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El paisaje, un concepto inexistente en las políticas ambientales y territoriales de México

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/066/19
Ciudad de México, 27 de marzo de 2019

  • Martín Manuel Checa Artasu, especialista en geografía humana, considera que los paisajes mexicanos son espectaculares, pero hay una mirada nula hacia ellos en el sentido de qué territorio queremos como sociedad, cómo lo ordenamos y preservamos, y no solo desde una visión de belleza y contemplación sino de bienestar y calidad de vida.
El paisaje es un concepto escasamente presente en la legislación mexicana, no existen normas jurídicas que consideren explícitamente el paisaje como un sujeto jurídico de protección y gestión a considerar en cualquier ordenamiento territorial. El tema requiere de una participación multidisciplinaria de arquitectos, historiadores, ecólogos, sociólogos y demás expertos. En la imagen. Av. Reforma, Ciudad de México.
El paisaje es un concepto escasamente presente en la legislación mexicana, no existen normas jurídicas que consideren explícitamente el paisaje como un sujeto jurídico de protección y gestión a considerar en cualquier ordenamiento territorial. El tema requiere de una participación multidisciplinaria de arquitectos, historiadores, ecólogos, sociólogos y demás expertos. En la imagen. Av. Reforma, Ciudad de México.
Foto: tomada de revista elite morelia.
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Desde las universidades del país y la sociedad civil organizada se empieza a valorar el concepto de paisaje y la pertinencia de que se incluya en la legislación mexicana como un elemento a considerar a la hora de transformar un determinado territorio, ya sea urbano, rural o natural, por su importancia ecosistémica, cultural, arquitectónica, monumental, agrícola, religiosa, etcétera.

El paisaje es un concepto escasamente presente en la legislación mexicana, no existen normas jurídicas que consideren explícitamente el paisaje como un sujeto jurídico de protección y gestión a considerar en cualquier ordenamiento territorial, destacó el doctor en geografía humana Martín Manuel Checa Artasu, pese a que México ha adquirido compromisos a través de acuerdos internacionales como el Protocolo de Nagoya y las Metas Aichi.

El contexto mexicano para la gestión del paisaje es complejo, ya que 0.28% del territorio nacional pertenece al Estado. El resto, desde los siglos XIX y XX a la fecha, ha estado sometido a procesos de explotación de recursos naturales, reparto de tierras de carácter social —demanda emanada de la Revolución Mexicana— y recomposición de espacios en aras del desarrollo económico marcado, primero por el Estado, y más tarde por grandes capitales, indicó el profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

“Los paisajes mexicanos son espectaculares, pero hay una mirada nula hacia éstos desde un sentido de qué territorio queremos como sociedad, cómo lo ordenamos y preservamos, y no solo desde una visión de belleza y contemplación sino de bienestar y calidad de vida”, señaló el doctor por la Universidad de Barcelona. No obstante que hay numerosos conflictos por comunidades indígenas agredidas, proyectos de fracking, minería o turismo que requieren una mirada social y paisajística.

Desde la perspectiva de los estudios de Checa Artasu, es necesario que el paisaje sea un sujeto jurídico a tomar en cuenta en los ordenamientos urbanos y territoriales como ocurrió en Europa en el año 2000 con la creación del Convenio Europeo del Paisaje, el cual obliga a los firmantes a tener una legislación sobre el paisaje a nivel nacional, y cuando no es así, se tenga a nivel provincial, autonómico o departamental, sostuvo el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias. Dicho documento ha tenido influencia en otras naciones como Argentina y Noruega, que discuten una legislación sobre el tema.

Un patrimonio material e inmaterial
“El paisaje es la imagen del territorio y es percepción, por tanto, es propio de los seres humanos, pero cada individuo tiene una percepción distinta de lo que observa, que depende de su formación, cultura, forma de vida, etcétera. A la vez, para poder usar el paisaje como un instrumento debe comprenderse lo que se está viendo o considerando paisaje y por qué es así”, comentó el investigador.

En Teotihuacan, por ejemplo, las pirámides construidas por los antiguos pobladores imitan a la naturaleza en alusión a los cerros circundantes en los que residían asuntos vitales como la tierra, agua y fertilidad. Esta visión sagrada, aunque ya no es profesada por los pobladores actuales, sí tiene un valor arqueológico, y en caso de que se quisiera construir un conjunto habitacional se tendría que tomar en cuenta.

Los rascacielos de la avenida Reforma en la Ciudad de México también tienen un valor arquitectónico, además de que son un reflejo de poder, de capital, de manejo de la economía por ciertos grupos empresariales, esto es, hay lecturas políticas del paisaje, explicó el investigador originario de Cataluña, España.

“Cuando degradan el paisaje con construcciones que no son propias del lugar hay un problema de bien común, como el agua. En muchos lugares esta discusión es muy importante porque hay un uso del territorio y hay infraestructuras que modifican la dinámica de movilidad. En el fondo, el paisaje también es un reflejo de la democracia porque la gente puede discutir, pedir o exigir que no se toque cierto territorio o que mejore su gestión para poder vivir dignamente, este último punto es el que está en el centro de la discusión”.

El tema requiere, por tanto, en opinión del especialista, de una participación multidisciplinaria: arquitectos, historiadores, ecólogos, sociólogos y demás expertos. Checa Artasu añadió que en los últimos cinco años ha habido una explosión de actividades desde la arquitectura del paisaje, geografía e historia; se han creado asociaciones como la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México, A.C., la Red Mexicana de Estudios sobre Paisajes Patrimoniales y la Academia Mexicana de Paisaje, A.C.; incluso hay también posgrados, tesis, libros, etcétera que se suman a la discusión.

Luz Olivia Badillo.

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