Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/087/16
Ciudad de México, 19 de abril de 2016

• Reconocen la contribución del nuevo integrante al conocimiento de la población transfronteriza.
• El ingreso de investigadores como Vélez-Ibáñez hacen viable una Academia con compromisos no únicamente de investigación rigurosa, que es una responsabilidad ineludible, sino con una apuesta ética dentro del trabajo que se realiza en las ciencias sociales y humanidades: José Manuel Valenzuela.

El doctor Carlos Vélez-Ibáñez muestra el diploma que lo acredita como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: AMC/Elizabeth Ruiz Jaimes.
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La obra del antropólogo social Carlos Vélez-Ibáñez ha estado orientada al estudio de la región transfronteriza entre Estados Unidos y México, región de tránsito de trabajadores migrantes, pero también de desarrollo de una cultura singular en la que se funden viejas y nuevas generaciones de mexicanos que viven en ambos lados de la frontera y que en muchas ocasiones han tenido que remontar enormes dificultades de sobrevivencia, destacó la doctora Cristina Puga Espinosa, durante la ceremonia de ingreso del nuevo miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias.

Añadió que en un momento en que la población de origen mexicano está sometida al escrutinio político y enfrenta una nueva oleada de desconfianza en Estados Unidos, el brillante trabajo antropológico del doctor Vélez-Ibáñez cobra importancia adicional, razón por la que es una gran satisfacción para las ciencias sociales en reconocer la contribución de nuestro nuevo integrante al conocimiento de la población transfronteriza.

Puga Espinosa, coordinadora de la Comisión de Membresía en Ciencias Sociales y Humanidades de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dio a nombre del presidente de la asociación, Jaime Urrutia Fucugauchi, la bienvenida como nuevo correspondiente al doctor Carlos Vélez- Ibáñez, de la Universidad Estatal de Arizona, en un acto celebrado en “Casa Colef” sede Ciudad de México de El Colegio de la Frontera Norte.

En la ceremonia, que contó con la participación como invitados de honor el doctor José Manuel Valenzuela Arce, secretario académico del Colef; y la doctora Maríangela Rodríguez Nicholls, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Puga Espinosa recordó que la figura de miembro correspondiente reconoce dos criterios importantes que la Academia toma en cuenta para incorporar un nuevo miembro correspondiente: uno, su destacada trayectoria intelectual y, dos, su compromiso con el trabajo académico que se desarrolla en nuestro país.

Previo a la conferencia magistral “De Nezahuacóyotl a Aztlán: Una migración intelectual de un peregrino transfronterizo”, Vélez-Ibáñez, fundador y director de la Escuela de Estudios Transfronterizos de la Universidad Estatal de Arizona, expresó que “el reconocimiento de miembro correspondiente de la Academia al primer antropólogo extranjero es un honor pero es más importante para nuestra gente hacia el norte de la frontera y población de origen mexicano en Estados Unidos”, y agradeció la labor hecha por sus proponentes que presentaron su nominación.

“El título de mi ponencia pretende exponer una breve narrativa de mis directrices antropológicas, delineando el papel que ejercieron algunas personalidades clave tanto en mi formación y varios intereses teóricos y mis investigaciones centradas en el trabajo de campo y cómo esta formación en conjunto se tradujo en hechos académicos institucionales concretos hasta el presente”, apuntó.

Un ingreso que celebran las ciencias sociales
José Manuel Valenzuela Arce, secretario general académico del Colef, indicó que El Colegio de la Frontera Norte y la AMC se reúnan en este tipo de actos tiene un enorme significado, “porque la Academia fue creada con el objetivo de reconocer las trayectorias de investigadores caracterizados por su creatividad y compromiso con la investigación, y con capacidad para colocar nuevas preguntas frente a los grandes desafíos que vivimos en nuestras sociedad.

“El ingreso de investigadores como Vélez-Ibáñez hacen viable una Academia con compromisos no únicamente de investigación rigurosa, que es una responsabilidad ineludible, sino con una apuesta ética dentro del trabajo que se realiza en las ciencias sociales y humanidades, y que se involucra de manera clara con los problemas, con los grandes desafíos y avatares que vivimos”.

Señaló que el nuevo miembro correspondiente es “un gran amigo de todos aquellos que se han preocupado por los asuntos fronterizos, ya veremos que la perspectiva transfronteriza del doctor Carlos lo coloca en distintos escenarios no solo geográficos, sino también en distintos lugares de interpretación de nuestras realidades con la mirada transfronteriza que le caracteriza, por eso su incorporación a la AMC es un muy merecido reconocimiento”.

Por su parte, Maríangela Rodríguez, del CIESAS, comentó que las obras de Vélez-Ibáñez describen “cómo las personas que migran con sus fondos de conocimiento sobreviven en donde no es posible sobrevivir y cómo el actor social se mueve con estos recursos y encuentra la manera de enfrentar situaciones que vistas desde una perspectiva estadística no podría verse”.

En opinión de la investigadora, el libro de Carlos Vélez-Ibáñez, Visiones de frontera, constituye la aproximación más total y completa que se ha escrito en cuanto a estudios sobre la población mexicana en Estados Unidos, por la enorme preocupación de documentar la cultura mexicana en ese país y ante la aplastante hegemonía de la cultura anglo: se remonta al análisis de las raíces culturales a partir del material arqueológico y desde ahí recrea su propia reflexión sobre la estrecha relación existente entre las culturas mesoamericanas, el norte de México y el suroeste de Estados Unidos.

“El solo encarna la interdisciplina, cruza, así como es él transfronterizo, la arqueología, literatura e historia y ve la problemática como un hecho social total, múltiple y diverso a la manera de Marcel Mauss”, dijo.

Otro libro que comentó fue La política de lucha y resistencia: Procesos y cambios culturales en el México central urbano, 1969-1974, un texto resultado de una rigurosa investigación sociológica y antropológica que pone de manifiesto la naturaleza de los complejos procesos sociales en el desarrollo de una comunidad de cuatro millones de habitantes, asentada en los restos de un lago desecado: Ciudad Nezahualcóyotl.

Rodríguez Nicholls mencionó estas dos obras porque “son seminales y de ahí han salido los hilos que ha tejido Carlos Vélez a lo largo de su obra académica. En la obra sobre Ciudad Nezahualcóyotl estudió las redes de poder, investigación en la que establece el cómo, cuándo y dónde se construye el consenso, y cómo se establecen los mecanismos de exclusión, de cooptación con una etnografía densa y rigurosa, viviendo in situ.

“La obra -indicó- es básica y fundamental para estudiar el clientelismo, un fenómeno que nos ocupa en la actualidad, que forma parte importante de la cultura política mexicana, es decir, ese trabajo tiene inferencias que permiten entender no solo a México sino a otros países que tienen esta base en su cultura política, mecanismos de mediación, caciquismo y compadrazgo que son claves en la política”.

En su investigación encontró que sus informantes en Nezahualcóyotl eran migrantes que habían estado en Estados Unidos y es así que el antropólogo empezó a pensar en la cuestión transfronteriza.