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LOS ESTUDIOS DE DISTRIBUCIÓN DE LAS AVES, UNA FORMA DE ENTENDER LA VIDA

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/339/14
México, D.F., 30 de septiembre de 2014

  • Para realizar estudios de distribución geográfica de las aves, Adolfo Navarro y Andrew Townsend Peterson, realizaron “El Atlas de las aves de México”. Recopilaron datos de ejemplares examinando más de 400 mil registros de especímenes contenidos en cerca de 80 colecciones biológicas repartidas en todo el mundo
Cada especie de ave responde a los cambios ambientales de diferente manera. En la imagen la tángara azul-gris (Thraupis episcopus).
Cada especie de ave responde a los cambios ambientales de diferente manera. En la imagen la tángara azul-gris (Thraupis episcopus).
Foto: Jerry Oldenettel.
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Las aves son un grupo biológico que se puede estudiar con relativa facilidad, ya que tienen plumajes distintivos, cantos diferentes y son visibles; además, de las 10 mil 500 especies de aves que hay en el mundo, aproximadamente 11% habita en México.

Las aves son un ejemplo de cómo evolucionan los seres vivos en el planeta y debido a que su presencia está estrechamente relacionada con la condición de sus hábitats ––diversas aves son sensibles a cambios mínimos en ellos–– se les considera indicadores del estado de perturbación del medio ambiente.

Por ello, conocer la distribución de las aves permite a los investigadores estudiar los patrones de la distribución de la vida en la Tierra, solo que utilizando a las aves como un ejemplo, destacó el doctor Adolfo Navarro Sigüenza, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Antes de hacer estudios de los patrones de distribución de alguna especie, en este caso de un ave, es necesario tener la información básica (el nombre de la especie, en dónde y cuándo fue colectada), la cual está en la bibliografía o en las colecciones.

Una vez que se recopila la información y utilizando programas de cómputo, los investigadores pueden identificar las áreas geográficas en las que se distribuye determinada ave, si ha mantenido o no su presencia a lo largo del tiempo, así como tratar de establecer a qué responden los cambios en la distribución de la especie si los hay. Una variable más, que se toma en cuenta en el estudio de patrones de distribución, es si la especie en cuestión comparte esas zonas con otras especies (plantas, mamíferos, insectos, aves).

La biogeografía tiene diversas maneras de abordarse, y a través de ella se puede dar respuesta a diversas preguntas, entre ellas, cuál es la distribución de las especies y las causas de esta distribución. Para ello, es necesario usar varios tipos de programas de cómputo, como son los sistemas de información geográfica que permiten ver en un mapa en cuáles y en cuántas localidades vive una especie. Pero si se hace un análisis de las condiciones ecológicas en las que esa especie se ha encontrado, también es posible modelar su distribución potencial a través de programas de modelaje de nicho ecológico.

Sin embargo, no siempre existieron las bases de datos que permitieran hacer estudios de distribución geográfica de las aves, por ello el doctor Navarro junto con Andrew Townsend Peterson, de la Universidad de Kansas y miembro correspondiente de la AMC, iniciaron en 1990 el proyecto del Atlas de las aves de México. Para realizar este trabajo, estos investigadores recopilaron los datos de ejemplares de entre más de 400 mil registros de especímenes que estaban en cerca de 80 colecciones biológicas distribuidas en todo el mundo.

Entre los objetivos del Atlas de las aves de México destacan presentar un análisis del listado de las aves de nuestro país que abarque a especies que tengan registros recientes e históricos con presencia dentro del territorio nacional y proveer una síntesis actualizada de la información de la especie con respecto a su distribución ecológica, su estatus de endemismo y de conservación.

“Al inicio de este trabajo pudimos identificar a las especies que estaban en diferentes colecciones y que eran mexicanas, así como sus áreas de distribución o si eran endémicas. También pudimos ver que ciertas aves con el paso del tiempo han visto reducidas sus áreas de distribución original y hay otras que la han ido aumentando”, comentó el también curador de la Colección Ornitológica del Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Aves endémicas y sus zonas de distribución

Algunas especies de aves resienten ciertos cambios en su ambiente, como la extensión de zonas agrícolas, aunque también hay aves que a pesar de que una área haya sido transformada en zona de cultivo, siguen habitando allí; lo que indica que cada especie responde a los cambios de diferente manera.

Tal es el caso de la tángara azul-gris que comenzó a aparecer en lugares en los que no era conocida, ya que es una de las especies a las que no les importa la frontera agrícola. En el artículo en el cual participó el doctor Navarro “La distribución geográfica de la tángara azul-gris (Thraupis episcopus) en hábitats modificados antropogénicamente en México”, a través del trabajo de campo, la revisión de las bases de datos y con la información de la distribución geográfica y de historia actual del ave, se establecieron nuevos registros de anidación en el noreste de México y su ampliación hacia hábitats modificados por actividades humanas en la península de Yucatán y el noreste del país.

Ahora bien, si los investigadores quieren saber si hay especies endémicas que se distribuyen en conjunto en una misma región, se utiliza el análisis de parsimonia de endemismo (PAE, siglas en inglés de parsimony analysis of endemicity), en este se ingresan listas de especies por regiones, sobre todo de especies endémicas, y el PAE agrupa de acuerdo con esa distribución, regiones donde se presentan varias especies endémicas.

Una vez que se hace el análisis PAE, se ubican zonas en donde se concentran las especies exclusivas de la región, esto es resultado de una historia compleja y particular de estas especies, ningún otro grupo ha tenido esa historia. Lo que es prudente preguntar es si estas zonas de endemismo son una prioridad de conservación o no.

Para determinar lo anterior “tenemos que saber si las especies que están concentradas en una zona están en peligro o no, o si comparten esa área de distribución con plantas y reptiles endémicos, lo cual nos permite analizar la situación de otros grupos y entender un fragmento de la historia de la vida en la región que estemos estudiando”, señaló el especialista en aves.

Así, el principal objetivo del investigador y de quienes son parte de su equipo de trabajo, es el constante análisis de los patrones de distribución de las especies, analizar la evolución de las aves desde un punto de vista ecológico y genético, además de saber cuáles y cuántas especies de aves existen en México y Centroamérica.

Noemí Rodríguez González.

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