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AYER OLIMPICOS, HOY JÓVENES INVESTIGADORES DEDICADOS A LA CIENCIA

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/041/12
Guadalajara, Jal., 21 de febrero de 2012

  • Reconocen que la Olimpiada Nacional de Química es semillero de científicos
Gabriel Palacios, César Octavio Monzón, Elihu Ortíz, Arturo Menchaca, Antonia Dosal, Sergio Fonseca, Roberto Flores, Rodrigo Vera y Mauricio Castro.
Gabriel Palacios, César Octavio Monzón, Elihu Ortíz, Arturo Menchaca, Antonia Dosal, Sergio Fonseca, Roberto Flores, Rodrigo Vera y Mauricio Castro.
Foto: AMC
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Un grupo de jóvenes de Jalisco que participaron como estudiantes preuniversitarios en las diferentes ediciones de la Olimpiada Nacional de Química hoy son profesionales con licenciatura, maestrías y doctorado y, en ocasión de una edición más del certamen que se lleva a cabo por segunda vez en Guadalajara, se han vuelto a reunir para convivir y participar de nuevo de esta experiencia que los marcó de forma decisiva en su vida personal y profesional.

Varios “exolímpicos” de la Academia Mexicana de Ciencias pudieron encontrarse en la capital tapatía con motivo de la XXI Olimpiada Nacional de Química, unos invitados por el comité organizador local para darle aún más brillo al concurso, y otros cumpliendo un papel por demás importante dentro de la organización, como lo es ser delegado (a) o co-delegado (a) estatal a cargo de un grupo de estudiantes, como ellos mismos lo fueron en su momento.

El “benjamín” de este grupo, Sergio Fonseca, de 23 años, intervino en las olimpiadas nacionales de 2006 y 2007. En este último año ganó su lugar en la preselección e intervino en la Olimpiada Internacional de Moscú, Rusia, donde obtuvo mención honorífica, y en la Iberoamericana de Río de Janeiro, Brasil, donde ganó medalla de plata.

En el 2010 fue Premio Estatal de la Juventud y buscará ser candidato al Premio Nacional de la Juventud. Recién concluyó su licenciatura en Química con excelencia académica, trabaja en la Universidad de Guadalajara en nivel bachillerato y cree que pronto será nombrado profesor de carrera, pero está disponible apoyar a quien lo desee con asesorías en química.

“La Olimpiada de Química me cambió la vida. Me sirvió para decidirme qué quería estudiar en momentos en que vivía una etapa de preparatoria de mucha diversión y relajo”, dijo Sergio Fonseca, quien agregó que su participación en el certamen le ha dado muchas satisfacciones.

Sergio fue invitado a colaborar en la edición de dos libros sobre Química para la editorial McGraw Hill, “todo esto gracias a las olimpiadas en las que participé a nivel internacional”, dijo y agregó que el próximo año continuará sus estudios de posgrado y ayudando a cuanto joven se le acerque para pedir su apoyo “estoy encantado de poder ayudar y compartir lo que sé”.

Del mismo estado de Jalisco es Elihú Ortiz Cadena. Compitió en la Olimpiada de Química del año 2000 y en la Olimpiada Internacional en Copenhague, Dinamarca, donde logró la presea de bronce. Estudió la licenciatura y maestría en Matemáticas en el Cimat-Guanajuato y pretende iniciar en breve estudios de posgrado en Química, en Guadalajara.

“A mis 29 años puedo decir que el 2000 fue el año más importante, porque fue cuando decidí que quería dedicarme a la ciencia. Y si mi participación fue en Química y después me dediqué a las Matemáticas de todos modos el gusto por ciencia se comparte. Ver como se hace investigación en la UNAM, estar cerca con gente que hacía investigación fue definitivo para mí y me convencí de que quería dedicar mi vida a la ciencia”, expreso con entusiasmo.

Del concurso en el que participó recuerda que le gustaron muchas cosas, pero “me quedo con lo que aprendí y con la pasión que adquirí por el conocimiento. Es importante ganar herramientas, tener conocimientos y resolver problemas nuevos. Mis mejores amigos en la actualidad, un hombre y una mujer, los conocí en la olimpiada”.

A los jóvenes que tienen la oportunidad de intervenir en este tipo de certámenes les dijo que lo intenten, “pues si no hacen las cosas no sabrán de lo que son capaces. Les diría si en verdad les interesa no piensen en que no pueden, anímense independientemente del resultado, aunque no vayan a una competencia internacional y solo asistan a un nacional o un estatal eso les cambiará la vida”.

Rodrigo reconoció que la Olimpiada Nacional de Química, los profesores de la UNAM y la Academia Mexicana de Ciencias han hecho un gran trabajo que se ve reflejado en la cantidad de medallas ganadas a nivel nacional, internacional e iberoamericano, “y a largo plazo se observa en la formación de recursos humanos, ya que muchos exolímpicos estamos en posgrados y nos dedicamos a hacer ciencia”.

Roberto Flores es oriundo de Quitupán, Jalisco. Fue ganador de la medalla de plata en la Olimpiada Iberoamericana realizada en México en 1996. Entusiasta participante de concursos de diferentes áreas de conocimiento desde niño, se decantó por la Química luego de dos participaciones que tuvo en olimpiadas nacionales, “con eso se reafirmó en mí que quería ser químico”.

Aseguró que desde su época de estudiante de secundaria tenía la idea de dedicarse a una carrera científica. “Las olimpiadas tuvieron mucho impacto en mí. He conocido a través de ellas gente muy valiosa, profesores, compañeros, estudiantes a quienes ahora los veo de químicos y les va muy bien. ¡La gente que estudiamos química somos gente normal!”.

Roberto, de 34 años de edad, doctorado en Química y profesor de tiempo completo en el CUCEI de la UdeG, reconoció que la clave para que la Olimpiada Nacional de Química siga con tan buenos resultados es que las personas que la organizan en los comités regionales, estatales y nacional no reciben un sueldo, pero son felices promoviendo el gusto por la química y muchos de ellos lo hacen desde hace 21 años.

Creo en la olimpiada y para mí –sostuvo- fue clave para que mi carrera siguiera adelante el apoyo que me dio mi propio delegado estatal, el Dr. Gabriel Palacios. El que hoy en día sea un investigador es gracias a que él fue una persona que impactó mucho en mí, lo considero mi tutor natural.

Rodrigo Vera Ortega, de 37 años, participó en las tres primeras ediciones de la Olimpiada de Química. Es ingeniero químico por la UdeG, licenciatura universitaria que terminó –reconoció- gracias al certamen, pues su destino desde muy joven lo colocaba, como ocurrió, en el negocio familiar, que también disfruta bastante.

“La olimpiada me marcó, sobre todo porque me di cuenta que tenía capacidad para hacer algo más de que lo que estaba avocado en ese entonces. Tuve una adolescencia complicada y la olimpiada me sirvió para darme cuenta que no tenía que ser así y que podía hacer más y no quedarme en el cliché del campirano jalisquillo”, expresó entre risas el joven empresario dedicado a la fabricación de muebles.

A los jóvenes hizo la invitación de tomar la oportunidad que se les presente con esta olimpiada u otros concursos de conocimientos para que se “calen” y busquen sus límites, pero sobre todo a los maestros para que busquen la forma de exponer a sus estudiantes y hacerles ver más allá del aula, que sepan que hay una comunidad científica en México y en ella una oportunidad de desarrollarse como investigador.

Rodrigo Vera expresó que tal vez no fue el éxito académico que esperaban de él, pero a mí me sirvió mucho estar en la olimpiada porque me abrió el panorama. “Es muy satisfactorio ver a gente tan dedicada en un proyecto tan fructífero como es una olimpiada de la Academia Mexicana de Ciencias”.

David Corona Martínez es de Sonora y participó en la Olimpiada de Química del 2001 ganando medalla de bronce. En enero pasado, con 28 años de edad, se doctoró en Química en la UNAM y ya es profesor de tiempo completo en la Universidad de Sonora, estado por el que en esta XXI Olimpiada Nacional de Química Guadalajara 2012 viene como delegado.

“Cuando estaba en la preparatoria tenía varias opciones para elegir entre matemáticas, medicina y química, pero cuando participé en la olimpiada me di cuenta que era bueno en esa área y decidí ser químico”, mencionó y añadió que haber participado en el certamen le dio seguridad, “y como fui avanzando cambiaron muchas cosas en mi persona”.

David destacó que piensa seguir colaborando con la Olimpiada de Química, “porque es un programa muy bonito, porque los muchachos crecen en seguridad y hacen amistades que en un futuro se ven reflejados en muchos lazos de investigación, por ejemplo”.

Mencionó por último que espera se vea reflejada un poco su experiencia en los estudiantes, que aprendan a que no siempre se pueden ganar una medalla porque están compitiendo contra jóvenes muy inteligentes, los mejores del país, si no más bien que vean que pueden hacer cosas que jamás hubieran imaginado.

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