Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/217/17
San Luis Potosí, San Luis Potosí., 10 de octubre de 2017
Cómo mejorar la formación de los estudiantes de posgrado en diferentes áreas de la investigación científica es una de las preocupaciones de varios investigadores que han sido galardonados con el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y que entre sus responsabilidades está la formación de recursos humanos para la ciencia, la tecnología y la innovación del país.
Investigadores jóvenes con experiencia en la generación de conocimiento y otros con trayectorias consolidadas se reunieron la tarde del pasado lunes en la segunda parte del foro “Reflexiones de los Premios de la Academia sobre el estado y perspectivas de la Ciencia y la Tecnología en San Luis Potosí”, que organizó la AMC en el marco de la XXIV Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, en la que compartieron sus comentarios sobre la actualidad en sus respectivas especialidades y los trabajos que llevan a cabo.
La reunión se realizó en el Museo del Laberinto de las Ciencias y las Artes y en ella participaron Neyra Patricia Alvarado Solís (Premio Humanidades, 2008), Gelasio Salazar Anaya (Premio Ciencias Exactas, 2008), Francisco Javier González Contreras (Premio Ingeniería y Tecnología, 2012), Daniel Ulises Campos Delgado (Premio Ingeniería y Tecnología, 2013).
Los cuatro investigadores destacaron las amplias posibilidades que tienen a futuro en sus respectivos y diversos campos de estudio y de investigación, pero coincidieron en que hoy en día se requiere de nuevas maneras para formar a los jóvenes que buscan hacer carrera en el campo de la ciencia y la tecnología, entre otros aspectos que adquieren relevancia durante su desempeño como científicos, tecnólogos o innovadores.
Señalaron que los estudiantes deben ir pensando en un producto o servicio derivado de sus estudios que pueda contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas pues no todos terminarán adscritos a algún centro de investigación. No obstante, deberán dominar el idioma inglés tan bien como la lengua materna para poder salir a estudiar al extranjero, para explicar su tema de investigación, hablar en público, para redactar artículos arbitrados y para ello la universidad debe contribuir a esa formación.
“Necesitamos jóvenes con una formación académica en las distintas áreas la cual se base en propiciar su iniciativa y su creatividad”, dijo Neyra Patricia Alvarado Solís, del Programa de Estudios Antropológicos de El Colegio de San Luis, y quien realiza trabajo etnográfico de las poblaciones que habitan o circulan en el norte del país, como son los mexicaneros y los gitanos ludar.
La antropología es una disciplina que genera información sobre la sociedad, ya sea en contexto urbano, rural o en movimiento (como los gitanos ludar), lo cual permite comprender desde la etnografía de detalle las concepciones y relaciones de estas sociedades, “lo que a su vez nos da una idea de la manera en la que se pueden implementar los proyectos de políticas públicas o científicos en estas sociedades”, mencionó Neyra Alvarado.
Por tanto, consideró la investigadora, el potencial de la antropología es amplio, pero importante también lo es poder trabajar en equipo y que exista un diálogo real entre las disciplinas y con las empresas, y así determinar qué área puede aportar qué, con miras a incidir y mejorar las políticas públicas y la relación de los académicos con la iniciativa privada.
Para Gelasio Salazar, del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y quien se especializa en topología, combinatoria, probabilidad y geometría, la preocupación acerca de la formación de los estudiantes está presente en todos los campos, por lo que resulta clave definir cuánto y cómo invertir en educación, porque “un estudiante de matemáticas que se gradué de doctorado debe contar con el idioma inglés, dominar el lenguaje de la programación y tener la habilidad de trabajar en proyectos multidisciplinarios”.
Reconoció como complicado trabajar en muchas o varias áreas sin medir, cuantificar, modelar, aproximar o calcular. Es así —dijo Salazar Anaya— que el futuro de las matemáticas está asegurado, genera conocimiento que tiempo después se aplica para abordar temas de otras disciplinas; la teoría de nudos, por ejemplo, ahora se usa para el estudio del ácido ribonucleico (RNA). Las matemáticas, sin duda, se van a nutrir de muchas de las preguntas de la biología, la computación y el manejo de datos.
Y sobre la manera de fomentar la relación de la academia y la inversión privada, el matemático opinó que esta relación sería a través de definir sectores estratégicos y así atraer a las empresas.
Con una comparación sobre la producción científica que tiene San Luis Potosí inició su intervención en el foro de reflexión Francisco Javier González Contreras, investigador de la Facultad de Ciencias de la UASLP, que destacó que el 14% de la producción de artículos científicos y citas sobre física a nivel nacional provienen de la entidad, siendo este campo un referente relevante a diferencia de otras áreas del conocimiento que son poco estudiadas.
No obstante, un asunto pendiente en este rubro es lograr una mayor vinculación con el sector privado “está bien tener gente educada con habilidades especiales, al final para mover el sistema económico se tienen que crear empresas, contratar personas, ofrecer productos y eventualmente exportarlos”.
El especialista en óptica y nanotecnología tuvo oportunidad de crear su propia empresa y ha vivido las complicaciones de un investigador que quiere dar el siguiente paso: poner en el mercado un producto, por lo que una iniciativa que a su parecer puede detonar la creación de empresas es el Programa Estímulos a la Innovación en el que Conacyt apoya a quienes deseen contribuir al desarrollo de las empresas o incluso crear una. González Contreras desde 2011 ha recibido ese apoyo y ha podido aumentar la infraestructura y capacidades de la universidad, así como involucrar a sus alumnos en los proyectos.
Daniel Ulises Campos Delgado, de la Facultad de Ciencias de la UASLP, abonó a la reflexión la importancia de que los alumnos sepan trabajar en equipo y no solo con sus pares, sino con personas de otras áreas, lograr hacer aportaciones multidisciplinarias y generar una vinculación real con la industria pues hay enormes oportunidades de desarrollo aún no exploradas.
El ingeniero electrónico, especialista en desarrollo de algoritmos para procesar información en áreas como telecomunicaciones y diagnóstico de sistemas, indicó que hay mucho ingenio en la comunidad científica en México, pero está muy diversificada. “Es importante tener líneas estratégicas de desarrollo que deben venir de un planteamiento del gobierno y de la comunidad para establecer programas”, dijo y agregó “que el investigador debe aprender a salirse de lo conocido y tener la voluntad de intentar algo totalmente nuevo, como pasar de la investigación básica a la vinculación”.
Noemí Rodríguez y Luz Olivia Badillo.
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