Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/020/16
Xalapa, Ver., 27 de enero de 2016
Los profesores e investigadores que participan desde hace 25 años en la Olimpiada Nacional de Biología (ONB) merecen un especial reconocimiento por su compromiso constante, porque son ellos quienes preparan y dan entrenamiento a los estudiantes, y localmente hacen un esfuerzo para organizar sus respectivos certámenes estatales, para luego llegar con los mejores prospectos a la etapa nacional, “sinceramente hacen un trabajo increíble”, reconoció Cristina Revilla Monsalve, coordinadora nacional de la ONB.
Entre los delegados que junto con la ONB llegan este año a tan significativo aniversario, se encuentra María Salvadores, del estado de Tabasco, quien comentó que la preparación de los jóvenes que participan en la fase nacional cumple con el principal objetivo de la Olimpiada que organiza la Academia Mexicana de Ciencias: fomentar en los estudiantes el gusto por la ciencia. “Es un programa que vale la pena porque se ocupa de que los jóvenes se entusiasmen con la ciencia. Espero que aunque lleguen a cambiar los delegados, no cambie la filosofía del certamen”.
Añadió que la ciencia no solo es útil, es una opción profesional interesante y durante estos años que se ha desempeñado como delegada, uno de sus propósitos ha sido que los jóvenes que participan se entusiasmen y decidan estudiar biología o alguna carrera relacionada con las ciencias ambientales, “para que puedan contribuir a la conservación del planeta”, dijo la maestra en Ciencias Ambientales de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Carlos Silva, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro, es otro de los delegados que ha participado desde el inicio de la ONB, en 1991, y quien mencionó que en Querétaro se tiene una estadística la cual indica que alrededor del 75% de los jóvenes que participaron en la ONB elige alguna carrera relacionada con la ciencia o con la tecnología, “lo anterior muestra que se han logrado en el estado los objetivos del concurso”.
Entre los logros que Querétaro ha obtenido en esta competencia destaca la medalla de bronce que obtuvo Ernesto Ferruzca en la Olimpiada Internacional de Biología, realizada el año pasado en Aarhus, Dinamarca. “En los primeros diez años de la ONB nuestra entidad no participó en la etapa internacional, teníamos medallas de oro, plata y bronce de la competencia nacional, pero nos faltaba ganar algo fuera del país”.
Rosa María García Nieto, quien trabaja en la División de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Guanajuato, recordó que supo de este concurso de ciencia a través del profesor Rubén López Revilla, quien dio clases en el Cinvestav, en el área de biología celular; “nos llamó a un grupo de estudiantes y fue así que me involucré desde un principio con la Olimpiada, y a lo largo de los años lo que puedo decir es que me ha dejado grandes satisfacciones”.
Agregó que en un principio aprendieron todos porque se trataba de algo nuevo, pero siempre estuvieron conscientes que tenía mucho sentido ayudar a los estudiantes acercarse a la ciencia, en particular a la biología, para que tuvieran una mejor percepción de ella, “lo cual ha sido muy interesante y muy bueno, y aunque he visto que muchos han optado por la carrera de medicina, otros se quedan en un área de biología”.
Compartió que una de las estudiantes que participaron al inicio de la ONB, Edith Arnold Hernández, ahora es investigadora en Juriquilla, Querétaro. Por eso, para los delegados como García Nieto, es un logro ver que el estudiante se supera, se compromete y esfuerza, y todo lo que aprenden en esta competencia se vuelve parte de las herramientas que les servirán para la vida, “por eso es una satisfacción ver que los jóvenes se dan cuenta que pueden lograr lo que se propongan”.
Un ejemplo de que la ONB no solo es semillero de talentos sino también de jóvenes comprometidos, es Paulo Adrián Rodríguez, quien ahora está estudiando medicina, pero mientras cursaba la preparatoria ayudó a otros jóvenes a estudiar para que tuvieran un mejor nivel en su participación. “Este tipo de acciones son importantes porque lo que se requiere es seguir empujando y motivando a los alumnos para que vean lo cercana que está la ciencia”, sostuvo.
En opinión de Ramón Rafael Cavazos González, subdirector de Investigación de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la mejor experiencia en estos 25 años son los propios jóvenes estudiantes con quienes ha compartido una parte de su vida en esta Olimpiada, y que algunos de ellos ahora ya son profesionistas, lo que para él ha sido muy enriquecedor ser testigo de esta evolución.
El biólogo de carrera comentó que la gran mayoría de esos estudiantes siguió estudiando, algunos en el área de la biología, otros en medicina, algunos trabajando en el país y otros fuera de él.
“Con certámenes de este tipo se les inculca a los alumnos la inclinación a las áreas de la ciencia, la investigación, pero también es satisfactorio verlos terminar una carrera universitaria. Hasta ahora, según las estadísticas de la AMC, el estado de Nuevo León está en primer lugar, ha llevado a 144 estudiantes a la etapa nacional, y de estos 136 han obtenido alguna medalla de oro, plata o bronce, lo cual es un reto cada año porque hay que mantener ese nivel”, dijo.
De los delegados que también iniciaron junto con la Olimpiada Nacional de Biología desde que esta arrancó hace 25 años están Jorge Martínez (Aguascalientes), Jorge Lugo (Estado de México), Ricardo Tecuanhuey (Puebla), José Roberto Fong (Sinaloa), Cuauhtémoc Velázquez (Veracruz) y Andrés Rodríguez (Coahuila, con 24 años).
Noemí Rodríguez y Elizabeth Ruiz.
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