Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/216/18
Ciudad de México, 19 de septiembre de 2018
Las creencias, prácticas e instituciones religiosas son aspectos importantes en la redefinición de la identidad de las personas que migran porque constituyen marcos interpretativos que les permiten otorgar sentido a sus experiencias y establecer redes con sus comunidades de origen, así como integrarse a las sociedades a las que llegan.
Uno de los temas que integra las líneas de investigación de Olga Odgers Ortiz, de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, hace referencia al cambio en las creencias y prácticas religiosas de los mexicanos en los lugares de origen y de quienes se desplazan hacia Estados Unidos. Este cambio, sin embargo, no significa necesariamente una conversión religiosa, porque las modificaciones pueden ser al interior de la religión que los migrantes profesan, tal es el caso de “la transformación de la práctica religiosa y del sentido que los creyentes atribuyen a la misma”.
Entonces, aunque las creencias y las prácticas religiosas son parte del proceso de integración de los migrantes, pueden existir variaciones en las estrategias que emplean para dicho fin, incluso si provienen del mismo país, de la misma localidad y tienen la misma religión al inicio de la migración.
Para estudiar este tema la especialista en migración y religión toma en cuenta diversos factores como: lugar de origen de los migrantes —porque ahí fueron socializados y ahí se formó su manera particular de vivir la religión—, los lugares específicos hacia donde se desplazan, así como las redes sociales en las cuales se insertan.
Odgers Ortiz participó junto con otros investigadores en un proyecto que buscaba entender el proceso de integración de tres grupos de mexicanos asentados en al área metropolitana de Los Ángeles, California. Para lo anterior realizaron trabajo etnográfico, analizaron los datos estadísticos disponibles y el material histórico de las diferentes regiones de las que provienen los migrantes que formaron parte del estudio.
Los Ángeles es la segunda metrópoli más grande de Estados Unidos y la principal receptora de migración internacional. Desde hace años una gran cantidad de mexicanos se establecieron ahí, lo que permitió a los investigadores tener acceso a una muestra conformada por migrantes con diferentes tiempos de llegada.
La socióloga explicó que para el proyecto se tomaron en cuenta tres grupos de migrantes, los originarios de Zacatecas, que tienen más tiempo como una comunidad establecida en la ciudad angelina, por lo que la mayoría de ellos logró regularizarse. Otro grupo es de los originarios de Oaxaca, con un componente mixteco y zapoteco importante, que llevan varias décadas en esta ciudad, pero han logrado en menor medida regularizar su situación migratoria.
El tercer grupo es el de los migrantes de Veracruz, al tratarse de una migración reciente la mayoría de los veracruzanos que migraron a la zona de estudio están en una condición migratoria irregular.
Entre las conclusiones de este trabajo, señaló Olga Odgers, está que cada uno de estos grupos ha enfrentado retos diferentes en los ámbitos político, económico, social y cultural, y dentro de este último el tema religioso, razón por la cual los procesos de integración en estas áreas no necesariamente corren en paralelo.
La práctica religiosa parece ser un referente importante para la integración de zacatecanos, oaxaqueños y veracruzanos, pero con diferencias, las cuales se relacionan con las características religiosas de su lugar de origen y que se reflejan en la forma en la que cada persona interpreta y se adapta al campo religioso de Los Ángeles.
Un ejemplo de esto, señaló en entrevista la investigadora que obtuvo el doctorado en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales, en Paris, Francia, es cuando algunos grupos de migrantes mexicanos que llegan a Estados Unidos reproducen las fiestas patronales de sus comunidades de origen, lo que les permite integrarse y hacerse visibles en la sociedad de destino, pero a la vez mantener un vínculo con quienes permanecen en dichas comunidades.
“Si bien las celebraciones de los santos patronos son propiamente religiosas, su realización tiene un conjunto de implicaciones culturales, sociales, políticas y económicas, que permiten observar el proceso de incorporación de los migrantes y la construcción de lazos transnacionales con sus comunidades de origen”, sostuvo la especialista.
Así, de manera general, el cambio religioso de los tres grupos de migrantes estudiados se expresó a través de diferentes estrategias que les han permitido participar en el campo religioso de Los Ángeles y establecer nuevos vínculos con la sociedad de destino, ya sea mediante su participación en la liturgia cotidiana (recurrir al catolicismo en busca de incorporarse a una iglesia global), la organización de las fiestas patronales o, a través de la aproximación a otras iglesias como las mormonas o las presbiterianas.
Por otra parte, la relación entre migración y cambio religioso se observa también en las comunidades de origen. Este aspecto fue abordado en la investigación (realizada junto con la doctora Liliana Rivera, de El Colegio de México), en el que se analizaron las interconexiones entre redes migratorias y cambio religioso a partir de dos localidades del estado de Morelos, mostrando la necesidad de incorporar la movilidad geográfica como una variable fundamental para entender la transformación de los campos religiosos, expuso Odgers Ortiz.
Noemí Rodríguez González.
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