Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/187/13
México, D.F., 17 de mayo de 2013
El océano cubre el 71% de la superficie terrestre, contiene el 97% del agua del planeta y actualmente el 95% del fondo marino no ha sido explorado. Explorar el mar no es sencillo, se puede decir que se tiene más información acerca del espacio exterior que del mar, esto en parte porque aún no existe la tecnología adecuada para la exploración, ni para la extracción de metales y minerales que se encuentran en él, comentó el doctor Eduardo Aguayo Camargo del departamento de Ingeniería Geológica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Recientemente el doctor Aguayo Camargo, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dirigió un proyecto de investigación en la cuenca petrolera de Chicontepec, que está en la parte central-oriental, sobre la planicie costera del Golfo de México. A través de un convenio entre la Facultad de Ingeniería de la UNAM y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, se llevó a cabo una investigación que tuvo el objetivo de entender por qué no se pueden extraer hidrocarburos de una de las cuencas petroleras más importantes del país.
Durante el estudio se encontró que los sedimentos de la cuenca de Chicontepec son compactos, segmentados y sus condiciones geológicas no facilitan la extracción de hidrocarburos, lo que hace necesario desarrollar una técnica para la extracción, ya que se trata a la cuenca como si tuviera cierto tipo de rocas y resulta que tiene formas no convencionales.
El océano tiene un papel integral en los diferentes procesos de la Tierra, incluyendo el clima. Además, en él se pueden encontrar metales necesarios para la balística y la electrónica actual como el manganeso, zinc, plomo, arsénico, níquel, cobalto; diferentes minerales (oro, diamantes, carbón, hierro), así como hidrocarburos. Sin embargo, no pueden ser extraídos por la falta de tecnología y porque su extracción suele provocar daños en el ambiente.
Aguayo Camargo explicó que no se puede garantizar que durante la extracción minera en el mar no se va a crear una columna de sedimentos, los cuales se pueden derramar y matar al fitoplancton- organismos que obtienen su energía de la luz y los nutrientes por el proceso de fotosíntesis (microalgas) – y también afectar la pesca.
En este sentido, entre las libertades que establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), están la libertad de navegación, de sobrevuelo, de tender cables y tuberías submarinos; de pesca y la libertad de investigación científica.
En lo que se refiere a la explotación, exploración e investigación científica de los recursos del fondo marino, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha establecido a esta zona como “patrimonio común de la humanidad” y ha creado una entidad denominada Autoridad Internacional de Fondos Marinos (AIFM) para la administración y control de los metales y minerales del mar.
Los sedimentos, de aquí y de allá
Los sedimentos son restos de materia orgánica e inorgánica que se depositaron sobre la corteza de la Tierra, tanto en los continentes como en el fondo del mar, y constituyen un registro de las condiciones del medio ambiente y de los organismos que han existido a través de la historia del planeta.
Las principales fuentes de donde proceden los sedimentos marinos son los continentes y el océano, y la mayor parte de ellos proviene de la erosión de la tierra continental, es decir del desgaste de las rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias que son transportadas hasta el mar por los ríos.
Los sedimentos de origen oceánico están constituidos por los restos de esqueletos y caparazones, compuestos principalmente por carbonato de calcio y sílice, elementos comunes de los sedimentos que se depositan en el fondo marino, así como por las partes que se desprenden de los volcanes submarinos a causa de las corrientes marinas.
Otra de las fuentes de sedimentos que llegan al mar la constituyen los glaciares, en el momento en el que llegan al mar, en la parte del Atlántico y del Pacifico, y debido a que la temperatura aumenta porque se acercan al Ecuador, se deshacen y depositan el material que acarrearon durante su viaje al mar, añadió el investigador.
Han pasado más de cuatro décadas desde que numerosos grupos de investigación hicieron observaciones en ambientes recientes de depósito complementando la información con los análisis de sedimentología y geoquímica. En México, fue el caso de los estudios realizados por el Glomar Challenger como parte del “Deep Sea Drilling Project”, en el cual participó el doctor Aguayo.
Dicho proyecto recabó información del subsuelo de las cuencas oceánicas del Pacifico y del Golfo de México. También se fotografiaron los fondos marinos del Océano Pacifico y del Golfo de California, se colectaron sedimentos usando submarinos como el Alvin y el Cyana, propiedad de Estados Unidos y de Francia, respectivamente.
Los buques oceanográficos como el Puma y el Justo Sierra, ambos de la UNAM, exploran las regiones del Pacifico, del Golfo de México y del Caribe, para inventariar y evaluar los recursos naturales no renovables que existen en la zona exclusiva del mar patrimonial de México.
Noemí Rodríguez González
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