Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/180/19
Ciudad de México, 30 de septiembre de 2019

• Violencia en el noviazgo, adicciones, acoso escolar, pleitos entre pandillas, violencia policial e incluso casos de desaparición, son problemáticas que enfrentan los jóvenes en algunas zonas metropolitanas de Veracruz.
• A través del diagnóstico de los factores que desencadenan estas situaciones de violencia, investigadores de la Universidad Veracruzana buscan modelos de intervención que involucren a diferentes actores sociales.

Investigadores de la Universidad Veracruzana buscan factores que desencadenan situaciones de violencia e investigan modelos de intervención que involucren a diferentes actores sociales. Shutterstock.

Diversos aspectos de la violencia social no han sido abordados lo suficiente, tal es el caso de cómo varía la percepción de inseguridad en función del tipo de delito que experimenta cada persona, a qué se debe el incremento de la desconfianza hacia algunas instituciones, así como cuáles son las posibilidades reales para reducir delitos que van en aumento, como los feminicidios y los homicidios, señaló el doctor José Alfredo Zavaleta Betancourt del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana.

De acuerdo con el integrante del grupo de trabajo Violencia, Seguridad y Ciudadanía del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, para quienes tienen como línea de investigación la sociología de la violencia, uno de los principales retos es construir políticas públicas con base en evidencia empírica acerca de los procesos en los que se busca intervenir, y con la participación de diversos actores: sociales, empresariales, gobiernos y universidades públicas.

Así, como parte de esta línea de investigación el doctor y su grupo de trabajo han desarrollado proyectos que abordan el tema de la violencia social, esto a través del diagnóstico de los factores que desencadenan estos procesos y del análisis de las biogramas de las personas involucradas en estas situaciones de violencia; esto con el fin de hacer propuestas de prevención de la violencia en algunas zonas metropolitanas de Veracruz.

“Estamos trabajando en un modelo de prevención interdisciplinario para que gobiernos locales puedan impulsar un conjunto de políticas públicas y reducir los factores de riesgo a los que están expuestos los jóvenes, en un rango de edad de 15 a 24 años, en la casa, en la escuela, el barrio y en los espacios públicos de cuatro zonas metropolitanas del estado de Veracruz: Coatzacoalcos, Xalapa, el puerto de Veracruz y Poza Rica”.

Lo anterior en vista de que de los ocho millones de habitantes de Veracruz, 25% son jóvenes. Y en 2015, a nivel nacional más de 34 mil jóvenes entre 15 y 29 años fallecieron por alguna causa considerada violenta, dijo en entrevista el investigador.

El integrante de la Academia Mexicana de Ciencias agregó que el principal objetivo del proyecto titulado “La inclusión social de las y los jóvenes en entornos de violencia, vulnerabilidad y exclusión en ciudades de Veracruz” es identificar las oportunidades de intervención de actores de la sociedad civil, las instituciones encargadas de la atención a jóvenes, y de los gobiernos a nivel local, estatal y nacional.

Al respecto de la metodología que el doctor Zavaleta Betancourt emplea están los métodos cuantitativos y cualitativos, de esta forma se puede tener información acerca de ciertas regularidades y patrones de las acciones de las y los jóvenes en contexto de violencia; “nos interesa reconstruir el sentido que los jóvenes le dan a sus actos y relacionarlo con aspectos como el género, la edad, el estado socioeconómico, la etnia e incluso las creencias religiosas”, explicó el especialista en sociología de la violencia.

Además, el doctor y sus colaboradores utilizan paquetería estadística y de análisis de datos cualitativos, sistemas de información geográfica, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, también recurren al trabajo de campo, el cual generalmente consiste en entrevistas a jóvenes y grupos focales en escuelas; así como entrevistas con actores sociales y políticos de las comunidades u operadores de política pública en las zonas cercanas a las colonias en las que se centra el estudio.

Entre la información que el doctor ha identificado hasta el momento está que los jóvenes se enfrentan a violencia de pares, violencia de hermanos mayores, cierto tipo de abusos, embarazos adolescentes que traen conflictos y violencia en el noviazgo, adicciones, acoso escolar físico, verbal o psicológico, pleitos entre pandillas, disputas por espacios públicos, violencia policial e incluso casos de desaparición.

La violencia social que se ha experimentado en estas ciudades de Veracruz es resultado de múltiples factores, entre ellos la crisis económica, el incremento de la desigualdad, los cambios en las familias y el aumento de las adicciones. “Estas dinámicas no han sido atendidas suficientemente y existe una mala relación entre los jóvenes con algunas autoridades de las instituciones de seguridad y de justicia que hace que se reproduzcan representaciones distorsionadas de unos y de otros, y haya mutua desconfianza”, mencionó el especialista.

De ahí que el trabajo científico es esencial para medir y comprender la problemática, pero además para como investigadores ser responsables de cierto tipo de intervención o por lo menos de cierta sugerencia y contribuir a la solución de problemas públicos nacionales, por lo que José Alfredo Zavaleta Betancourt consideró que no debería impulsarse ningún tipo de reforma legal o política si no se basa en evidencia empírica.

Es en este sentido lo que el doctor y sus colaboradores plantean es un prototipo de casas juveniles, una en cada región comprendida en el estudio, para que se institucionalicen como un elemento de política pública de los gobiernos municipales en vinculación con el programa de la Universidad Veracruzana llamado “Brigadas Universitarias”.

“Nuestra idea es que estas casas se construyan a partir de los resultados de la investigación y que a través de cursos de capacitación se conformen equipos interdisciplinarios que brinden múltiples servicios a los jóvenes que experimentan situaciones de violencia identificadas en el diagnóstico que hicimos. Esperamos que los gobiernos locales, en principio, puedan ver en la información que recabamos y analizamos un punto de partida para el desarrollo de sus propias políticas”.

Noemí Rodríguez González