Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/077/16
Ciudad de México, 5 de abril de 2016

• Se reúnen autoridades, colegas, discípulos, familiares y amigos para recordar al investigador veracruzano y reconocer su obra y aportaciones a la ciencia.

El señor Antonio Adem Chahín, y los doctores Víctor Mendoza Castro, Luis Felipe Rodríguez, Jaime Urrutia, Octavio Novaro, Federico Graef y Alfredo Ruiz, en la mesa redonda de homenaje póstumo a Julián Adem Chahín, realiazado en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
Foto: AMC/Elizabeth Ruiz Jaimes.
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La trayectoria de Julián Adem Chahín se distingue por su calidad y compromiso; es una carrera académica con importantes contribuciones a la investigación, a la docencia y a la creación de infraestructura, resaltó Jaime Urrutia Fucugauchi, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), durante el homenaje póstumo al creador del modelo termodinámico del clima, herramienta científica que ha contribuido al estudio de los huracanes, el pronóstico del tiempo, así como del calentamiento global y otros fenómenos meteorológicos.

Expuso que el científico desde el comienzo de su trayectoria se caracterizó por haber tenido una visión muy amplia de la ciencia, mostrando no solo gran capacidad para integrar diferentes áreas de conocimiento, sino hacerlo, además, con una visión a largo plazo, que se vio reflejada en la creación por ejemplo, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, después de haber dirigido el Instituto de Geofísica.

“El modelo termodinámico del clima es una de las contribuciones fuertes de Julián, una simulación numérica en un problema que tiene una física muy interesante y que él comenzó a estudiar con los vórtices de los huracanes y luego la extendió de forma atractiva. Ahora que hay mucho interés en el sistema climático se puede de manera sencilla apreciar lo que representan los modelos termodinámicos del clima, una de las partes esenciales para entender el sistema climático y su predicción”, dijo Urrutia.

En el auditorio “Julián Adem Chahín” del CCA se llevó a cabo el homenaje póstumo al ingeniero, geofísico, matemático y profesor que nació en Tuxpan, Veracruz en 1924 y murió en la Ciudad de México en 2015. Al evento, organizado por El Colegio Nacional y el CCA, asistieron autoridades de la UNAM, colegas, discípulos, familiares, estudiantes y amigos.

Jaime Urrutia también reconoció la capacidad que tuvo Julián Adem para mantener una producción científica con un alto nivel de calidad y a la vez ser un buen administrativo, “una labor complicada que hizo de manera espléndida, conjuntar la capacidad de crear instituciones es una cualidad, la que más me atrae de él, pues lograba mantener a la par la investigación con su trabajo administrativo, y sus frutos los podemos ver y estarán por varios años más. Es una figura, con una presencia que uno piensa que debería ser uno de los pilares, de los líderes que debemos tener en esta Universidad. Su vida y trayectoria son legado que se reconoce con este homenaje”.

El modelo termodinámico de clima que se ha aplicado en México, Estados Unidos, Japón, China y algunos países de Europa, es un modelo que comenzó a idear Julián Adem en los años cincuenta, cuando el meteorólogo estadounidense Gustaf Rossby propuso a su colega mexicano investigar el movimiento de un vórtice ciclónico. “La solución que dio Adem es matemáticamente elegante, físicamente consistente, y lo que encontró es que los vórtices ciclónicos tienen un movimiento natural hacia al noroeste, es un trabajo pionero muy ampliamente citado en la literatura de la atmósfera”, señaló por su parte el investigador René Garduño. A partir de su hallazgo, la producción científica y académica de Julián Adem fue imparable y se publicó en revistas nacionales e internacionales. Sus principales aportes se registraron en las décadas de los años sesenta y setenta, se resaltó en el video de presentación que preparó el CCA sobre el investigador homenajeado.

Aportaciones científicas vigentes
En el acto, William Lee, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, reconoció que “es un orgullo para la Universidad tener la contribución de personajes como el doctor Adem (…), la comprensión y el estudio de fenómenos atmosféricos tiene una relevancia muy importante por su relación con muchas áreas y en particular con el cambio climático.

“Estamos en una situación en la que todo lo que hacemos como sociedad tiene un impacto en el entorno cercano y a nivel global. Basta con ver los muy recientes acontecimientos locales respecto a la calidad del aire en la Ciudad de México, por eso creo que este Centro de Ciencias de la Atmósfera, obra del fundador, debe jugar un papel de liderazgo cada vez más importante en los estudios atmosféricos en el país y a nivel internacional”.

Telma Castro Romero, directora del CCA, destacó el papel de Julián Adem en la creación de infraestructura para la ciencia y formación de recursos humanos que consolidaran los centros de investigación e institutos formados. “Tuvo participación directa en la creación de la Unión Geofísica Mexicana, la licenciatura en Ciencias Atmosféricas de la Universidad Veracruzana, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, la revista Geofísica Internacional, la revista Atmósfera y el Centro de Ciencias de la Atmósfera”.

Por su parte, el radioastrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge, en su calidad de presidente en turno de El Colegio Nacional, fue el primero en rememorar algunos de los episodios de su vida con el geofísico homenajeado. Señaló la única coincidencia que se ha dado en la historia de esa institución: que dos hermanos sean miembros, por “José Adem Chahín, el matemático más importante de México de la segunda mitad del siglo XX, y Julián Adem Chahín, el meteorólogo también más importante de ese periodo”.

Le conoció cuando fue director del Instituto de Astronomía de la UNAM en las reuniones del Consejo Técnico de la Coordinación de la Investigación Científica: “Ahí el doctor Julián Adem siempre me impresionó y admiré su actitud inteligente, su actitud conciliadora, siempre viendo por el bien de la universidad, no por el bien personal y aprendí mucho de él. Siempre pensaba en el bien del país”.

Octavio Novaro, miembro de El Colegio Nacional, así como de la AMC, al igual que los hermanos Adem Chahín y Rodríguez Jorge, recordó que conoció a Julián y José cuando entró a la Facultad de Ciencias de la UNAM, que estuvo presente en las conferencias donde Julián hablaba de sus programas para medir el clima, “mi recuerdo de esa época es que tenía a dos gigantes como maestros, era imponente platicar con ellos”.

Señaló que haber tenido tan buenos profesores le hizo preguntarse ¿qué me está dando la vida con estos maestros extraordinarios?, porque eran de esos “que se entregaban a formar vocaciones, fue con esos maestros que se formó esta carrera científica que ahora nos permite hablar de los grandes mentores que nos guiaron a instituciones como este Centro que tanto le debe a Julián Adem”.

Otro de los científicos que participó en la mesa redonda de homenaje fue Federico Graef, recién nombrado director adjunto de Desarrollo Regional del Conacyt, quien habló de sus experiencias y vivencias como estudiante de Julián Adem. Dijo que conoció al investigador en los años ochenta, cuando terminaba la carrera y quería estudiar un posgrado sobre oceanografía.

Para Graef, Julián fue una persona de gran visión y lo demostró con el modelo de termodinámica del clima; fue pionero, artífice y partícipe de la creación del Cicese, el más grande centro del sistema de centros de investigación del Conacyt. “Fue una persona clave para esta institución, ya que el Cicese nació como parte de un proyecto del Instituto de Geofísica, cuando él era su director, con el objetivo de estudiar ciertas características del Golfo de California y la Península de Baja California. Fue de los pioneros en establecer la ciencia en México”, destacó.

Alfredo Ruiz-Barradas, investigador asociado del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Maryland, convivió con el doctor Adem y compartió las vivencias que tuvo con el investigador como su alumno de maestría, trabajando con él en su grupo de investigación Teoría del clima, y a distancia cuando se fue a estudiar el doctorado. Relató que era una figura que se imponía por su manera de hablar y de moverse “pero sobre todo, sobresalía su sencillez y su respeto hacia las demás personas”.

El relato familiar
Las anécdotas de la adolescencia y juventud de Julián Adem corrieron por parte de su hermano Antonio, quien lo describió como una persona que siempre sobresalió en los estudios desde muy pequeña edad. Mencionó que gustaba del voleibol, natación, pesca y pintura. “La preparatoria la hizo en un año, obtuvo la primera beca que se dio en Tuxpan para estudiar la universidad en la Ciudad de México, donde cursó dos carreras de manera simultánea, ingeniería civil y matemáticas, y ambas las terminó en la mitad de tiempo de lo que se contemplaba en los planes oficiales”.

De pequeño, recordó, prefería la lectura en lugar de salir a jugar como todos los niños. “Se leyó completa la enciclopedia Práctica Jackson y la serie de libros El tesoro de la juventud. Le sirvieron tanto que ponía en aprietos a los maestros. En la secundaria fundó una revista en la que varias personas escribían sus artículos, él la dirigía, formaba e imprimía. Era una persona con mucha iniciativa, ingenio y era muy constante. Lo quisimos mucho y disfrutamos mucho su presencia”.

En tanto, Víctor Mendoza, discípulo de Julián Adem e investigador en el CCA, destacó que la última noticia que le pudo dar al doctor, “quien ya estaba muy cansado” fue decirle que ya estaba funcionando el modelo termodinámico global, “un gran anhelo para Julián Adem, ya que abre las expectativas de analizar el clima de manera simplificada como él lo veía”.