Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/061/19
Ciudad de México, 20 de marzo de 2019
Uno de cada dos pacientes, aproximadamente, no responde a determinada terapia farmacológica, en el caso de antipsicóticos o agentes contra el cáncer, por ejemplo, se alcanza hasta 75% de falla terapéutica, la cual, si bien es multifactorial, puede ser explicada entre 10% y 50% por el componente genético.
La farmacogenómica es una herramienta de la medicina personalizada que busca asignar el tratamiento adecuado a la persona indicada y en la dosis apropiada de acuerdo con la configuración genética de cada paciente. Y cuando se conoce el mecanismo de acción de los medicamentos, si el tratamiento se reduce a un par de medicamentos o el padecimiento a la interacción de uno o dos genes, es relativamente fácil asignar un medicamento, señaló la doctora Vanessa González Covarrubias, del Laboratorio Farmacogenómica del Instituto Nacional de Medicina Genómica.
Son 157 los medicamentos listados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) que cuentan con información farmacogenética (genes y variantes involucrados) que los médicos pueden consultar antes de prescribir un tratamiento, pero en dicha lista no se incluyen medicamentos para tratar la diabetes, enfermedad definida con un aumento en la concentración de glucosa en circulación.
“Hasta el momento existen cerca de 10 tratamientos terapéuticos para la diabetes tipo 2, cada uno con mecanismos de acción en distintos blancos terapéuticos, mismos que están codificados por ciertos genes y las variaciones en estos influyen en la eficacia terapéutica”, apuntó la doctora en ciencias farmacéuticas por la Universidad Estatal de Nueva York.
En el caso de la metformina, medicamento de primera elección para el tratamiento de la diabetes tipo 2, disminuye a síntesis de glucosa a nivel hepático, favorece el uso de la glucosa a nivel periférico, es decir en músculo; optimiza el metabolismo de lípidos, disminuye ciertos procesos inflamatorios, y también se ha identificado que tiene efectos sobre el microbioma intestinal al favorecer la secreción de incretinas, hormonas que mejoran la producción de insulina a nivel intestinal, explicó la investigadora en su ponencia “Farmacogenética y diabetes”, la cual formó parte del coloquio Obesidad y metabolismo: genómica, dieta y microbiota intestina.
La metformina es un medicamento sintético, pero su estructura química proviene de la planta Galega officinalis, que se utiliza para tratar niveles de glucosa en sangre. En 1957 la metformina se empezó a usar como un fármaco antidiabético y fue en 1994 que la FDA dio su aprobación para ser prescrita.
Este tratamiento no se metaboliza como la mayoría de los medicamentos, entra al cuerpo y sale, su farmacocinética depende de transportadores, proteínas que se encuentran en diversos órganos y controlan la entrada y salida, algunos son de alta capacidad, pero de poca especificidad y viceversa, “los transportadores mueven a la metformina con diferentes velocidades por el cuerpo, y estas determinan si hay concentraciones necesarias para que se dé un efecto farmacológico”.
González Covarrubias describió que la metformina se administra vía oral, llega al intestino y sale para alcanzar circulación sistémica, para después entrar a su blanco terapéutico que es principalmente el hígado donde ejerce su acción y finalmente otros transportadores codifican proteínas que se encargan de eliminar a esta sustancia del hígado o del riñón.
“Hasta el momento están listados 17 genes y 32 variantes genéticas asociadas a la respuesta a la metformina, pero todos son preliminares, ya sea porque no han sido validados en un número suficiente de muestras o que los estudios no han sido replicados en otras poblaciones”.
Si bien la metformina lleva 50 años en el mercado, de los 8862 estudios sobre ella, solo 14 son investigaciones mexicanas, y para hablar de manera general existen 25000 estudios de farmacogenómica y menos de 13% se reportaron en población mexicana.
En este contexto, la investigadora y su grupo de trabajo decidieron iniciar un estudio piloto para identificar variantes genéticas asociadas a la respuesta farmacológica a la metformina. El estudio incluyó a 100 pacientes bajo tratamiento para diabetes tipo 2 y se enfocaron en 87 genes, y lo que encontraron fueron 4 variantes genéticas en cuatro transportadores de la metformina, entre ellos, SLC28A1, ABCG2 y el SLC7A7, que se encuentran expresados en niveles significativos en riñón e intestino.
“Creemos que conforme aumenten los estudios clínicos y de farmacocinética este número de transportadores y variantes aumentará, información con la cual podremos armar el rompecabezas de la metformina en el cuerpo humano”, confió.
La especialista en el estudio de las variantes genéticas asociadas a la respuesta farmacológica señaló que México es un país genéticamente diverso, con más de 68 poblaciones distintas, y que pese a que entre 85% y 90% de la población es mestiza, este mestizaje es variable entre individuo e individuo, por lo que entender los mecanismos de acción de medicamentos utilizados en la diabetes tipo 2, como es el caso de la metformina, y llevar a cabo estudios en población mexicana, podría permitir a futuro la implementación de la medicina de precisión para este padecimiento.
Noemí Rodríguez González.
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