Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/132/09
México, D. F., 30 de septiembre de 2009.
La barrera cultural, compuesta por errores y prejuicios, que no legitimiza la sexualidad del anciano, se traduce en toda clase de descuidos en el cuidado general de su salud sexual, lo cual es muy desafortunado porque se trata de una parte importante de la vida del ser humano, consideró Eusebio Rubio Aurioles, colaborador de la Revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Entrevistado en el marco del Día Internacional de las Personas de Edad, el doctor en sexualidad humana señaló que entre el propio personal de salud hay resistencia a aceptar la idea de que las personas mayores puedan tener interés o solicitar la atención de los problemas relacionados con su vida sexual.
El médico, quien actualmente es director general de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A. C., advirtió que en la población existe la concepción de que el único segmento de la población que ejerce su sexualidad son los adultos jóvenes, misma que se remonta a la sociedad del siglo XIX, la cual otorgaba el permiso social sexual a los jóvenes en edad reproductiva.
De igual manera, indicó, son obstáculos para una vida sexual plena de los adultos mayores las reacciones de la sociedad, los médicos y los medios de comunicación, que a menudo califican a los ancianos con una vida sexual activa como “viejos rabo verdes” o descalifican las escasas campañas de atención a su vida sexual con burlas del estilo “Viagra a viejitos para que sigan de raboverdes”.
Contrario a esta idea, el especialista informó que en años recientes estudios contundentes demuestran de manera muy clara que las personas de edad mantienen un interés por llevar una vida sexual activa, gratificante y satisfactoria, y que además para muchas de ellas esto es una realidad.
Agregó que las gráficas de frecuencias de actividad sexual muestran que aquellas personas mayores que mantienen un buen estado de salud y que además conservan compañía, como un esposo o esposa o incluso un amigo que se convierta en su compañero sexual, continúan con un nivel de vida sexual que no difiere sustancialmente al que mantenían a la edad de 50 años.
Eusebio Rubio Aurioles, quien además se desempeña como profesor en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que tanto en los adultos jóvenes como en los mayores hay una conexión muy directa entre la vida sexual y el nivel de bienestar general.
Aseveró que cuando la sexualidad se ve afectada, esto tiene un claro impacto en la calidad de vida de la persona a varios niveles, tanto psicológico como físico, en virtud de que la frecuencia con que las personas se enferman aumenta a medida que disminuye la actividad sexual.
Asimismo, advirtió que cuando las personas presentan mala salud, tienen problemas con su capacidad de movilización o se encuentran solas, la frecuencia con la que sostienen encuentros sanos y gratificantes disminuyen considerablemente.
Por otro lado, las personas de edad presentan, al igual que el resto de la población, disfunciones sexuales, con el agravante de que estas no son atendidas por los sistemas de salud. En el caso de los hombres, aparecen con mayor frecuencia la disfunción eréctil y la afectación del deseo sexual ambas relacionadas con la edad, mientras que las mujeres mayores padecen principalmente dificultades de lubricación, anorgasmia y disminución del deseo sexual.
Al hablar sobre las condiciones que requieren los ancianos para llevar una vida sexual satisfactoria, opinó que requieren lo mismo que los adultos jóvenes: llevar una vida sana, que incluya ejercicio y cuidado del cuerpo, además de una buena relación con su cuerpo.
También juega un papel relevante la disposición para jugar con las sensaciones y encontrarse con su pareja en un nivel de intercambio de sensaciones, en un sentido de ida y vuelta, que constituyen la esencia del encuentro erótico.
Rubio Aurioles dijo que este Día Internacional de las Personas de Edad es una oportunidad para reconocer que la vida sexual y el derecho a tener goce sexual no se acaba con los años, lo cual contribuirá que la sociedad construya los espacios psicológicos y físicos para que las personas de edad tengan acceso a esta dimensión de la vida.
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