Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/145/11
México, D.F., 24 de junio de 2011
Las drogas han estado y estarán siempre con nosotros, por eso debemos buscar cómo controlar el problema y cómo disminuir los daños al y en el país, afirmó la doctora María Elena Medina Mora, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”.
Pensar, dijo la experta en drogas y salud mental, que el problema de las drogas –consumo y tráfico- terminará porque es una guerra, es una concepción equivocada.
“México tiene una situación particular desafortunada, geográficamente el país está ubicado junto a un gran mercado, Estados Unidos, lo que implica gran manejo de dinero, armas y precursores”, agregó la investigadora miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Medina Mora subrayó que el país juega el papel de productor de marihuana, casi alcanza el 3% de producción de heroína (tercer lugar a nivel mundial, por debajo de Afganistán que surte el 89% del mercado mundial), produce metanfetaminas y es paso para la cocaína proveniente de la región andina, y con esta combinación, única en el mundo, la necesidad de un trabajo binacional es indispensable para combatir el problema de manera conjunta.
Aunque en México las consecuencias en el combate contra las drogas suman más de 40 mil muertos, 9 mil sin identificar y alrededor de 5 mil personas desaparecidas, la especialista sostuvo que la gobernanza no está afectada, aunque reconoció que el país pasa por un problema “muy difícil”, y que si bien es cierto hay otros Estados que han tenido problemas más serios, “eso no quiere decir que debamos estar contentos”.
Todas las políticas tienen consecuencias no deseadas, por eso cualquier acción que se decida en el combate antidrogas debe considerar que sean mayores los beneficios que las consecuencias, asegura la también miembro del Panel de expertos en adicciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El fin último de cualquier política debe ser el bienestar de los individuos y las comunidades y no la droga en sí misma, ni los decomisos, ni las detenciones, ni la destrucción de drogas. Es importante encontrar maneras que nos ayuden a disminuir las consecuencias no deseadas de las políticas, ese es el reto de todos los países que enfrentan el problema –del uso indebido y el tráfico ilícito de drogas-“, manifestó.
La meta debe de ser proteger a los adolescentes, aumentar la inversión en prevención y tratamiento incluidas las medidas de reducción de daños (como las terapias de sustitución de drogas, es decir, proporcionar metadona a los adictos a heroína, o intercambiar jeringas usadas por nuevas para prevenir el VIH) cuando se integran en un programa global de reducción de la demanda, e incrementar la inversión en investigación que incluya la evaluación de políticas públicas en la materia, agregó.
México atraviesa una época difícil por el control de la oferta de la droga, que no es un tema exclusivo del país, insistió, la situación tiene que ver con el dinero que está involucrado en el tráfico ilegal de drogas, el potencial de corrupción de éste y también con la lucha de territorios, que desgraciadamente se resuelve por medio de la violencia y el homicidio.
Ante este contexto, el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas es importante porque en todo el mundo se habla del tema con la idea de concientizar sobre el problema que representan las drogas y qué se puede hacer para prevenir los problemas causados alrededor de éstas, expresó Medina Mora.
Desde 1987, la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) implementó el 26 de junio como la fecha oficial para la Conmemoración del Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, cuyo lema este año es “Piensa en salud, no en drogas”.
MÉXICO Y LAS DROGAS
La doctora María Elena Medina Mora, quien fuera miembro de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, sostuvo que el problema de las drogas no ha rebasado al país: “pero ciertamente se ha generado mucha violencia, mucha incertidumbre y mucho temor en la población”.
Según la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), realizada en el 2008 por el CONADIC, el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, el Instituto Nacional de Salud Pública y la Fundación Gonzalo Río Arronte I.A.P., de 2002 a 2008 el consumo de drogas entre la población de 12 a 65 años, creció de 5 % en el 2002 a 5.7% en el 2008.
Las substancias que prefieren los consumidores son la marihuana y la cocaína (el crack está incluido), cuyos índices de consumo son de 4.2% y 2.4% respectivamente. En preferencia le siguen los inhalables con 0.7% las metaanfetaminas con 0.5%.
El dato más importante es que, según la ENA 2008, las drogas habían creado dependencia en sólo el 0.6% de la población total. “Nosotros tenemos muchos menos consumidores que Inglaterra pero muchos más problemas que ese país”, tenemos menos crimen asociado con el consumo (delitos por conseguir dinero para adquirir droga, violencia asociada a la intoxicación, etc) pero más incidencia de problemas relacionados con el crimen organizado. manifestó la investigadora.
Medina Mora preciso que los jóvenes de 12 a 17 años tienen mayor posibilidad de desarrollar dependencia a alguna droga y cuando se presenta un problema mental y se consumen sustancias, si es mujer, la posibilidad de desarrollar dependencia aumenta siete veces y si es hombre, se multiplica por tres; por ello el tratamiento de los problemas emocionales en la infancia, es una medida de prevención muy rentable y aún más, dada la alta comorbilidad entre dependencia a drogas y problemas mentales, es recomendable que la atención a estos dos problemas se dé en los mismos escenarios y no en forma separada como ocurre hoy en día.
De todos los costos asociados a una adicción, el mayor podría desprenderse del daño a la salud del usuario que las drogas producen pues la adicción a las drogas legales e ilegales están asociadas a más de 60 enfermedades, como la insuficiencia hepática, alteraciones siquiátricas como depresión, ansiedad, y psicosis tóxicas, así como problemas respiratorios y una amplia baraja de complicaciones cardiovasculares y pulmonares.
Muchos jóvenes pretenden sentir libertad a base del uso de las drogas, sin embargo éstas representan una pérdida de la libertad porque el cerebro se modifica y la persona no tiene en sus manos controlar la droga, es ella la que los controla, el tratamiento a largo plazo puede revertir este estado, concluyó.
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