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LLEGÓ A SU FIN 66ª “REUNIÓN LINDAU DE PREMIOS NOBEL”

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/149/16
Ciudad de México, 1 de julio de 2016

  • Analizan en el último día cómo motivar a más jóvenes a estudiar ciencias en un mundo donde la demanda por las innovaciones en ciencia e investigación es cada vez mayor.
Robert Huber, Premio Nobel de Química en 1998, y Jorge Iván Amaro Estrada, uno de los mexicanos que asistió a la reunión internacional con el apoyo de la Academia Mexicana de Ciencias y Fundación Lindau.
Robert Huber, Premio Nobel de Química en 1998, y Jorge Iván Amaro Estrada, uno de los mexicanos que asistió a la reunión internacional con el apoyo de la Academia Mexicana de Ciencias y Fundación Lindau.
Foto: Rolf Schultes/Lindau Nobel Laureate Meetin.
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Un viaje en barco por el lago Constanza a las siete de la mañana local que salió con dirección a la isla Mainau marcó el inicio de actividades del último día de convivencia e intercambio académico y científico entre los 30 laureados con el Premio Nobel y los 400 jóvenes científicos asistentes a la 66ª Reunión Lindau.

Más tarde, una vez instalados todos en el castillo Meadow, se realizó el panel de discusión “El futuro de la educación en ciencias naturales”, en el que los premios Nobel Brian Schmidt, Dan Shechtman y Carl Wieman, y el joven científico húngaro Tamás Álmos Vámise plantearon al público diversidad de preguntas, entre ellas, ¿cómo estimular a más jóvenes a estudiar ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés)?, ¿las nuevas metodologías de enseñanza contribuirán a una eficaz transferencia de conocimientos?, ¿cómo podemos elevar el nivel de educación en los países en desarrollo?

En un mundo donde la demanda por las innovaciones en ciencia e investigación es creciente, la discusión final del panel abordó la cuestión de la formación académica de los jóvenes científicos. A la hora de compartir el pan y la sal este viernes 1 de julio se realizó un “Picnic científico” al aire libre en los prados que rodean al castillo Meadow en Mainau con el fin de que científicos y jóvenes socializaran e intercambiaran contactos.

La clausura de la 66ª Reunión estuvo dirigida por Bettina Bernardotte, presidenta del Consejo de las Reuniones Lindau de Premios Nobel, y Simone Schwanitz, secretaria de Ciencia, Investigación y Artes del estado de Baden-Württemberg, Alemania. En el acto de cierre el empresario suizo Thomas Schmidheiny fue nombrado senador honorario por su apoyo filantrópico en la realización de estos encuentros.

Al concluir la actividad la comitiva partió de regreso a Lindau, durante el trayecto en barco se dio a conocer a los ganadores de la sesión de carteles. El primer lugar fue para Matjaz Humar, del Hospital General de Massachusetts; el segundo para Joseph Callingham, de la Universidad de Sidney; y el tercero para Sven Siedenstein, del Instituto Max Planck.

Tecnología cuántica
Un día antes, el jueves 30 de junio, el panel de discusión ¿La tecnología cuántica es el futuro del siglo XXI? fue dirigido por los laureados con el Nobel Serge Haroche, Gerardus ’t Hooft, William Phillips y David Wineland, así como el internacionalmente reconocido físico cuántico Rainer Blatt. Este último no dudó en afirmar que “las tecnologías cuánticas están impulsando una segunda revolución tecnológica cuyo impacto a futuro aún no está claro”.

Se considera que estas tecnologías serán el motor de las innovaciones en la ciencia, economía y sociedad del presente siglo. Los primeros prototipos de laboratorio han demostrado el vasto potencial de las tecnologías cuánticas. Se esperan aplicaciones en el sistema de pesas y medidas, informática y simulaciones; sin embargo, se requiere de financiamiento para pasar a la etapa de desarrollo tecnológico, coincidieron los exponentes.

De la primera revolución cuántica se conocen los chips de computadoras, el láser, las resonancias magnéticas y toda la tecnología de las comunicaciones modernas. La siguiente oleada de innovaciones será con la manipulación del entrelazamiento cuántico, un fenómeno natural que científicos describieron en los primeros años de 1930 pero que solamente se ha investigado experimentalmente con base en los hallazgos de John Bell en la pasada década de los años sesenta.

¿Cuánto tiempo tardará en traducirse esta segunda revolución en aplicaciones y productos? En la discusión se comentó que en las comunicaciones cuánticas algunos ya se pueden adquirir comercialmente. “El uso del entrelazamiento en la materia —no solo para los fotones—transformará además la metrología, proporcionando sensores más eficientes para una amplia gama de aplicaciones, como son las simulaciones”.

Aunque es difícil afirmar cuál será el alcance de estos desarrollos en la sociedad y economía mundial, se espera que se generen aplicaciones informáticas más amplias y mejores que las existentes. Y como ejemplo de esto se puso al rayo láser “a principios de 1960 se veía todavía como una solución a un problema desconocido. Hoy en día, poco más de cincuenta años más tarde, los láseres se han convertido en una parte indispensable de nuestras vidas. Espero que las tecnologías cuánticas a desarrollarse sigan un camino similar”, comentó Rainer Blatt.

Luz Olivia Badillo.

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