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La Red Sísmica del Noreste de México, de las mejor instrumentadas de México y Latinoamérica: Raúl Castro Escamilla

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/91/08
México, D. F., 18 de septiembre de 2008

  • El CICESE, en colaboración con la Universidad de Utrecht, Holanda, y el Instituto de Tecnología de California, instrumentaron una moderna red de 20 sismógrafos de banda ancha en el Golfo de California
  • No se pueden prevenir los temblores porque no existen fenómenos que los precedan: Cinna Lomnitz
Mapa de la red sísmica de banda ancha del Golfo de California.
Mapa de la red sísmica de banda ancha del Golfo de California.
Foto: NARS-Baja seismic network
Imágenes en alta resolución

Raúl Castro Escamilla, investigador del Departamento de Sismología del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE), en colaboración con especialistas de la Universidad de Utrecht, Holanda, y del Instituto de Tecnología de California, han instrumentado alrededor del Golfo de California una red de 20 sismógrafos de banda ancha, la cual tiene la particularidad de que puede detectar eventos en cualquier parte del mundo.

Esta red de sísmica de banda ancha del Golfo de California permitirá entender los procesos que ocurrieron para la formación del Golfo, así como los que actualmente ocurren en la región, explicó el también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

El especialista comentó que este trabajo ha permitido que sismólogos de todo el mundo se involucren en los estudios sobre el Golfo de California. “Me atrevería a decir que en este momento, si conjuntamos todas las redes sismológicas, la región noreste de México es de las mejores instrumentadas de México, y posiblemente de Latinoamérica”, afirmó Castro Escamilla.

La Red Sísmica de Banda Ancha de Baja California es un proyecto en el que se ha trabajado desde 2001. A lo largo de este tiempo, los sismólogos del CICESE han hecho estudios no sólo de la sismicidad, sino de la estructura interna de la región y las zonas circundantes, debido a que las estaciones se localizan a lo largo de la península y, así como del lado de Sonora y Sinaloa.

El especialista del CICESE destacó entre otras de las ventajas de la red, que es de acceso público por lo que tanto la Universidad de Utrecht, como el Instituto de Tecnología de California cuentan con páginas web que permiten a los científicos consultar la información que la red está registrando.

En cuanto al sismo de 1985, Castro Escamilla dijo que este es uno de los sismos más grandes ocurridos en México durante el siglo pasado, después del de Jalisco de 1932.

Estimó que el área de ruptura en 1985 tuvo una longitud de aproximadamente 170 kilómetros y un ancho de cerca de 50 kilómetros. “Este terremoto tuvo un costo de al menos 10 mil vidas, dañó más de 800 edificios de la Ciudad de México y dejó varios miles de damnificados”, dijo.

Al hablar sobre las redes sismológicas que en esa época ya operaban cerca de la costa de Michoacán y Guerrero y en la Ciudad de México, explicó que del análisis de esos registros se observó que el daño en el Distrito Federal parecía estar relacionado con la energía liberada por la fuente sísmica a frecuencias cercanas a los 0.5 Hz.

Abundó que estas redes sísmicas también permitieron evaluar los niveles de aceleración del terreno en las zonas del lago, de lomas y de transición de la Ciudad de México. Así, apuntó, se pudo observar que en zonas con sedimentos como la Central de Abastos, el movimiento del terreno se amplificó cerca de 50 veces a 0.25 Hz, con respecto a zonas sin sedimentos, como Ciudad Universitaria” señaló.

Resaltó que el análisis de esos datos y otras observaciones, permitieron mejorar los diseños antisísmicos y mejorar los reglamentos de construcción.

Aunque reconoció que México es menos vulnerable a las amenazas sísmicas de lo que era en los años ochenta, hay todavía mucho por hacer y que los recursos para investigación científica son todavía muy limitados, en comparación con otros países como Estados Unidos y Francia, donde el riesgo sísmico es incluso menor.

AÚN NO ES POSIBLE PREDECIR LOS SISMOS

Por su parte, Cinna Lomnitz, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), resaltó que México ha mejorado su conocimiento en el campo de la sismología a partir de los sismos de 1985; sin embargo, aún hace falta investigación, sobre todo en el aspecto social.

El especialista del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM, indicó que todavía se piensa en un sismo igual al ocurrido hace 23 años. En su opinión, el efecto va a ser totalmente diferente, ya que es probable que las zonas afectadas sean otras, por lo que las autoridades tienen que verificar la calidad de las construcciones en distintos puntos de la ciudad.

Respecto a si se pueden prevenir los temblores, señaló que no, porque no existen fenómenos precursores, “no contamos con un fenómeno que anuncie que va a temblar”. aseveró. Tampoco se puede predecir la magnitud, aunque la experiencia de los últimos 500 años, señala que no hay sismos sustancialmente mayores a 8.01-8.02, según la Escala de Richter, explicó Lomnitz.

Al referirse a los avances, resaltó que los principales han sido con relación al origen de los temblores. “La Ciudad de México es la zona de la República más amenazada por temblores, porque los sismos importantes ocurren en la zona de subducción del Pacífico, que es la frontera entre las placas de Cocos y la placa de Norteamérica”, indicó.

Aunado a que en la llamada Zona Tres de la Ciudad, donde se ubicaba la laguna de México, existe una capa de lodo con una profundidad de 30 metros de espesor y cuando se construye sobre ella, hay peligro inminente de derrumbes, fuera de esa zona, el comportamiento del subsuelo es normal.

Cinna Lomnitz afirmó que los edificios entre 7 y 18 metros de altura son los más amenazados al producirse un sismo, pero recordó que los edificios nuevos son más resistentes a los temblores, porque ahora ya utilizan una estructura de marcos de acero, en lugar de columnas y trabes de concreto armado.

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