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LOS ESTUDIOS EN PAISAJES FRAGMENTADOS, NECESARIOS PARA LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/122/15
México, D.F., 25 de mayo de 2015

  • Los insectos son un excelente modelo para el estudio de la relación especie-hábitat en paisajes fragmentados
  • El especialista Jorge León Cortés y su equipo están en proceso de publicar lo que consideran la primera evidencia de los cambios relacionados a las variaciones de las condiciones climáticas en la distribución altitudinal de gremios y especies de insectos en sistemas montañosos del Neotrópico
La fragmentación del paisaje ocurre cuando un hábitat, inicialmente continuo, es dividido en porciones de menor tamaño, un ejemplo se presenta cuando las áreas boscosas son convertidas en plantaciones, cultivos o zonas de pastoreo; entre los efectos de esta actividad está el  aislamiento de la fauna nativa.
La fragmentación del paisaje ocurre cuando un hábitat, inicialmente continuo, es dividido en porciones de menor tamaño, un ejemplo se presenta cuando las áreas boscosas son convertidas en plantaciones, cultivos o zonas de pastoreo; entre los efectos de esta actividad está el aislamiento de la fauna nativa.
Foto: Internet.
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La fragmentación del paisaje ocurre cuando un hábitat, inicialmente continuo, es dividido en porciones de menor tamaño, un ejemplo se presenta cuando las áreas boscosas son convertidas en plantaciones, cultivos o zonas de pastoreo. Para tratar de entender los efectos de la fragmentación de los hábitats, entre ellos el aislamiento de la fauna nativa, el doctor Jorge León Cortés, del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad San Cristóbal de Las Casas, realiza estudios de la dinámica de poblaciones y comunidades de insectos, en especial de escarabajos y mariposas, en paisajes de este tipo.

Entre los efectos de la fragmentación del paisaje se encuentran la alteración de las condiciones micro-ambientales en los remanentes del paisaje, la pérdida de especies, el cambio en la composición de poblaciones de especies, así como los posibles cambios en los servicios ecológicos que las especies proveen, tal es el caso de la polinización.

Por ello, los estudios de patrones de distribución y abundancia (en espacio y tiempo) en ambientes “fuertemente” fragmentados, son una herramienta útil para determinar si la cantidad y la calidad de los fragmentos del paisaje condicionan la presencia o la ausencia de una especie, así como su densidad y la probabilidad de que persista, a largo plazo, en ese lugar. Los estudios de la distribución y la abundancia de especies en ambientes fragmentados permiten, entre otros aspectos, detectar especies vulnerables o con requerimientos específicos y así poder desarrollar estrategias de conservación o manejo.

En este sentido, el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y su grupo de trabajo, han investigado cómo las especies de insectos perciben el paisaje fragmentado, y se han enfocado en cómo se alteran las funciones básicas del ciclo de vida de dichas especies y sus relaciones con el entorno, como son: la elección de hospederos y la capacidad de colonización de áreas relativamente remotas, entre otras.

En vista de que los paisajes son dinámicos, en ciertos espacios el hábitat apropiado para una especie tiende a desaparecer, pero en otros segmentos del paisaje el hábitat puede volver a las condiciones que le permiten a los insectos colonizar y persistir en paisajes fragmentados, esto mientras que el número, la condición y la localización de los fragmentos no se vea alterada estructural y funcionalmente.

De la misma manera, si los paisajes están fuertemente fragmentados, el intercambio de individuos entre un lugar y otro es improbable. Sin embargo, cuando estos paisajes mantienen una conectividad estructural, el flujo de individuos entre dos sitios, aparentemente distanciados o aislados, es probable. “Los insectos son un excelente modelo para el estudio de la relación especie-hábitat en paisajes fragmentados, ya que se ha demostrado que pueden hacer uso de elementos paisajísticos contemporáneos, como son las cercas vivas o las franjas arboladas, lo que ha permitido a los insectos incrementar sus posibilidades de recambio entre poblaciones relativamente aisladas”.

Mariposas y escarabajos

El primer paso para realizar estudios en paisajes fragmentados es definir en qué especie se va a enfocar la investigación, para lo cual es necesario entender la relación del insecto con su hábitat. Después de haber detectado esta asociación y la distribución de los sitios que son “buenos, malos y regulares” para la sobrevivencia de la especie, los investigadores visitan estos sitios para corroborar su presencia.

“El estudio y el mapeo de la ocupación de una especie de insecto en hábitats particulares puede replicarse con relativa facilidad, de tal manera que tras una serie de censos generacionales podemos disponer de información adecuada para interpretar la dinámica espacial de la especie”.

En el artículo Detecting decline in a formerly widespread species: how common is the common blue butterfly Polyommatus icarus?, León Cortés, junto con Matthew Cowley y Chris Thomas de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, estimaron el estado de conservación de la que es considerada una especie común, Polyommatus icarus, conocida como mariposa común azul, y de su principal planta hospedera Lotus corniculatus.

Los investigadores determinaron las condiciones del hábitat, la distribución y la asociación de la mariposa con su hábitat tras realizar dos mil recorridos a pie (en un área de paisaje fragmentado en el norte de Gales), y utilizaron los datos históricos y actuales acerca de la distribución de esta mariposa para concluir que las poblaciones de P. icarus han declinado cerca de 74% desde el año 1901. Datos similares de L. corniculatus, principal planta hospedera de la mariposa común azul, mostraron que su población ha declinado en un 46%.

Dicho estudio de caso es un referente de la probable declinación poblacional, a causa de la fragmentación y la pérdida de hábitat, de numerosas especies de insectos, incluidas las del Neotrópico. En la actualidad, el investigador desarrolla estudios similares al que realizó en Gales sobre la dinámica poblacional de mariposas endémicas, su relación con la variación y dinámica del hábitat, y la probabilidad de persistencia de sus poblaciones en paisajes del sur de México.

El especialista en ecología de poblaciones, biología de la conservación y entomología ecológica, también trabaja en detectar cambios, debidos al efecto del cambio climático, en la distribución altitudinal de comunidades de mariposas. El investigador y su equipo han publicado varios artículos de la relación de los insectos con la temperatura y, “estamos en el proceso de publicar lo que consideramos la primera evidencia de los cambios relacionados a las variaciones de las condiciones climáticas en la distribución altitudinal de gremios y especies de insectos en sistemas montañosos del Neotrópico”.

Otra de las líneas de investigación de León Cortés es el estudio del impacto de las especies invasoras de insectos, en particular de los escarabajos Digitonthophagus gazella y Euoniticellus intermedius, que fueron introducidas en Estados Unidos para el control del estiércol de las vacas en los potreros de Texas y Nuevo México. Estos escarabajos se encuentran ahora distribuidos hacia el sur y el norte del Neotrópico, en donde pueden estar generando cambios en la estructura de las comunidades de escarabajos nativos. “Si en estos paisajes originalmente había escarabajos que, por ejemplo, dispersaban semillas o controlaban la densidad de otros insectos asociados al estiércol, al ser desplazados por las especies invasoras, los escarabajos nativos no pueden cumplir con sus funciones”.

Las especies invasoras, en este caso los escarabajos D. gazella y E. intermedius, están asociadas a zonas abiertas, las cuales han reemplazado a las áreas de bosque en gran parte de los paisajes del sur de México, por lo que otra consecuencia de la pérdida y de la fragmentación del hábitat es que las especies invasoras toman ventaja de las nuevas condiciones y desplazan a las especies nativas hacia remanentes de vegetación, que son “refugios” para la fauna nativa, aunque no se sabe por cuánto tiempo.

Noemí Rodríguez González.

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