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La mamografía es el único estudio que ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer de mama

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/156/18
Ciudad de México, 2 de julio de 2018

  • Hasta ahora, es la única técnica validada para la detección temprana de esta enfermedad.
La mamografía es un estudio radiológico de la glándula mamaria, su sensibilidad o su capacidad promedio para detectar un cáncer es de 80%. Sin embargo, los científicos trabajan para que este porcentaje sea mayor.
La mamografía es un estudio radiológico de la glándula mamaria, su sensibilidad o su capacidad promedio para detectar un cáncer es de 80%. Sin embargo, los científicos trabajan para que este porcentaje sea mayor.
Foto: Shutterstock.
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El cáncer de mama se origina en la glándula mamaria de los humanos, siendo en las mujeres más frecuente. En México, 5 mil 500 de ellas mueren cada año, 15 cada 24 horas por lo que representa la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres. El cáncer es una enfermedad que se caracteriza por la división no controlada de las células con la capacidad de diseminarse a otros tejidos.

La detección temprana de este padecimiento (antes de la presencia de síntomas) es muy importante, porque se podría reducir la mortalidad y las pacientes podrían contar con una mejor probabilidad de curación. Por estas razones es trascendental informar a las mujeres que “la mamografía es la única técnica que ha demostrado ser capaz de detección temprana”, sostuvo María Ester Brandan, investigadora del Instituto de Física de la UNAM.

La Sociedad Americana de Cáncer señala que las ventajas de esta técnica radican en que un cáncer de mama detectado en una mamografía probablemente sea de tamaño pequeño y esté confinado a la glándula mamaria permitiendo mayor probabilidad de curación.

La especialista en física médica e integrante del Consejo Directivo de la Academia Mexicana de Ciencias aclaró que la detección no es igual al diagnóstico y que éste se consigue únicamente a través de una biopsia, la cual se realiza luego detectarse señales “de sospecha”, entre ellas las microcalcificaciones (con ciertas características de forma y distribución espacial), masas (con ciertas características de forma), o cambio en la arquitectura del tejido fibroglandular y estas señales se observan en la imagen radiológica de la glándula (mamografía).

Dijo que esta información debe llegar al mayor número de personas posible, porque en 2017 y a principios de este año se detectó, en diferentes medios de comunicación, la publicación sobre el desarrollo de técnicas alternativas y novedosas para la detección temprana de cáncer de mama. Lo alternativo y novedoso que promueven es su bajo costo, facilidad de uso, ausencia de uso de rayos X, y la no compresión del seno para obtener la imagen.

Sin embargo, algunas de las técnicas publicitadas recientemente en México no han demostrado la capacidad de detectar el cáncer de manera temprana. Es el caso de la basada en la termografía, un procedimiento que utiliza sensores para detectar patrones de calor y flujo sanguíneo en la superficie del cuerpo y regiones cercanas bajo la piel, que es lo que proponen dos grupos independientes de investigadores (y empresarios) asociados con el diseño y elaboración de brasieres (sostenes) capaces de construir un mapa térmico de la glándula mamaria, como herramienta de detección temprana de cáncer. También se ha promovido un aparato comercial que mide la electroimpedancia del tejido mamario, con el mismo objetivo, y también sin la esperada validación previa de la técnica.

¿Cómo se detecta (y cómo no se detecta) el cáncer de mama? Técnicas validadas y técnicas en etapa de investigación
No es posible evitar el cáncer de mama, pero sí se puede reducir el riesgo de padecerlo. Un estilo de vida saludable, limitación en el consumo de alcohol, una alimentación equilibrada y actividad física regular se consideran acciones importantes para aminorar los riegos.

La gran diferencia epidemiológica entre países industrializados y países con ingresos bajos o medios (como México) es el grado de avance de la enfermedad en el momento de ser detectada: en nuestro país las lesiones se detectan tardíamente, consecuentemente son de mayor tamaño y posiblemente hayan desarrollado metástasis, lo que conlleva un peor pronóstico de curación.

Es bien conocido que la detección temprana, seguida por la aplicación de terapias apropiadas, disminuye la mortalidad por cáncer. Por esto, se invierte esfuerzo y dinero para mejorar las técnicas de detección y tratamiento del cáncer mientras se encuentra en etapas iniciales. Muchos países industrializados han conseguido cambiar la tendencia de la tasa de mortandad. Hace tres décadas, en ellos la mortalidad aumentaba año con año, pero desde los años noventa del siglo pasado la tendencia es la opuesta, mientras que en México se mantiene en aumento.

Se han diseñado e implementado cuidadosos y rigurosos programas de tamizaje. Para cáncer de mama, el tamizaje se enfoca en mujeres —sólo el 1% del cáncer de mama afecta a varones— con edades entre 40 y 75 años, en términos generales. Los programas de tamizaje hacen uso de la mamografía y todos se basan en la aplicación de mamografías regulares (anuales, cada dos o tres años) de acuerdo con el grupo poblacional. La normativa mexicana (NOM 041?SSA2?2011) contempla la realización de una mamografía cada 2 años en mujeres entre 40 y 69 años.

Detectar o no detectar
La mamografía es un estudio radiológico de la glándula mamaria, su sensibilidad o su capacidad promedio de ver un cáncer es de 80%. La ciencia trata de que estos números sean mayores. Como desventaja podría señalarse que esta técnica no es de utilidad para mujeres jóvenes y su sensibilidad es menor que el promedio para mamas compuestas de tejido fibroglandular denso. “Es el estudio radiológico más exigente en términos de calidad de imagen, razón que ha llevado a los físicos a interesarnos, porque la ciencia y tecnología asociadas son exquisitas debido a que la glándula está hecha de dos tipos de tejido blando muy similares que se deben visualizar con alto contraste y resolución. La desventaja es que usa radiación, aunque la dosis es muy baja, explicó María Ester Brandan.

Hay dos técnicas complementarias a la mamografía: una es el ultrasonido mamario y la resonancia magnética mamaria. El primero usa ondas sonoras para crear una imagen computarizada de la parte interna del seno, es útil para observar algunos cambios en los senos, como masas —especialmente aquellas que se pueden palpar, pero que no se pueden ver en un mamograma— más que calcios o cambios en mujeres con tejido mamario denso. También puede utilizarse para analizar un cambio que se observó en un mamograma. Es útil porque a menudo puede indicar la diferencia entre quistes llenos de líquido y masas sólidas, además, está ampliamente disponible, es relativamente fácil de hacer, y no expone a la persona a radiación.

La resonancia magnética mamaria es una tecnología que usa campos magnéticos para producir imágenes detalladas del interior del cuerpo, no usa rayos X, por lo que no conlleva exposición a radiación ionizante. Se usa para las mujeres en general con el riesgo promedio sin condiciones especiales que las haga un grupo de riesgo, su sensibilidad y especificidad son menores que la de una mamografía.

Técnicas en etapa experimental
Existen otras técnicas con rayos X, imágenes moleculares, termografía, impedancia electromagnética, entre otras, que se encuentran aún en etapas de desarrollo y que a la fecha no pueden reemplazar a la mamografía como prueba de tamizaje. Las técnicas presentadas como emergentes podrían llegar a ser útiles en el futuro, aunque lo cierto es que todas estas requieren más investigación, y su evaluación definitiva en ensayos clínicos, detalló la especialista.

Para más información consultar: http://www.fisica.unam.mx/comentario_cancerdemama.pdf

Elizabeth Ruiz Jaimes.

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