Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/157/18
Ciudad de México, 4 de julio de 2018
La historiadora y antropóloga española Consuelo Naranjo Orovio es estudiosa de la historia de las Antillas, región que define como un laboratorio del Nuevo Mundo que utilizaron los primeros conquistadores; una zona de experimentación económica, punto de encuentro de varias culturas: la autóctona, con gran afluencia de la cultura africana llegada de cientos de millones de esclavos africanos, y las europeas colonizadoras.
También un laboratorio social para estudiar el mestizaje y la transculturización, y a la par, la génesis de la historia moderna, el lugar donde empiezan a fraguarse determinados fenómenos que después van a ser trascendentales para la zona del Caribe, como la creación del mundo transnacional, trasatlántico.
Sin duda, este espacio geográfico ha sido de especial interés y fascinación para la investigadora del Consejo Superior de Investigación de España y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias; un escenario privilegiado para observar la formación de las estructuras económicas, entender cómo se generó y funcionó el comercio atlántico hasta llegar a los temas actuales, y conocer la articulación de las redes culturales y científicas entre España y América.
De este mundo de la colonia española en México, en la cuenca del Caribe y en las Antillas y de sus grandes virreinatos aún se sigue trabajando con mucho interés, se llevan a cabo estudios con enfoques que van desde la economía hasta la organización del poder colonial, lo que habla de una historiografía actual y diversa.
“Pero desde hace unos 30 años existe un grupo de investigadores que trabajamos el mundo contemporáneo con un claro alejamiento de la época colonial. Comenzamos a estudiar, para el caso de las Antillas, el siglo XIX, principalmente, en el que todavía estaba presente el imperio español, y algunos nos hemos aventurado avanzar en el tiempo”, indicó la doctora en geografía e historia.
En España, prosiguió la especialista, se continúa investigando sobre las Antillas en el siglo XX, se sigue haciendo mucha investigación de los últimos años del imperio español en la época colonial, entre otras razones, por el peso económico que estas islas tuvieron en la economía española, Cuba —fundamentalmente— y Puerto Rico, y también por las implicaciones que tenían estas colonias.
Consuelo Naranjo aclaró, sin embargo, que ambas formas de trabajo tienen bastante relación: los historiadores que estudian a España desde la perspectiva contemporánea comienzan a mirar a América porque ven que parte de los problemas y aspectos de la historia española no se pueden entender sin la vertiente americana. Y lo mismo pasa en América, algunas problemáticas no se pueden comprender si no se conoce también la historia de España.
Estudiosa de la intelectualidad y del exilio científico español
Cuando la integrante de la AMC inició su trabajo sobre migración económica y siglo XX lo hizo analizando escritos diversos, pero también recuperando el testimonio de personas que tuvieron que migrar entre 1900 y 1950 a Cuba, principalmente, Puerto Rico y República Dominicana, islas en las que se enfocó a estudiar el exilio republicano español.
“Estudiando documentos y escuchando muchas historias de vida de inmigrantes que recogí en Cuba, Estados Unidos y de diversas comunidades de la cornisa Cantábrica y en las Canarias, me di cuenta que en muchos de estos relatos los inmigrantes me hablaban de la Guerra Civil Española, de cómo la fractura que se dio en España también es vivida por esta colectividad, es así que comienzo a trabajar de lleno el exilio, sobre todo la interacción que se da entre los exiliados y la colonia española, pero no solo me voy interesando en el exilio republicano, sino también en otros tipos de exilio y en otros países”, señaló.
La experta reconoció que México fue una de las naciones que más exiliados recibió y entre ellos a grupos de científicos e intelectuales. Resaltó que en tierras mexicanas las condiciones que se les dieron a los republicanos no solo consistieron en abrirles las puertas, también contaron con el apoyo de instituciones que les dieron cobijo, como la Casa de España.
“Aunque Cuba y Puerto Rico también recibieron exiliados, el caso mexicano fue diferente pues acogió a una gran colectividad de republicanos, los que Alfonso Reyes llamaba `esos sabios españoles´, que encontraron condiciones y decidieron quedarse. También Argentina tuvo exilio español, Chile, Colombia, toda América Latina, pero nada comparable con lo que hizo México”, subrayó.
La historiadora española puntualizó que, además de esa respuesta política que tuvo México, el exilio también se movió a través de unas plataformas que se crearon previamente a esa época, en los años veinte y treinta, redes culturales que, una vez que estalló la Guerra Civil en 1936, se transformaron en redes de solidaridad.
Atraída desde pequeña por conocer sobre la vida cotidiana, las raíces y las tradiciones, el pasado de sus abuelos y padres para comprender cómo “llegamos a ser lo que somos mirando hacia ese pasado, de una forma inconsciente e involuntaria”, Consuelo Naranjo Orovio eligió para su formación profesional la historia universal y la antropología americana, y esa doble visión, de historiadora y antropóloga, le ha ayudado a elegir temas y tratarlos desde otras perspectivas: “Soy defensora de que la historia, las humanidades y las ciencias sociales tienen que ser transversales, y así me siento muy a gusto trabajando en mis estudios”.
Después, entusiasmada por un profesor universitario para que estudiara la historia de Cuba, fue así como Consuelo Naranjo dirigió su investigación a la colectividad española asentada en la mayor de las Antillas. “Así empecé mi trabajo y luego lo fui ampliando hacia otras islas de la región; sin duda ha sido por el exilio republicano español que he ido tocando a su vez la historia de México”.
Entre los aspectos a destacar en la trayectoria de la investigadora está su participación en la Revista de Indias —publicación enfocada a la historia iberoamericana— de la que fue dos veces su secretaria y directora. “Me gusta esta y cualquier otra revista porque es una forma de transferencia del conocimiento; es fundamental para una institución y para los historiadores darse a conocer y mostrar los trabajos de otras personas con criterios de excelencia y calidad que hay que tener”.
Y es de esta forma que la investigadora trabaja con sus colegas de El Colegio de México (Colmex) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a través de proyectos transversales, búsqueda de temáticas y problemas que se puedan abordar desde distintas disciplinas. Recientemente trabajaron un proyecto de migración en el que participaron demógrafos, historiadores y antropólogos de México y España. “Igualmente hemos discutido sobre replantear de nuevo la historia comparada como un instrumento de aproximación a los problemas y que ofrece una visión más amplia de los temas”.
También trabaja en la actualidad con algunos investigadores del Colmex temas relacionados con raza y racismo. “Se trata de aprovechar los distintos conocimientos y capacidades de cada uno de nosotros para abordar un problema de manera más amplia, como puede ser las diferencias étnicas y la construcción de la categoría raza y racismo, independientemente de que se hable de Cuba, México o España. Intentamos ofrecer cómo se han ido creando estas categorías para demostrar lo artificial que son y poder desmontarlas, esto es válido para cualquiera de los países de nuestro interés”.
Entre sus planes académicos y de investigación futuros, la historiadora española pretende seguir abordando las relaciones culturales y científicas de principios del siglo XX hasta la Guerra Civil Española, así como la historia intelectual y social en el exilio. Otro tema pero que se aleja un poco de esta línea, es el miedo como un instrumento de dominio colonial.
Consuelo Naranjo no esconde su pasión por el trabajo, el entorno laboral y la investigación científica, campo en el que además colabora formando recursos humanos, una tarea que realiza por la motivación que “tenemos los investigadores de cualquier especialidad al ser pagados por la sociedad, por eso nuestras investigaciones tienen que revertir a ella”. Además de las publicaciones, de la transferencia y la difusión que hacen a distintos niveles del conocimiento que generan, “tenemos que enseñar a los alumnos y mostrar a la sociedad lo que hacemos y no solo difundirlo a nuestros pares”.
Fabiola Trelles Ramírez.
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