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ESTUDIAR COMPORTAMIENTO DE LOS MONOS AULLADORES, NECESARIO PARA SU CONSERVACIÓN

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/054/16
Ciudad de México, 7 de marzo de 2016

  • Analizar las interacciones entre comportamiento, reproducción, sobrevivencia y atributos del hábitat, puede aportar recomendaciones útiles para la conservación de los monos aulladores, señala el doctor Pedro Dias, de la Universidad Veracruzana.
Mono aullador negro macho. Foto de Ariadna Rangel Negrín en La conservación de los primates en México (2011).
Mono aullador negro macho. Foto de Ariadna Rangel Negrín en La conservación de los primates en México (2011).
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Los monos aulladores dependen de los árboles para poder vivir y la degradación del hábitat es el proceso que mayor impacto tiene sobre estos primates, ya que disminuye la disponibilidad de alimento –tanto en cantidad como en calidad– modifica la estructura poblacional (el número de individuos en diferentes categorías de sexo y edad), altera la forma en la que los individuos reparten su tiempo entre diferentes actividades y limita la expresión de sus comportamientos sociales.

Acerca del impacto de la degradación de los hábitats sobre los monos aulladores, los resultados del trabajo de investigación del doctor Pedro Dias, de la Universidad Veracruzana (UV), indican que este primate es más resistente a la degradación que otras especies de primates y mamíferos, “probablemente porque son capaces de mantener ciertos elementos de su estrategia de forrajeo en los hábitats degradados. Sin embargo, en comparación con los hábitats conservados, la sobrevivencia de las crías es menor en condiciones degradadas, provocando un crecimiento poblacional menor”.

Lo anterior sugiere, como una posibilidad, que los grupos de monos aulladores que viven en condiciones de degradación están compuestos por individuos adultos que nacieron y crecieron cuando las condiciones ambientales no eran tan adversas, o que llegaron desde hábitats no degradados. En la actualidad, estos adultos sobreviven gracias a su flexibilidad conductual; por ejemplo, aunque los monos aulladores tienen una dieta compuesta por hojas y frutos –y parecen preferir los frutos cuando están disponibles– en los hábitats degradados donde hay menos frutos incluyen en su dieta solamente hojas durante periodos largos.

En cuanto a las crías, durante sus primeros meses de vida, dependen exclusivamente de la lactancia, “nosotros especulamos que la calidad de la leche de las madres que tienen dietas sub-óptimas (en hábitats degradados) es menor, reduciendo la sobrevivencia de las crías. Y es nuestra intención seguir investigando estas interacciones entre comportamiento, reproducción, sobrevivencia y atributos del hábitat, y así aportar recomendaciones útiles para la conservación de estos animales”.

La modificación y la destrucción de los bosques tropicales conllevan a la degradación de los hábitats en donde viven los primates, lo que con frecuencia imposibilita su sobrevivencia. Cuando esto ocurre, la translocación (captura de animales y liberación en una nueva área) puede ser una estrategia de conservación útil; sin embargo, a pesar de que estos rescates resuelven de manera inmediata el problema, pocas veces se ha cuantificado el impacto que la translocación tiene en el comportamiento o en la salud de los primates.

En este sentido, el doctor Pedro Dias, junto con su grupo de investigación, integrado por los investigadores Ariadna Rangel Negrín y Domingo Canales Espinosa, así como por estudiantes de grado y posgrado, ha demostrado que con el movimiento de los monos aulladores, de un hábitat degradado a uno conservado, la condición física de estos primates mejora y también presentan niveles de estrés fisiológico menores.

“Por otra parte, hemos comparado el comportamiento de individuos durante las diferentes etapas del proceso de translocación. Por ejemplo, comparamos la frecuencia de interacciones sociales de los mismos individuos cuando vivían en un hábitat muy pequeño y perturbado, cuando estuvieron en cautiverio en una etapa de monitoreo clínico, y cuando fueron liberados en un nuevo hábitat conservado”.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en las selvas del sureste del país, de las cuales se ha perdido y degradado cerca de 77% de su cobertura original, habitan el mono aullador negro, Alouatta pigra, y el mono aullador de manto mexicano, A. palliata mexicana.

Estudio no-invasivo de comportamiento
Al contrario de otras especies de primates más conocidas, como los chimpancés o los monos capuchinos, que frecuentemente se acicalan, juegan o se agreden, los monos aulladores están gran parte del día inactivos como parte de una estrategia de ahorro energético vinculada a su dieta y aparato digestivo. Por esta razón, muchas veces son considerados “aburridos” y su comportamiento social ha sido poco estudiado.

Aunque el comportamiento social pueda ser más sutil en los monos aulladores que en otros primates, se puede observar y cuantificar. De ahí que para entender el comportamiento de los monos aulladores, el doctor Dias, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, incorpora en sus estudios diferentes niveles de análisis, entre los que se encuentra el de los mecanismos inherentes a la expresión de la conducta, el del desarrollo de la conducta, el de la ventaja selectiva que la expresión de una conducta otorga a los individuos, y el de la historia evolutiva de una conducta.

“Estudiamos el comportamiento de los monos aulladores, principalmente de manera no-invasiva, a través de la observación directa de los individuos en su hábitat natural. De esta forma hemos investigado cómo reparten su tiempo entre diferentes actividades, su dieta y sus interacciones sociales”, explicó el investigador del Instituto de Neuroetología de la UV, quien también ha incluido el monitoreo endócrino (no-invasivo) para explorar los mecanismos hormonales de los comportamientos que se pueden observar en los monos aulladores, en especial de las estrategias que machos y hembras emplean para maximizar su éxito reproductivo.

“En colaboración con Ariadna Rangel, también investigadora del Instituto de Neuroetología, hemos estudiado la relación de las hormonas con algunos comportamientos, tal es el caso de la competencia sexual entre machos. Estos estudios están basados en una aproximación no-invasiva, por lo cual realizamos las mediciones hormonales en muestras (orina y/o heces) que son colectadas sin necesidad de capturar a los individuos”.

Noemí Rodríguez González.

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