Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/122/09
México, D. F., 7 de septiembre de 2009.

• La investigadora del CINVESTAV subrayó la necesidad de que sean especialistas quienes diseñen las campañas para abatir el rezago en a
• El analfabetismo ha sido un problema de largo aliento y su solución ha representado un reto y una apuesta muy fuerte para México, aseguró la integrante de la AMC
• La UNESCO designó el 8 de septiembre como el Día Internacional de la Alfabetización

De acuerdo con cifras del INEGI, actualmente existen en México 6 millones de analfabetas de 15 y más años, lo que representa el 8.4 por ciento de la población total.
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En México las reformas educativas se usan para ganar adhesión política y obtener reconocimiento a un gobierno, a una gestión o a un partido, lo que desvirtúa su funcionalidad y la efectividad, es por ello que todavía seguimos arrastrando con seis millones de analfabetos, afirmó Rosa Nidia Buenfil Burgos, investigadora del Departamento de Investigación Educativa del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del IPN.

En entrevista, la también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) señaló que una campaña de alfabetización requiere de un diagnóstico y si no se hace con todo el cuidado, produce una propuesta de modificación bastante floja.

Añadió que las campañas o las políticas previas de alfabetización se vieron como insuficientes, inapropiadas y poco relevantes, no en el sentido del bien que representa para una nación tener a su población alfabetizada, sino que no atendían a la población que requería este servicio.

Buenfil Burgos subrayó la necesidad de que sean especialista en el campo educativo mexicano los que realicen los diagnósticos que permitan implementar medidas adecuadas para subsanar el rezago en alfabetismo.

Cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que actualmente existen en el país 6 millones de analfabetas de 15 y más años, lo que representa el 8.4 por ciento de la población total, que asciende a poco más de 107 millones de habitantes.

“Ahí hay un problema muy fuerte, por una parte, el olvido de la historia, el conocimiento poco preciso de lo que implica una reforma o una política y cómo se organiza; por otra parte, el uso político, en este caso de una campaña de alfabetización y la dimensión de quienes están haciéndola, qué tanto conocimiento tienen realmente del campo”, afirmó.

No tenemos entre la gente que está organizando este tipo de reformas y modificaciones conocedoras del campo, subrayó la doctora en filosofía política por la Univesidad de Essex, Inglaterra, la impresión que dan es no tener un diagnóstico preciso, comprensivo y profundo de la situación educativa para plantear una reforma adecuada.

La especialista en políticas educativas aseguró que a partir de la administración de Lázaro Cárdenas, el siglo pasado, es donde se tiene registrada la primera campaña de alfabetización, pero fue hasta los años 40 cuando tomaron fuerza a nivel nacional, con Jaime Torres Bodet en la Secretaría de Educación durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho.

De ahí en adelante, comentó Buenfil Burgos, se han seguido haciendo campañas de alfabetización pero este marco histórico nos ofrece el reconocimiento de que el analfabetismo ha sido un problema de largo aliento que se ha detectado desde hace muchos años, cuya solución ha representado para las diferentes administraciones o gobiernos del país un reto y una apuesta muy fuerte.

La autora de varios libros de teoría y filosofía de la educación indicó que ninguna reforma o campaña va a ser suficiente en una población como la mexicana, debido a que está muy dispersa y que todavía crece mucho, a pesar de que ha habido un decaimiento de la tasa de crecimiento poblacional, por lo que, “por muy buenos que fueran, sería difícil alcanzar el reto de que no hubiera analfabetismo”, concluyó.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que designó el 8 de septiembre como Día Internacional de la Alfabetización, planteó que las lecciones aprendidas en las últimas décadas dejan en claro que lograr la alfabetización universal requiere no sólo de mayores y mejores esfuerzos, sino de una voluntad política renovada para pensar y hacer las cosas de manera diferente a todos los niveles: local, nacional e internacional.