Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/009/13
México, D.F., 7 de enero de 2013
A pesar de los avances recientes en la ampliación de la infraestructura del agua potable en México, el abastecimiento equitativo en cantidad suficiente y de buena calidad aún son las dos principales demandas que muestran los resultados de estudios sobre los conflictos sociales en torno a este recurso, dijo María Luisa Torregrosa, coordinadora del “Reto Agua” en la Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, quien calificó como “signo de inequidad” la falta de acceso al líquido en varias localidades del país.
La también presidenta de la Red de Agua de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dijo que para asegurar el abasto de agua potable a toda la población, como lo propone el Reto (puede verse en www.agendaciudadana.mx), es necesario entender que las necesidades son distintas en el país y, por ende, se deben proponer soluciones acordes con la problemática regional y local.
En principio, aseguró, las condiciones son diferentes para la población urbana -que representa el 77% del total- a la rural, que conforma el 33% restante y comprende poco más de 180 mil localidades de menos de 2 mil 500 habitantes.
“El tema en las ciudades es la calidad del agua y la distribución equitativa del recurso; hay una disparidad muy grande en la cantidad de líquido que recibimos”. Por otro lado, “también sabemos de los problemas que existen para hacer una extracción y distribución sustentable; la mayor parte del agua que satisface las necesidades urbanas se extrae de los acuíferos -aunque la mayor parte del volumen se usa en el sector agrícola- y ya hay zonas del país altamente deterioradas”.
A lo anterior se le suman las sustanciosas pérdidas del líquido por fugas en la red de distribución y a los altos costos energéticos que implica llevar el agua a las grandes urbes desde lugares lejanos. Es por esto que ya se han elaborado algunas propuestas de modelos de abasto y distribución del agua mucho más sustentables para las ciudades, como el de la doctora Blanca Jiménez -actual vicepresidenta de la AMC-, que habría que considerar, recomendó.
En cambio, en el ámbito rural y periurbano “la población está localizada en pequeñas localidades que viven en condiciones muy lamentables, probablemente muy dispersas unas de otras, y que tienen problemas muy serios para acceder al agua”. Ahí, la solución no puede generarse con la lógica distributiva de las grandes urbes, dijo la especialista, “lo que nosotros proponemos es la cobertura universal pensando no solamente en los modelos urbanos sino también en los modelos para las pequeñas comunidades”.
La coordinadora comentó que una de las cuestiones que más inquieta al grupo de investigadores que encabeza es que el análisis de la gestión y el manejo de los recursos hídricos, particularmente el acceso y gestión al agua domiciliaria, se ha enfocado a los sistemas tecnológicos y organizativos formales y legales, “no se ha ahondado en las posibles relaciones que se establecen entre las distintas instancias y agentes que median el acceso al agua en las pequeñas localidades y en las zonas marginales o periurbanas. Tampoco en las prácticas informales e ilegales que se dan y se han constituido en dinámicas comunes de acceso de la población a los servicios”.
En esas zonas, comentó, la gente resuelve el problema de varias maneras: sea caminando kilómetros hacia alguna fuente y cargándola hasta sus hogares, acopiándola de la lluvia, armando pequeñas represas, canalizándola a través de mangueras o colocando bombas de agua.
“Todo este reservorio de conocimiento requiere ser objeto del conocimiento científico y es, además, un capital humano grandísimo que tenemos en el país pues suelen sustentarse en redes de cooperación y solidaridad que resuelven el problema”. En este contexto, habría que hacer una revisión legislativa para que se dé cabida y se fortalezcan las capacidades de esas formas de organización que ya pre-existen”.
De acuerdo con la coordinadora del “Reto Agua” de la Agenda Ciudadana, uno de los primeros pasos para abordar este desafío es, por un lado, sistematizar todas las experiencias existentes a nivel nacional e internacional, profundizar en cómo se resuelven e identificar los sitios donde se ha logrado resolver el problema de manera eficiente. Por el otro, se necesita construir experiencias, situaciones experimentales en condiciones reales para resolver el problema del abasto de agua y de drenaje en las comunidades rurales y periurbanas.
“Si la gente vota por este Reto es porque hay algo sobre la cobertura universal y equitativa del agua que les hace sentido. Para mí, lo más importante primero es desentrañar qué significado tiene este voto para la gente”.
Alejandra Monsiváis Molina y Fabiola Trelles Ramírez
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