Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/110/10
México, D. F., a 9 de noviembre de 2010

• Ingresa Premio Nobel de Química 1981 como miembro correspondiente de la AMC
• Recibe diploma y fistol por su ingreso en ceremonia realizada en el Aula Mayor del Colegio de México
• Destaca Menchaca Rocha la aportación de Hoffmann a la Ciencia y Química Mexicana

Destaca Menchaca Rocha la aportación de Hoffmann a la Ciencia y Química Mexicana.
Foto: AMC
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La química es “arte, negocio y ciencia”, aseguró el científico estadounidense Roald Hoffmann, Premio Nobel de Química 1981, en la conferencia magistral que dictó hoy en la ceremonia de su ingreso como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias, celebrada hoy en el Aula Mayor de El Colegio Nacional.

Ante una audiencia de 400 asistentes, integrada por académicos, estudiantes e invitados especiales, en la conferencia “Encrucijadas de la Química: Tres maneras de visualizar esta Ciencia”, Hoffmann habló de la manera en cómo percibe la gente a la química y cómo esta ciencia convive con el ser humano en su vida cotidiana.

“Con el tiempo aprendimos a ver dentro de las entraña de la ciencia. La Química es
arte, artesanía, negocio y ciencia. El negocio de las moléculas y sus transformaciones están completamente mezcladas en la mente del ser humano”.

En la ceremonia, el Dr. Arturo Menchaca Rocha, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, dijo que es un gran honor la incorporación de Roald Hoffmann a la AMC, pues de esa manera se honra la contribución que ha hecho el Premio Nobel de Química 1981 a la ciencia mexicana.

“Con sus estudios moleculares ha ayudado a la educación y al desarrollo de la química”, indicó Menchaca Rocha”, quien destacó la estrecha relación de tan connotado científico con investigadores mexicanos, en especial con los del Cinvestav, Universidad de Guanajuato, en particular con el Dr. Gabriel Merino.

En el acto, Roald Hoffmann recibió un diploma y un fistol que lo reconocen como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias, que cuenta con una membresía de 2156 investigadores, de ellos 82 correspondientes, y de estos 10 Premios Nobel.

La ceremonia contó con al destacada participación de Leopoldo García-Colín y Eusebio Juaristi, miembros de El Colegio Nacional, quienes aplaudieron la presencia del distinguido profesor estadounidense.

“Es un gran honor tener a un químico tan distinguido en este recinto como lo es Roald Hoffmann. Tener a personalidades como él nos hace pensar en la importancia que tiene la Química en un país como México. Es increíble que a la Químca se le sigua comparando como ciencia biológica, pero sabemos que no es así, por esto hay que estar cerca de estos destacados científicos porque tenemos que aprender de ellos”, sostuvo García-Colín.

En la voz de Eusebio Juaristi se escuchó la semblaza de Roald Hoffmann, quien desde
1965 es catedrático en la Universidad de Cornell, en Nueva York, donde se desempeña como Frank H. T. Rodees Professor of Humane Letters Emeritus y Professor of Chemestry Hemeritus.

“Hoffmann es uno de los químicos que más ha aportado a la química moderna. Quedé impactado de le belleza intrínseca de reacciones químicas”, tema por el cual el científico estadounidense recibió el Premio Nobel de Química en 1981 por sus teorías relacionadas a entender el curso de una reacción química (las reglas de Woodward y Hoffmann). Hoy en día encabeza uno de los grupos más influyentes en el desarrollo de la Química Teórica Aplicada.

Añadió que Hoffmann ha trabajado intesamente para mejorar la imagen de la química entre la gente en general y de reconocer la importancia de la química en nuestra vida diaria. De igual manera resaltó el amor que siente Hoffmann por México y sus frecuentes visitas al país, lo que evidencia la relación de amistad y académica que tiene con los mexicanos.
“Es un verdadero amigo de México y un verdadero promotor de la ciencia en México”.

Al concluir la conferencia magistral del Dr. Roald Hoffmann se ofreció un coctel en su honor, tiempo en el que de manera amable respondió a la petición de los jóvenes para firmar los libros de ciencia y poemas del investigador, cuya producción es de manera significativamente prolífica.