Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/036/19
Ciudad de México, 20 de febrero de 2019
Los estudios bibliotecológicos, que son aquellos que incluyen aspectos como la organización, conservación, descripción y la clasificación de la información contenida en diferentes soportes documentales, los flujos de información en las organizaciones y el estudio de las instituciones en donde esta se alberga, son necesarios porque la sociedad requiere de profesionales que hagan accesible la información para los diferentes ciudadanos que la necesitan.
El doctor Juan José Calva González, del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI) de la UNAM, ha enfocado su investigación en los usuarios de la información (por ocupaciones, por edades o disciplinas conformados en comunidades especificas), así como en sus necesidades informativas, que pueden ser definidas como “la carencia de conocimiento e información sobre un fenómeno, objeto, acontecimiento, acción o hecho que tiene una persona, razón por lo cual se coloca en un estado de insatisfacción que lo motiva a presentar un comportamiento para buscar la satisfacción de esas necesidades”.
El investigador, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que los estudios de usuarios son una parte esencial de la investigación bibliotecológica, ya que la información se organiza y conserva en algún soporte con el fin de que sea utilizada por el usuario.
De ahí, continuó, que realizar estudios de usuarios puede permitir delinear los perfiles de comunidades sociales para satisfacer sus necesidades de información. También “establecer o diseñar un marco teórico que lleve a la formación de modelos que expliquen, y en algún momento puedan predecir, el comportamiento informativo en la búsqueda de información de determinadas comunidades de usuarios”.
Para investigar a los usuarios, sus necesidades de información y su comportamiento informativo, el doctor en ciencias de la información por la Universidad Complutense de Madrid, España, emplea tanto un acercamiento directo como uno indirecto, en el primero acude a las comunidades y en el segundo las estudia a través de los rastros que dejan cuando usan la información o cuando la buscan.
Entonces, “podemos utilizar metodologías cuantitativas, cualitativas y una complementación de ambas. Lo relevante es que cuando estudiamos diversas comunidades nos damos cuenta que no son iguales, tienen diferentes necesidades de información y diferentes comportamientos”, explicó Calva González.
Con el trabajo que el miembro de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, A.C. ha realizado, se ha podido identificar que existen algunas causas que llevan a los usuarios a enfrentar una carencia o una necesidad de información, una de ellas es que desconocen cómo y en dónde buscarla.
Una experiencia con adolescentes
El investigador ha trabajado con diversos usuarios, entre ellos algunas comunidades de adolescentes, investigadores/docentes, indígenas, geógrafos, vitivinicultores. En el caso de los adolescentes de la Ciudad de México, “se trata de una comunidad que no ha sido estudiada, y encontramos aspectos interesantes, por ejemplo, que geográficamente sus necesidades de información van cambiando, aunque todos presentan inquietudes similares”.
El estudio de la comunidad de adolescentes se realizó con alumnos de secundaria (de 12 a 15 años) de las 16 alcaldías de la Ciudad de México durante los meses de mayo y junio de 2008, con el fin de encontrar cuáles son las necesidades informativas de los estudiantes de acuerdo con sus intereses personales o independientes de las tareas de la escuela, para lo que se aplicaron encuestas.
Entre los resultados está que en 8 de las 16 alcaldías la necesidad de información sobre música se ubicó en primer lugar en: Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Miguel Hidalgo, Tlalpan y Xochimilco. Mientras que en 6 de las alcaldías los adolescentes presentaron necesidades de información acerca de sexualidad, métodos anticonceptivos y métodos preventivos de infecciones de transmisión sexual, estas fueron en Iztapalapa, Venustiano Carranza, Benito Juárez, Coyoacán y Magdalena Contreras, Azcapotzalco.
En las dos alcaldías restantes las necesidades de información de los jóvenes fueron sobre futbol (Milpa Alta) y videojuegos (Tláhuac).
En cuanto a las fuentes de información que usan los adolescentes de 12 a 15 años de la Ciudad de México están libros, biblioteca escolar, biblioteca pública, maestros, padres e Internet. En el caso del libro como fuente de información, es usado frecuentemente en casi la mitad de la población estudiada. Internet como recurso de información frecuentemente es usado por los adolescentes en diez delegaciones y algunas veces en las seis restantes.
Acerca de qué se puede hacer con datos sobre las necesidades de información, Calva González dijo que su relevancia radica en que de esta manera las bibliotecas u otras unidades de información pueden responder de mejor forma a las necesidades de sus usuarios. En el caso de este estudio, “Necesidades de información y comportamiento en la búsqueda de información de los adolescentes”, se entregó, en su momento, tanto el documento impreso como el electrónico a los responsables de la coordinación de las bibliotecas de la Ciudad de México.
Noemí Rodríguez González.
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