Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/295/17
Ciudad de México, 29 de diciembre de 2017
El racismo, la misoginia y la homofobia son problemas presentes en diversos países incluido México, y el estudio sistemático de la teoría de la evolución por selección natural podría ser de ayuda para enfrentarlos, consideró Jorge Martínez Contreras, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Iztapalapa e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
La filosofía de la evolución, tema al que se ha dedicado a estudiar el investigador, parte de que todos tenemos un ancestro común, “(…) esta unicidad de la especie humana, más allá de las variantes físicas, nos lleva a plantear cuál es el origen de la cultura en general y como el estudio de este aspecto nos puede ayudar a tener una mejor educación filosófica. La filosofía, que es una reflexión de la totalidad del saber humano, puede ganar mucho al acercarse a otras disciplinas, por ejemplo, las ciencias biológicas, para entender a los humanos”.
Antes de la teoría de la selección natural, que planteó Charles Darwin para responder a la pregunta de dónde viene la vida, y en particular de dónde provienen los humanos, se recurría a las teorías religiosas.
“Algunas de estas teorías proponían un fenómeno al azar porque no había otro instrumento para poder explicar esas interrogantes”. Con Jean-Baptiste Lamarck surge la idea de que el medio ejerce una acción sobre los individuos y ésta va a producir cambios y por consiguiente evolución.
Para explicar la teoría de la evolución biológica que propuso Lamarck, Martínez Contreras tomó el color de piel como ejemplo: “Una población europea que se va a África acaba teniendo hijos de color más oscuro por efecto del sol, conforme van pasando las generaciones la piel de sus descendientes se irá volviendo más oscura; y a la inversa, una población de piel más oscura que se va a Europa con el paso del tiempo tendrá generaciones que tengan como una de sus características la piel más clara. Esta es una teoría lamarckiana que está equivocada”.
Darwin planteó, continuó el filósofo, que hay una adecuación al medio. En el caso de los habitantes originarios de Australia, son los que tienen la piel mejor adaptada para las condiciones de ese país; mientas que en los europeos los mejor adaptados a su ecosistema son los holandeses, y esto se debe a la selección natural, sin embargo, Darwin carecía del conocimiento de otras ciencias, entre ellas la genética.
Con Gregor Johann Mendel se habla de los genes dominantes y recesivos, una teoría que produjo una revolución en el siglo XX y que se llamó la nueva síntesis, que es la integración de la teoría de la evolución de las especies por la selección natural de Darwin, la teoría genética de Mendel como base de la herencia genética, la mutación aleatoria como fuente de variación y la genética de poblaciones.
Al hace referencia al racismo, el especialista destacó que este comportamiento tiene una connotación económica, y que consiste en atribuirle al otro una serie de rasgos infrahumanos para justificar su explotación, y en vista de que no existe ningún argumento científico que avale la discriminación, la ciencia es un instrumento poderoso para luchar contra ella, subrayó Martínez Contreras, durante la conferencia “Interdisciplina entre las ciencias y la filosofía: la teoría de la evolución en defensa de los derechos humanos”, con motivo del Día Mundial de la Filosofía , en noviembre pasado, en el marco del Primer Coloquio Internacional “El significado de la filosofía en la educación”, realizado en la UAM.
Jorge Martínez Contreras tiene entre sus líneas de investigación la epistemología de la primatología, conservación y restauración ecológica, ciencia y conciencia.
Noemí Rodríguez González.
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