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Inflamación y cardiopatías

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/179/19
Ciudad de México, 27 de septiembre de 2019

  • Los padecimientos cardiovasculares son la primera causa de muerte en México.
  • La obesidad, la hipertensión arterial, el colesterol elevado y la diabetes son algunos de los factores que pueden provocar un infarto al corazón.
  • El 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón.

Investigador mexicano busca entender mejor las consecuencias de un infarto agudo al miocardio para saber qué se puede hacer para evitar que haya una insuficiencia cardíaca posterior.
Investigador mexicano busca entender mejor las consecuencias de un infarto agudo al miocardio para saber qué se puede hacer para evitar que haya una insuficiencia cardíaca posterior. Foto: Freepik.es

Cada año mueren 17.9 millones de personas a causa de la enfermedad cardiovascular (ECV), que incluye las enfermedades cardiacas y cerebrovasculares. Hoy en día, la ECV es la primera causa de muerte en todo el mundo y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones en el año 2030. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta un 80 por ciento de las muertes cardiovasculares prematuras, por debajo de los 70 años, se evitarían con medidas preventivas bastante sencillas.

Ante esta problemática, el doctor Rafael Bojalil Parra, exjefe del Departamento de Inmunología del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, hoy encargado del Departamento de Atención a la Salud de la UAM-Xochimilco, junto con un equipo de trabajo, desarrollan investigación útil en beneficio de los pacientes con patologías cardiacas y relacionadas.

“Actualmente estamos analizando datos de un proyecto de investigación para saber si es posible hacer un modelo pronóstico, en términos de recuperación de la función del corazón después de un infarto. Nos estamos basando en la medición de las moléculas de resolución de la inflamación, queremos ver si estas moléculas pueden informarnos sobre qué tan bien se va a recuperar un corazón después de un infarto”, explicó.

El equipo de investigación está realizando el análisis de datos obtenidos de 50 pacientes que sufrieron infarto cardiaco. Explicó que “cualquiera podría pensar que en el Instituto Nacional de Cardiología se puede conseguir una muestra mucho más grande, sin embargo, la selección de los pacientes tuvo criterios de inclusión y exclusión muy estrictos, con ciertas características como: que haya sido su primer infarto, que estuviera en ciertas zonas del corazón, que estuviera involucrada una sola arteria cardiaca y que tuvieran cierta edad, por ejemplo”.

El investigador comentó que la primera fase del estudio está completa. Y aunque ya se hizo la medición de moléculas, aún falta terminar el análisis de datos, por lo que calcula que la interpretación de la información podrá tenerse a finales de este año, “y vamos a reportar los resultados en un artículo de investigación”, dijo.

Este proyecto, como parte de una línea de investigación que se ha desarrollado en el departamento, tiene la finalidad de entender mejor las consecuencias de un infarto agudo al miocardio, más allá de saber que puede matar a la persona, “queremos saber qué pasa en el corazón de los sobrevivientes, queremos ir más allá que sólo describir si las moléculas de resolución tienen algo que ver con la recuperación de la función cardiaca, queremos ver qué podemos hacer para evitar que haya una insuficiencia cardíaca posterior a un infarto coronario agudo”.

La inflamación
Bojalil Parra, especialista en el tema de resolución de la inflamación y su papel en el desarrollo de patologías cardiovasculares, como los síndromes coronarios agudos y patología valvular, por mencionar algunas; explicó que en general las enfermedades están relacionadas con inflamación, “difícilmente encontramos enfermedades que no se relacionen con un proceso inflamatorio, y estudiarlo en el caso de las cardiopatías es importante porque no sabemos cuáles son todos los mecanismos que provocan que haya una insuficiencia cardiaca postinfarto”.

Evidentemente, añadió, tiene que ver con el tamaño del infarto, la zona cardiaca afectada por el infarto, pero también tiene que ver con los mediadores de inflamación, la anti inflamación, con la presencia de cierto tipo de células de resolución en el tejido, “entonces no es fácil identificar cuáles son los factores que llevan a la recuperación, o no, del miocardio después de un infarto. Y luego claro una vez identificados los factores, cómo se pueden contrarrestar aquellos que lleven a una insuficiencia cardiaca o cómo se puede favorecer la recuperación del tejido. Todo esto lleva años de investigación”.

Dijo que en la actualidad ya se entiende la fisiopatología de los eventos coronarios agudos, como un infarto del miocardio o la angina inestable, “pero lo que hacemos mi grupo y yo es estudiar todo este fenómeno de la inflamación crónica y la inflamación aguda superpuestas en un evento coronario agudo”.

Y los hallazgos más importantes hasta ahora nos revelan que la respuesta inflamatoria puede dividirse en tres grandes fases, la fase inicial —la fase inflamatoria como tal o proinflamatoria—, la fase subsecuente o antiinflamatoria y la tercera fase que es la que está menos estudiada en general (tiene que ver con la resolución de la inflamación y reparación de los tejidos). Cabe señalar que no necesariamente cuando termina una empieza la otra, se pueden sobreponer.

“Nosotros estamos estudiando esta tercera fase; cómo explicar, si es que hay una explicación, la evolución postinfarto de las personas, por qué unas evolucionan mejor que otras a pesar de tener afectaciones similares del tejido cardiaco. Lo que estamos haciendo es estudiar si esto depende de si tienen mejor o peor resolución de la inflamación. Aún no tenemos datos concluyentes pero la investigación parece indicar que la resolución de la inflamación, es decir, qué tan bien se resuelve la inflamación, tiene que ver con la evolución, específicamente en todo caso con la recuperación de la función del miocardio, de la función del corazón”.

Cabe señalar que Bojalil Parra trabaja con líneas de investigación de enfermedades autoinmunes, choque séptico (esta es una línea de investigación en modelos animales) y la de enfermedades cardiovasculares relacionadas con la inflamación, “también estamos trabajando con el estrechamiento de la válvula que regula el flujo sanguíneo del ventrículo izquierdo hacia la aorta, la válvula aórtica, estudiamos los procesos inflamatorios que llevan al estrechamiento de esa válvula, patología conocida como estenosis aórtica”.

Elizabeth Ruiz Jaimes

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