Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/021/20
Ciudad de México, 14 de febrero de 2020
En cada beso pasional de una pareja se transmiten masivamente una gran cantidad de microorganismos. El intercambio corresponde a un promedio de 80 millones de bacterias transferidas, esa fue la conclusión de un estudio realizado por la Organización de Investigación Científica Aplicada de Holanda y que publicó la revista Microbione.
Este estudio indica que un microbiota salival compartida requiere un intercambio bacteriano frecuente y reciente y, por lo tanto, es más pronunciado en parejas con frecuentes besos íntimos. La microbiota en la superficie dorsal de la lengua es más similar entre las parejas que entre los individuos no relacionados. Además, los hallazgos implican que algunas de las bacterias colectivas entre las parejas están sólo transitoriamente presentes, mientras que otras han encontrado un verdadero nicho en la superficie de la lengua que permite la colonización a largo plazo.
“Los besos más íntimos implican un contacto pleno de las lenguas y un intercambio de saliva que constituye un comportamiento único en la naturaleza y que resulta común en el 90% de las culturas conocidas. Las explicaciones habituales de la función que desempeñan los besos entre los humanos asignan, normalmente, un papel muy importante a la microbiota presente en la cavidad oral, aunque los efectos exactos de esos besos nunca habían sido estudiados. Nosotros queríamos averiguar hasta qué punto las parejas comparten su microbiota oral. Y resulta que, cuanto más se bese una pareja, más similares serán sus comunidades bacterianas”, afirmó Remco Kort, líder del estudio.
Los investigadores holandeses observaron (en 21 parejas, de 17 a 45 años) cómo las bacterias se intercambian entre las parejas durante un beso íntimo. Los participantes aceptaron que les tomaran una muestra de la boca antes y después del beso. A uno de los miembros de la pareja se le dio un yogur probiótico, y luego las parejas se besaron. Los investigadores identificaron el aumento de Lactobacillus y Bifidobacterium en la pareja que no había tomado el probiótico. Los resultados se pueden consultar en el artículo que Lleva por nombre Shaping the oral microbiota through intimate kissing.
En este texto, los científicos explican que la variación de las comunidades microbianas asociadas con el cuerpo humano puede ser la causa de muchos factores, incluyendo la composición genética humana, la dieta, la edad, el entorno y el comportamiento sexual. Los resultados también revelaron que cuanto más se besaba una pareja (al menos nueve veces al día), más similares eran sus comunidades de bacterias.
En otro artículo titulado Examining the Possible Functions of Kissing in Romantic Relationships, publicado en 2013, se encontraron muy pocas pruebas que apoyaran la hipótesis de que la función principal de los besos es elevar los niveles de excitación.
Aunque algunas investigaciones sugieren que los besos románticos pueden utilizarse en las relaciones sexuales humanas para: evaluar aspectos de la idoneidad de una pareja potencial, para mediar sentimientos de apego entre las parejas o para facilitar la excitación e iniciar relaciones sexuales; el estudio, que consistió en un cuestionario internacional en línea, que fue completado por 308 hombres y 594 mujeres participantes de 18 a 63 años de edad, encontró que los besos se utilizan en la mediación de los vínculos de pareja.
Los participantes consideraron que los besos eran más importantes en las etapas establecidas de las relaciones, los besos fueron considerados más importantes, en general, en los contextos de relaciones a largo plazo (pero particularmente en el caso de las mujeres).
Se encontró que la mayoría de las mujeres atribuyeron mayor importancia al beso en las relaciones románticas. Mientras que las mujeres afirmaron que era más probable que un beso inicial afectara su atracción por una pareja potencial, esto no es importante en los hombres.
De acuerdo con el texto Origen biológico del beso publicado en la Revista de la Universidad de México, del biólogo Carlos Vázquez Yanes, quien fuera integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, “hay dos puntos de referencia que debemos tomar en cuenta para definir la razón del ser del beso: el beso como parte del juego sexual anterior a o durante la cópula y el beso como un medio de comunicación y estimulación en una especie altamente sociable”.
En ese mismo texto el científico aseguró que el contacto físico recurrente es un reforzador importante de la vida en grupo de los mamíferos sociales, aun los marinos como los delfines. También en el ser humano el contacto físico es un reforzador emocional en las interacciones con la familia y el grupo social; es importante para sentir y transmitir seguridad y aceptación, en contrapartida con la agresividad.
“Al desarrollarse la sensibilidad de la boca durante la evolución de nuestra sexualidad, este órgano no sólo fue capaz de transmitir nuestra voz sino también nuestros sentimientos más íntimos, al ponerse en contacto con la piel de otra persona. El beso puede transmitir simplemente cariño y amistad, desligados del deseo sexual”, escribió.
Elizabeth Ruiz Jaimes
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