En el mensaje con motivo de mi toma de posesión como presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), señalé mi convicción de que la AMC debe ser una instancia de diálogo, de mirada a largo plazo y de búsqueda de acuerdos entre la comunidad académica, la sociedad y los Poderes de la Unión.
También señalé los que a mi juicio son algunos de los problemas cruciales que hay que enfrentar para garantizar el avance científico y tecnológico en el país. Entre ellos está el rezago en la inversión pública y privada; el insuficiente número de investigadores; la escasa vinculación entre la academia y el sector productivo; la balanza tecnológica desfavorable, en la que México se encuentra en franca desventaja frente al exterior; la falta de aprovechamiento del gran potencial de talento y conocimiento, que con gran esfuerzo y durante décadas se ha construido en nuestro país; y la preocupante falta de reconocimiento por parte de la sociedad del trabajo que desarrollan sus científicos y tecnólogos.
Los cambios toman su tiempo y a un año de distancia, puede decirse que casi todos esos problemas siguen vigentes. Hay sin embargo, una gran diferencia, un contexto diferente. A lo largo de este 2013 se han abierto nuevos caminos y han surgido señales que permiten vislumbrar la posibilidad de un cambio real. Hoy nos encontramos ante un nuevo escenario, que de mantenerse, representa una base firme para la expansión de las capacidades científicas y tecnológicas en México.
En la construcción de este nuevo panorama, que es aún incipiente pero muy esperanzador, es indispensable reconocer que un elemento clave ha sido la posibilidad para establecer acuerdos y generar consensos con todos los sectores involucrados en el desarrollo de la CTI: el gobierno de la República, la comunidad científica, el sector privado y el respaldo de la sociedad civil.
II. El nuevo escenario
El primer ejercicio de consenso se inició con la elaboración del documento denominado “Hacia una Agenda Nacional en CTI”, que es el resultado de un esfuerzo de concertación sin precedentes, donde participaron más de 60 instituciones académicas y empresariales convocadas por el doctor José Narro, Rector de la UNAM. Hoy es un documento fundamental, de referencia para el sector. Fue entregado en la segunda mitad del año pasado al Presidente Peña Nieto y a los otros Poderes de la Unión, así como a los Congresos locales y a los Gobernadores de los Estados de la República. Es de subrayar la respuesta inmediata del titular del Poder Ejecutivo quien se comprometió a incrementar los recursos de manera escalonada, hasta alcanzar el 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018.
De igual manera, se iniciaron cambios encaminados a consolidar el Sistema, como la creación de una Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación en la Oficina de la Presidencia de la República, al frente de la cual fue nombrado el doctor Francisco Bolívar reconocido investigador y ex presidente de nuestra Academia; y el fortalecimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que encabeza ahora el doctor Enrique Cabrero, representante muy destacado de las ciencias sociales en México y miembro activo de la AMC.
En el Poder Legislativo también se ha dado una intensa labor. La Cámara de Diputados aprobó el presupuesto de egresos enviado por el Ejecutivo, con una asignación este año de más de 70 mil millones de pesos, también se han aprobado por las Comisiones de Ciencia y Tecnología de las Cámaras de Diputados y de Senadores las primeras reformas legales para fortalecer al sistema de CTI, como las orientadas a impulsar la divulgación de la ciencia y para avanzar en la equidad de género, esta última ya publicada en el Diario Oficial de la Federación.
De igual manera, en varias entidades federativas se han dado importantes pasos para fortalecer al sector, como lo ejemplifica el establecimiento de las Secretarías de Ciencia, Tecnología e Innovación de los Estados de Morelos, Jalisco y del Distrito Federal.
Adicionalmente, y como una acción complementaria a estas iniciativas, la Academia con el apoyo de CONACyT y las Cámaras de Senadores y de Diputados, coordinó la iniciativa denominada Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, la cual constituyó una acción novedosa que hizo posible que se escuchara por primera vez la voz de la ciudadanía en la construcción de una sociedad del conocimiento. La iniciativa representó un ejercicio de participación ciudadana que permitió a la población expresar su opinión sobre los principales problemas que enfrenta nuestra nación y que requieren el concurso de la ciencia y la tecnología. La consulta abarcó a todos los estados de la República y tuvo la participación de más de 180 instituciones de todo el país, pertenecientes a los sectores académicos, gubernamentales, de la sociedad civil y empresas.
Se incluyeron 10 de los retos más importantes que debe afrontar México para fortalecer su desarrollo sustentable, como son: Agua, Medio Ambiente, Educación, Seguridad Alimentaria, Energía, Salud Pública, Cambio Climático, Salud Mental y Adicciones, Investigación Espacial y Migración. Respondieron a esta convocatoria cerca de 150 mil personas. El informe final de esta iniciativa será dado a conocer en breve.
Otro ejercicio que ilustra la participación de la comunidad científica en este proceso, es el proyecto “Hacia dónde va la ciencia en México: un análisis para la acción”, que organizan conjuntamente la AMC, el CONACyT y el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia. Se trata de una iniciativa cuyo objetivo es examinar las principales tendencias y avances de la ciencia en México, a fin de detectar áreas de oportunidad para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país. Se han organizado más de 66 Mesas Redondas para contribuir a la planeación de las actividades de investigación y para ayudar en la definición y elaboración de las políticas públicas. En todos los casos se invitaron a expertos de todo el país lo que ha permitido contar con una visión integral de los nichos de oportunidad que tienen la ciencia y la tecnología en México.
Aún más recientemente, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico ha iniciado una serie de reuniones con expertos para identificar y discutir en torno a los temas estratégicos de CTI que están en las agendas de las comunidades de los tres sectores, del Pacto por México y de los gobiernos federal y estatales.
De forma paralela, la AMC ha participado activamente en los Foros de Consulta para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. La Academia ha presentado en ellos algunas de las de las principales propuestas de la comunidad científica mexicana, las cuales quedaron incluidas en el documento final y que define las bases del programa de gobierno en este sexenio.
Es relevante destacar que las políticas de CTI en el Plan Nacional de Desarrollo, están incorporadas en el capítulo titulado: “México con Educación de Calidad” que encabeza la Secretaría de Educación Pública cuyo titular es el licenciado Emilio Chuayffet. Esta inclusión seguramente permitirá que se aproveche la vasta experiencia de la comunidad científica mexicana en el mejoramiento de la calidad educativa en todos los niveles, desde el básico hasta el posgrado.
Todo lo anterior muestra que estamos iniciando una nueva etapa, en la cual, si se mantienen los esfuerzos de todos los sectores, podrán sentarse las bases para que México use de forma eficiente a la ciencia y la tecnología como herramientas transformadoras, como una base sólida para consolidar un desarrollo innovador y sustentable.
III. Los recursos para ciencia, tecnología e innovación
Entre los cambios más importantes de esta nueva etapa, destaca sin duda el compromiso para alcanzar el 1 por ciento del PIB. Este propósito ha sido planteado con toda claridad y en diversas ocasiones por el presidente de la República y ha quedado plasmado tanto en el Pacto por México como en el Plan Nacional de Desarrollo y además se ha visto reflejado en el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año.
Lo primero, entonces, es reconocer y agradecer públicamente la decisión tomada por el gobierno de la República, pues recoge no solo una de las aspiraciones que ha sido planteada desde hace varios lustros por la comunidad científica mexicana, sino además muestra sensibilidad y comprensión sobre el papel que juegan la ciencia, la tecnología y la innovación en el mundo actual. La experiencia mundial revela que la inversión en estos rubros está asociada directamente con el progreso económico y el nivel de vida y bienestar de la población.
Lo segundo es, como ya hemos mostrado, dejar claro el compromiso que han asumido los miembros de la comunidad científica, quienes están y han estado trabajando en la elaboración de proyectos específicos para la agenda nacional de CTI. Las iniciativas siguen su curso y sus frutos se verán reflejados en el corto y mediano plazos.
El tercer punto que debe ponerse sobre la mesa es el relativo a las asignaturas pendientes que tiene el Sistema. Hemos avanzado en algunos puntos fundamentales, pero aún hace falta mucho trabajo, especialmente en la parte relativa al desarrollo de la innovación. En los países industrializados, este rubro absorbe más del 50 % de los presupuestos de CTI y requiere de la convergencia del interés y actuación de los sectores empresariales, académicos y gubernamentales. Los montos requeridos para activar y mantener competitivo este rubro son muy altos y los estímulos a la innovación en las empresas, que ya se han practicado en nuestro país, representan una fracción muy pequeña del total necesario. De hecho, el total de la inversión actual del Gobierno Federal en CTI resultaría insuficiente si el tamaño de nuestro sistema de innovación fuera equivalente al tamaño de la economía del país. En otras palabras, el gasto en proyectos de innovación en México, el cual, como lo muestra la experiencia mundial, debe provenir del sector privado. En nuestro país, la inversión de este sector privado se encuentra en un nivel muy por debajo de lo deseable.
Resulta claro entonces que la meta con la que se ha comprometido el gobierno de la República, debe acompañarse de un esfuerzo semejante por parte del sector productivo y empresarial. Esto, definitivamente, es lo que impulsará el desarrollo de las nuevas tecnologías y la innovación en México. Es importante destacar este aspecto, pues es justo en este rubro en el que puede apreciarse un mayor rezago y donde se deben enfocar varias acciones y aplicarnos como corresponde a un Sistema maduro y responsable.
IV. Consideraciones finales
En el inicio del año académico que hoy nos reúne, queremos refrendar el compromiso que hicimos hace un año. En aquel momento el panorama era poco claro, incluso algo sombrío, pero éramos optimistas y nos propusimos jugar un papel activo para representar a la comunidad científica ante la sociedad y el Estado. Hoy estamos viviendo una nueva etapa caracterizada por la aparición de consensos y signos alentadores, así que ratificamos con más entusiasmo nuestro compromiso para realizar acciones concertadas para fortalecer al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación en México.
Muchas gracias.
Mensaje del presidente de la Academia Mexicana de Ciencias en la ceremonia con motivo del inicio del LIV año académico, realizada el 20 de junio en el Auditorio Galileo Galilei. El título es de la redacción.
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