Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/019/13
México, D.F., 15 de enero de 2013
La Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, podría convertirse en la base para la conformación de un Programa Nacional de Divulgación de la Ciencia, cuyo núcleo sería la construcción de una ciudadanía basada en el conocimiento, la única posible en el siglo XXI, afirmó el secretario académico de la Universidad Veracruzana, Porfirio Carrillo Castilla.
De esa manera –añadió-, la población cuidaría más de su ambiente, tomaría decisiones sobre su salud, su educación, vida y futuro, y lo haría informándose no solo por los canales tradicionales en los que se hace divulgación de la ciencia, sino además se tendrían que aprovechar los espacios públicos y los medios de comunicación, tal y como se crea ciudadanía para que la población ejerza su derecho al voto en tiempos electorales.
Dijo que hacer una ciudadanía basada en el conocimiento, en la ciencia, en la investigación, “no es generar profesionales, pues es un rubro ya superado desde hace 25 años, de lo que se trata es crear ciudadanos atentos a su entorno”.
El también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) sostuvo que la Universidad Veracruzana realiza los “Sábados en la Ciencia” desde hace casi 20 años con el objetivo de hacer divulgación con este programa pionero de la AMC, y lo hace, consideró, con buenos resultados, tanto por la asistencia como la presencia de los investigadores, pero quién más debe hacer esta divulgación, preguntó.
“El debate que existe es sobre quién tiene que hacer la difusión de la ciencia: si los científicos, los divulgadores o los periodistas, y en esta discusión hemos olvidado de manera importante a la población mexicana, la cual llega a estar informada sobre temas científicos a través de la escuela o la televisión, o, lo peor, no se entera”.
Expuso que el fin de siglo trajo la preocupación de problemas que tienen que ser estudiados y/o solucionados por la ciencia, como por ejemplo: el desastre causado por la explosión en la central nuclear de Chérnobil, en Ucrania; los tsunamis en el Índico, el brote de A-H1N1, el calentamiento global, el regreso del paludismo, los alimentos transgénicos, o la desaparición acelerada de las especies.
Estos temas, en su opinión, empezaron a influir en la percepción de la sociedad, no como temas científicos, sino como problemáticas sociales, y para que se entiendan o haya una acción social al respecto; pero resulta que hay un desconocimiento de cuál es la base científica de estos casos, por qué suceden o qué hay que hacer ante ellos.
“Nos damos cuenta que ni la escuela ni la televisión tienen los elementos para poner al alcance de la población el conocimiento científico, y que en la radio en términos de divulgación sólo existe en el Distrito Federal y en algunas universidades públicas estatales, como la Universidad Veracruzana que lo hace con algunos programas.
“Ante este panorama llegó el momento de hacer que la población opine sobre qué problemas en su mundo cotidiano requieren una solución urgente y convencerla de que la pasa por la investigación científica. Esto es lo que hace la Agenda Ciudadana, se trata de una consulta nacional vía internet para que la población se exprese sobre problemáticas que deben contenderse con la participación de la ciencia, la tecnología y la innovación para lograr un mayor bienestar de la población”.
Urge programa nacional de divulgación de la ciencia
Porfirio Carrillo Castilla sostuvo que por lo anterior surge la necesidad de contar con un programa nacional de divulgación de la ciencia, aunque reconoce que se han hecho esfuerzos en esa línea, pero no han sido suficientes.
En ese sentido, recuerda la aparición de la declaración de Sonora (un encuentro nacional de divulgación de la ciencia que se llevó a cabo en Culiacán, en marzo de 2000), las memorias de los congresos de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y Tecnología (Somedicyt), el esfuerzo que lleva a cabo la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, la única dirección de divulgación de ciencia en el país.
Hace falta –subrayó- un gran programa en el que el conocimiento científico sea expuesto a todos los niveles. Hay esfuerzos comprometidos pero resultan insuficientes ante el tamaño de población y país que tenemos, y otros que han desaparecido. Para ejemplificar esta situación, solo basta preguntarse ¿cuántos museos de ciencia se han creado en los últimos diez años?
Resaltó por otro lado, que la Agenda Ciudadana además de ser una propuesta a nivel nacional, debe permear a nivel regional, en los estados y municipios, pues resultaría poco trascendente si no se combinan ambos alcances, que son las tendencias del mundo contemporáneo, lo global y lo local, y en este caso –dijo- este conjunto de experiencias se debe aterrizar.
Porfirio Carrillo, quien ha realizado investigación en el área de neurobiología del desarrollo, dijo que la Universidad Veracruzana ha tenido apoyo del gobierno estatal no solo para el fortalecimiento de la educación superior, sino para el impulso de la ciencia y tecnología.
Destacó que en la entidad hay una importante labor editorial, un aumento de los institutos tecnológicos asociados también a ciencia e innovación. Vamos caminando y lo principal –indicó- es que ahora tengamos una ciudadanía atenta no sólo a lo que hacemos, sino que colabore con una agenda y una acción. Hoy las acciones de divulgación deben ser construidas por la ciudadanía.
Fabiola Trelles Ramírez
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