Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/009/15
México, D.F., 13 de enero de 2015
La osteoporosis es la enfermedad del hueso más frecuente y es considerada un problema de salud pública, ya que el envejecimiento es uno de los factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad silenciosa y asintomática y cuyo diagnóstico, generalmente, se realiza después de la primera fractura.
El estudio Latin American Audit: Epidemiología, Costos e Impacto de la Osteoporosis 2012 de la Fundación Internacional de Osteoporosis -IOF, sus siglas en inglés-, reporta que en Latinoamérica se registra un aumento de la población de edad avanzada, por lo que las enfermedades crónico-degenerativas aumentarán considerablemente, entre ellas la osteoporosis.
El estudio que fue presentado por la IOF en cooperación con las sociedades médicas de 14 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela), señala que el porcentaje actual de personas mayores de 50 años es del 13% al 29%, y para el año 2050 incrementará en los diferentes países latinoamericanos entre 28% y 49%.
Además, se prevé un aumento de 280%, entre 2011 y 2050, en el porcentaje de personas con 70 años o más. En lo que respecta al promedio de esperanza de vida para la región, éste será, en el 2050, de 80 años. Por lo anterior, se considera que las fracturas por fragilidad de los huesos y la osteoporosis aumentarán.
Epidemiología de las fracturas
A lo largo de la vida de una persona se lleva a cabo de manera constante la formación ósea (osteogénesis) y la destrucción ósea (resorción). Durante la infancia y la adolescencia, la osteogénesis tiene un ritmo mayor que la de resorción, y los huesos se vuelven más grandes; en cambio, a partir de los 50 años la pérdida de hueso es mayor a la formación del mismo.
La osteoporosis se caracteriza por la disminución de la masa ósea (cantidad de minerales – calcio y fósforo– que contiene cierto volumen de hueso), y por un deterioro en su microarquitectura, lo que trae consigo un incremento en la fragilidad ósea y con ello la susceptibilidad a fracturas.
En la mayoría de los casos, la primera manifestación clínica de la osteoporosis son las fracturas. Estudios epidemiológicos de la osteoporosis describen la frecuencia y características de las fracturas. “Conocer el número de fracturas permite proyectar cuántas se van presentar en nuestra población y hacer un cálculo de la carga de la enfermedad, la cual se traduce en los costos para el sector salud y las afectaciones en la calidad de vida del paciente”, dijo la doctora Patricia Clark, de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”.
En los estudios epidemiológicos, la fractura mejor caracterizada es la de cadera debido a que es fácil de cuantificar porque los pacientes llegan a los hospitales para recibir tratamiento. En el artículo Incidence rates and life-time risk of hip fractures in Mexicans over 50 years of age: a population-based study, los investigadores, incluida Clark, documentaron los riesgos de la probabilidad de fractura de cadera después de los 50 años. En México se reporta que una de cada 12 mujeres y uno de cada 20 hombres tendrá una fractura de cadera en lo que le reste de vida. Aunque virtualmente cualquier hueso puede fracturarse, otros sitios característicos son: las vértebras, la pelvis, el antebrazo, el humero y el tobillo.
Los pronósticos de las fracturas de cadera en nuestro país, de acuerdo con los resultados del estudio de proyecciones para el año 2050, publicado por el mismo grupo de investigadores, muestran que habrá un incremento de hasta un 40% de este tipo de fractura.
Factores de riesgo
Los estudios epidemiológicos de la osteoporosis permiten identificar los factores de riesgo, entre los que se encuentran los no modificables, como son el proceso de envejecimiento, la genética y el proceso hormonal en mujeres y en hombres. Sin embargo, otros factores de riesgo sí son modificables, tal es el caso del sedentarismo, fumar, consumir bebidas alcohólicas, así como un cambio en la alimentación para incluir calcio, vitamina D y proteínas.
En comparación con el calcio, la vitamina D (que optimiza la absorción del calcio en el intestino) no es fácil de encontrar en la dieta diaria. Esta vitamina se produce en nuestro organismo a través de la exposición de la piel a los rayos del sol, el 90% de la vitamina D se deriva de la síntesis cutánea, por lo que se recomienda que dicha exposición en brazos y piernas sin bloqueador solar no exceda los 20 minutos tres veces a la semana.
Al respecto de la prevención de la pérdida de masa ósea y el posible desarrollo de osteoporosis, la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) destacó la importancia de formar esqueletos competentes desde la niñez; esto se logra al fomentar en los niños el ejercicio, la adecuada nutrición y la exposición responsable al sol para garantizar la síntesis de vitamina D. Con las medidas anteriores se puede lograr que los niños obtengan mayor masa ósea, lo que podría retardar las fracturas por fragilidad y osteoporosis. “Un artículo de investigación reporta que un aumento del 10% de masa ósea por arriba del promedio, puede retardar el inicio de la osteoporosis hasta trece años en la etapa adulta y disminuir las fracturas”.
Hacia el diagnóstico temprano
El diagnóstico de la osteoporosis y del riesgo de sufrir una fractura se basa en los factores de riesgo clínico (fractura previa, padres con fractura de cadera, artritis reumatoide, entre otros) y en la densitometría ósea (que cuantifica la cantidad de mineral óseo), examen que se hace a través de rayos X de baja densidad en la columna y la cadera, y que también permite la evaluación de la respuesta del paciente a un tratamiento.
La osteoporosis está definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a partir de los criterios de densitometría ósea. Se considera que una persona tiene osteoporosis si presenta una densidad mineral ósea por debajo de -2.5 desviaciones estándar en comparación con sus referentes normales (mujeres y hombres entre los 20 y 35 años de edad con huesos sanos), si se tiene entre –1 y –2.5 se trata de osteopenia o masa ósea baja; y por arriba de –1 se considera normal.
“En algunos países como México, la mayoría de los equipos de densitometría se encuentran en los hospitales privados y sólo alrededor del 25% están en instituciones públicas”, de ahí que la OMS desarrolló un instrumento que se puede utilizar en las mujeres posmenopáusicas y en los hombres mayores de 50 años de edad, lo anterior para definir el riesgo que tiene una persona de fracturarse. Esta herramienta conocida como FRAX, utiliza los factores de riesgo clínico, además de datos como la edad, sexo e índice de masa corporal, con lo que se puede establecer el riesgo de tener una fractura por fragilidad en los próximos 10 años sin necesidad de tener una prueba de densitometría.
El FRAX, Herramienta de Evaluación de Riesgo de Fractura se encuentra disponible en 46 países, incluidos Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y México, y se basa en los datos epidemiológicos de cada país; está disponible en más de 20 idiomas, entre ellos español.
Patricia Clark participó en el grupo de trabajo de la OMS para el desarrollo de este instrumento y, posteriormente en el ingreso de los datos de la epidemiología de las fracturas y la sobrevida (supervivencia luego del diagnóstico de la enfermedad) de los mexicanos para la calibración de esta herramienta en la población mexicana.
Actualmente, la especialista trabaja con la Secretaría de Salud en el programa del adulto mayor, con el fin de que el FRAX –que se puede consultar en la página http://www.shef.ac.uk/FRAX/– sea un indicador para el diagnóstico de la osteoporosis en el sistema de salud, y pueda utilizarse como un instrumento para detectar oportunamente a la población vulnerable, prevenir las fracturas, disminuir la carga de la enfermedad y contribuir a que los adultos mayores tengan una mejor calidad de vida.
Noemí Rodríguez González.
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