Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/061/20
Ciudad de México, 07 de agosto de 2020
Los estudios de género no están separados de los procesos políticos, ya que brindan información acerca de la calidad democrática de los diferentes países en los que se llevan a cabo, así como del progreso o deterioro del marco de derechos humanos que sostienen las democracias de postguerra. De ahí la relevancia de realizar este tipo de trabajos, destacó Gisela Zaremberg de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede México.
De acuerdo a la investigadora la construcción histórica y cultural en torno al sexo no se reduce al binarismo entre hombre y mujer. Ello ha sido parte de una discusión profunda desde las teorías feministas, ya que se debe tomar en cuentan que al interior del grupo denominado mujeres también existen diferentes desigualdades, por ejemplo relacionadas con etnia y clase social. También deben incorporarse los debates relacionados con los derechos de personas que se identifican como lesbo, homo y trans sexuales e incluso como pertenecientes a géneros fluidos.
La especialista en sociología política, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, ha dedicado parte de su investigación a entender cómo se han incorporado las mujeres en nuevos mecanismos y espacios de participación política que han ido creciendo en la última década en América Latina. En especial porque los estudios de género y política suelen enfocarse en el análisis de los espacios clásicos de la democracia representativa (como parlamentos, cargos electivos, ministerios, partidos,) y en menor medida a los mecanismos de la democracia participativa (consejos, comités, referéndums, consultas, plebiscitos, entre otros).
Por lo anterior, Gisela Zaremberg ha estudiado entre 2008 y 2011 los consejos de desarrollo municipal en cuatro países: Brasil (Bahía), México (Oaxaca), Nicaragua (Nueva Segovia y León) y Venezuela (Zulia), esto con el fin de identificar si en estos espacios de participación se genera, y cómo, la inclusión o la exclusión de las mujeres.
Entre los resultados podemos ubicar que, de manera general, en donde los espacios participativos locales surgieron de proyectos políticos con intenciones hegemonizantes o de monopolizar el sistema de partidos, la intervención de las mujeres es elevada porque dichos partidos (como el PSUV venezolano o el FSLN nicaragüense) buscan la movilización de las mujeres en los territorios para ganar adhesión política, atendiendo sus “necesidades prácticas”, sin necesariamente expandir discursos y acciones estratégicas para lograr la igualdad de género. Dado que para construir un partido que monopolice el sistema de partidos se necesita de una adhesión intensa y cuantiosa, allí la participación no se dirigió a movilizar no sólo a los hombres sino también a las mujeres. En Zulia, Venezuela, se encontró, por ejemplo, que el 80% de los consejos comunales estaba ocupado por mujeres. Es importante mencionar que cuando el partido comienza a observar que la lealtad se estabiliza, pasan a una fase de aminoramiento de la participación de las mujeres e incluso de control político de las participantes de las que se sospeche posibilidad de deslealtad.
Mientras tanto, en los espacios instalados en un ambiente de sistemas de partidos competitivo (como el brasileño o el mexicano), el número de mujeres reportadas en estos consejos de desarrollo municipal resultó menor, aunque los escasos proyectos que se llegaron a desarrollar incluyeron contenidos y objetivos relacionados con la igualdad de género. Paradójicamente, estos contenidos estratégicos que abogan por la igualdad de las mujeres encontraron dificultades para enraizarse en la realidad de necesidades prácticas expresadas por las habitantes de territorios locales. Por ejemplo, mientras algunos proyectos intentaban mejorar los conocimientos y habilidades de las propias mujeres adultas para aumentar su autonomía, éstas, históricamente remitidas al rol de cuidadoras de sus hijos, preferían becas para ellos y no acciones o transferencias para sí mismas.
Actualmente Gisela Zaremberg está desarrollando investigaciones relacionadas con las disputas entre feminismos y conservadurismos. En cuanto a los feminismos, está analizando los alcances y dificultades del activismo feminista institucional a nivel federal y sub-nacional (dentro del poder ejecutivo, legislativo y judicial) cuando se encuentra frente a amenazas conservadoras (por ejemplo, frente a iniciativas de ley por el derecho a la vida desde la concepción, contrarias al derecho al aborto). Simultáneamente, en cuanto a conservadurismos, se está enfocando especialmente en estudiar nuevos conservadurismos religiosos opuestos a la agenda de género y sus consecuencias tanto para dicha agenda como para el marco de derechos democráticos en general.
Acerca de las implicaciones de este tipo de estudios, Gisela Zaremberg, quien es la coordinadora académica de la Maestría en Políticas Públicas y Género en FLACSO, dijo que se podrían plantear diversas propuestas para el fortalecimiento de políticas públicas tanto para avanzar en la igualdad como en el respeto a diferencias de género. Sería importante que estas acciones pudieran incluir una perspectiva amplia sobre participación ciudadana y derechos humanos, incorporando una clave interseccional, más allá de concepciones únicamente sexo binarias.
Elizabeth Ruiz Jaimes
Regresar Arriba, o a Comunicados, o al Inicio.
AMC "Casa Tlalpan" Calle Cipreses s/n, km 23.5 de la carretera federal México - Cuernavaca, San
Andrés Totoltepec, Tlalpan, C.P. 14400, México, D.F.
Coordinación de Comunicación y Divulgación
Teléfonos: (52-55) 58 49 49 04, Fax: (52-55) 58 49 51 10, amcpress@unam.mx
Mapa de ubicación