfatizó, aunque no todos pueden llevarse a casa una medalla de oro, cada uno puede regresar a casa con el orgullo de haber representado distinguidamente a su país ante lo que llamó la próxima generación de físicos.
Todos los que estamos aquí, dijo al dirigirse a los jóvenes talentos de todo el mundo, amamos la física primero como estudiantes y después, si permanecen en este campo de la ciencia, como profesionistas.
En este sentido, expresó su deseo de que todos los jóvenes reunidos en el Teatro Mérida tengan una vida que les permita desarrollar ese amor y entrar en un campo laboral que los inspire a continuar disfrutando el estudio de las maravillas de la naturaleza.
Tras la ponencia del célebre físico, Hans Jorden, presidente de la Olimpiada Internacional de Física, comentó que si bien el tema de la conferencia fue bastante técnico y complejo, los estudiantes entendieron plenamente la esencia de lo dicho por el Nobel.
Además, opinó que para los jóvenes amantes de la física fue una gran oportunidad para convivir con él y escucharlo en una charla informal y accesible.
Después de la conferencia magistral, los estudiantes aprovecharon para convivir, tomarse fotos con el célebre científico y pedirle su autógrafo.
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