Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/218/17
Ciudad de México, 11 de octubre de 2017
Que una determinada región del país tenga agua no significa que esté garantizado el acceso a ella, porque si no cumple con los índices de calidad no puede ser utilizada por las personas. Para poder identificar en dónde existen problemas de acceso al agua y proponer medidas que permitan encarar sus causas, Briseida López Álvarez, del Programa Agua y Sociedad de El Colegio de San Luis, junto con su grupo de trabajo utilizan el Índice de Pobreza del Agua.
Este índice, desarrollado por un equipo de investigadores, profesionales y actores sociales del agua en el mundo, bajo la dirección del Centro de Ecología e Hidrología en Wallingford, Reino Unido, como parte del Consejo de Investigación del Ambiente del gobierno británico, permite evaluar en una escala de 0 al 100 la pobreza de agua en los países, las regiones o las comunidades, tomando en cuenta tanto factores físicos como socioeconómicos relacionados con la disponibilidad de agua.
La metodología desarrollada fue aplicada a 140 países considerando aspectos como los recursos hídricos, el acceso, la capacidad, el uso y el ambiente. En entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias, la doctora en ciencias ambientales explicó que el recurso se refiere a la disponibilidad física del agua superficial y subterránea, tomando en cuenta su uso y el balance hídrico; otro componente de este índice es el acceso de la población al agua para consumo y la agricultura, así como el saneamiento de aguas residuales.
El componente de capacidad, continuó la investigadora, incluye la capacidad de la población para disponer de agua a partir de indicadores del Índice de Desarrollo Humano propuesta por la UNESCO (ingresos e índice de educación, entre otros). En lo que se refiere al uso se toma en cuenta la cantidad de agua que es utilizada para consumo, agricultura e industria, y qué tanto estos dos usos económicos del agua repercuten en la economía de la región, para lo cual se utiliza el producto interno bruto. Finalmente, el aspecto del ambiente incluye la evaluación de la calidad del agua en cada zona de la región, cambios de uso de suelo, y cómo esto afecta a los recursos hídricos.
López Álvarez y sus colaboradores, de diferentes áreas de investigación, han aplicado este índice en regiones como el Valle de San Luis Potosí, y recientemente en la planicie de Rioverde, también de este estado.
Los primeros resultados del trabajo en Rioverde indican que la región tiene agua, pero la calidad no es del todo buena, la mayor parte se utiliza para la agricultura, y la distribución y el uso que se hace de esta agua no son del todo eficientes, además la manera en la que está distribuida la población, de manera dispersa, limita el acceso al recurso en cantidad y calidad, dijo Briseida López.
Cabe destacar que, de acuerdo con el documento titulado “Estadísticas del Agua en México edición 2014” de la Comisión Nacional del Agua, disponer de agua en cantidad y calidad suficiente para el consumo humano es una de las demandas básicas de la población, pues incide directamente en su salud y bienestar en general, este aspecto es reconocido en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y el Programa Nacional Hídrico 2014-2018, y es parte de la temática de la XXIV Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología: “La crisis del agua: problemas y soluciones”, que este año se realizó en San Luis Potosí.
Agua subterránea y agricultura en Rioverde
En la planicie de Rioverde, ubicada en San Luis Potosí, se utilizan tanto aguas superficiales como aguas subterráneas para las diferentes actividades; sin embargo, la agricultura en esta región es de gran importancia económica para el estado, ya que es la principal productora de cítricos.
Briseida López trabaja en el proyecto Vulnerabilidad Socioambiental y sus Efectos en la Productividad Agrícola de la Zona Media, San Luis Potosí, investigación en la que se evalúa la vulnerabilidad socioambiental a partir de la correlación entre los efectos socioambientales de las actividades productivas y el aprovechamiento del agua superficial y subterránea en la Llanura de Rioverde.
Parte de la metodología consiste en evaluar la calidad de agua y suelo para poder monitorear la evolución de su calidad, para ello in situ se miden parámetros físico-químicos como el pH, la temperatura o la conductividad eléctrica, y otros que requieren del análisis de las muestras en el laboratorio, tal es el caso de la salinidad.
“El fin es evaluar la calidad del agua y ubicarla espacialmente, porque la ubicación geográfica de los pozos o de los sitios en los que se hizo el muestreo permite tener información de la salinidad —que es uno de los principales problemas en cuanto a la calidad del agua en la región— por zona”, indicó la especialista.
La salinidad del agua en algunas zonas del Valle de Rioverde es, en cierta forma, natural (por el origen del agua y los suelos); sin embargo, las actividades socioeconómicas de la región han acelerado los procesos de salinización. En Rioverde se han generado los monocultivos que demandan mucha agua y que contribuyen a la salinización. “Otra de las prácticas que tienen los agricultores de la región es adicionar químicos para ayudar a las plantas a crecer, esto también acelera la salinización”.
Así, los estudios que realiza López Álvarez permiten identificar las problemáticas y plantear una recomendación acerca de los tipos de cultivos que se adaptarían a estas condiciones o emplear otras prácticas menos agresivas para la agricultura de esta zona y poder minimizar la salinidad en el agua y en los cultivos.
Un aspecto que también forma parte del estudio ambiental y socioeconómico del uso y manejo del agua superficial y subterránea en la planicie de Rioverde, es el trabajo con los productores. “Hemos recorrido el campo con ellos, y hemos aplicado entrevistas y encuestas para saber cómo conciben la vulnerabilidad por la calidad del agua, o por el estado del suelo de la región. Trabajamos con algunas instancias como el Comité Técnico de Aguas Subterráneas del Acuífero Rioverde, lo que nos ha permitido tener contacto directo con los usuarios del agua subterránea del Valle de Rioverde, este trabajo está en proceso y esperamos publicar los resultados pronto”.
Noemí Rodríguez González.
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