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AVANZA MÉXICO EN INFRAESTRUCTURA PARA INVESTIGACIÓN EN VIROLOGÍA HUMANA

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/262/14
México, D.F., 25 de julio de 2014

  • En la Universidad Autónoma de Nuevo León se construye desde 2012 el laboratorio de bioseguridad más avanzado del país
Laboratorios de este tipo son de suma importancia porque responden a la necesidad de estudiar enfermedades nuevas o emergentes como la influenza AH1N1, explicó Cristina Rodríguez Padilla, investigadora de la UANL e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Laboratorios de este tipo son de suma importancia porque responden a la necesidad de estudiar enfermedades nuevas o emergentes como la influenza AH1N1, explicó Cristina Rodríguez Padilla, investigadora de la UANL e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: UANL.
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Con la construcción del Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3 Plus en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el país tendrá el centro más avanzado para el estudio de microorganismos, el cual ayudará en la investigación en virología humana.

De acuerdo con Cristina Rodríguez Padilla, especialista en inmunología e investigadora de la UANL, laboratorios como estos son de suma importancia porque responden a la necesidad de estudiar enfermedades nuevas o emergentes como la influenza AH1N1.

Explicó que virus de este tipo -como el de la influenza- y otros microorganismos sufren mutaciones y recombinaciones que dan como resultado virus más patógenos o con diferente grado de patogenicidad que pueden infectar animales y también humanos, y se transmiten vía aérea. Ante la complejidad de la investigación y la necesidad de estudiar estos virus, se han creado laboratorios especializados denominados de bioseguridad o contención.

Los antecedentes

De acuerdo con un artículo publicado en 2007 en la Revista Mexicana de Patología Clínica, del que Rodríguez Padilla es una de las autoras, fue a finales del siglo XX cuando se establecieron los lineamientos para la manipulación de patógenos peligrosos de una forma segura en instalaciones especiales conocidas como Laboratorios de Bioseguridad (BSL) Niveles 3 y 4.

Estos espacios se caracterizan por exigir prácticas microbiológicas, equipo y medidas específicas que permiten generar un ambiente seguro para los usuarios del laboratorio con el objetivo de prevenir una exposición riesgosa.

“Estos biolaboratorios se han dividido en cuatro niveles hasta ahora. El nivel uno es considerado de rango normal, donde nos desempeñamos comúnmente. En el dos se trabaja investigación con diversas fases de control como los de un laboratorio de análisis clínico”, explicó la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

El nivel tres de contención o bioseguridad –continuó-, indica que se puede trabajar con microorganismos que se transmiten por aire y para los cuales existen tratamientos eficaces o vacunas para combatirlos; además, cuentan con aparatos especiales como cámaras de flujo laminar con las que se puede aislar aún más el microorganismo con el que se está trabajando.

En cuanto al cuatro, este es de un alto nivel de biocontención, donde se puede trabajar con microorganismos que se transmiten por aire -por lo general casi todos son virus-, pero para los cuales no existe un tratamiento eficaz ni vacuna y pueden causar la muerte, precisamente esta es la diferencia entre un BSL-3 y un BSL-4.

“El laboratorio que se construye en la UANL desde el 2012, cuya infraestructura ha ido avanzando de manera lenta por cuestiones administrativas, es un Nivel 3 Plus, el cual contará con una cámara especial hermética con guantes acoplados para trabajar con microorganismos nivel 4”.

La investigación en un BSL-3 y BSL-4

En un Laboratorio Nivel 4 se investigan virus como el Ébola, Marburg -o virus de Marburgo- y Lassa, todos causantes de fiebre hemorrágica, pueden causar muerte y para los cuales aún no existen tratamientos eficaces ni vacunas, destacó la especialista.

Mientras que en un Laboratorio Nivel 3 Plus se puede trabajar, por ejemplo, con Mycobacterium tuberculosis, bacteria responsable de la mayor cantidad de casos de tuberculosis en el mundo, la cual se transmite por vía aérea. Para este microrganismo se utiliza la cámara hermética con guantes incluidos, como la que está planeada para este laboratorio, aunque también se pueden manipular en este artefacto microrganismos nivel 4.

En opinión de la inmunóloga, es de relevante significado para nuestro país contar con infraestructura para el estudio de nuevos brotes, los cuales no sólo se han dado en otros países, sino también en Estados Unidos. “El último virus que tuvimos fue el de la epidemia de la influencia porcina, una recombinación entre un virus porcino, ave y humano; este tipo de microrganismos nos obliga a tener infraestructura muy especializada”.

Es por esta razón que en México existen algunos BSL-3 como en Veracruz, en los Institutos Nacional de Enfermedades Respiratorias y de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”), y el de la UANL, que va más allá del Nivel 3, por lo que se le ha agregado a su denominación la palabra plus.

“La cámara de trabajo –que hace diferente al laboratorio de la UANL- permitirá operar con microorganismos nivel 4, pero no tenemos toda la infraestructura de un BSL-4. En todo el país no existe uno de estos. Por eso es importante lo que hacen el gobierno y el Conacyt –destacó Rodríguez Padilla- para hacer posible esta infraestructura y monitorear la entrada de microorganismos o agentes patógenos a México, y poder colaborar con otros países en el caso de una pandemia”.

Por lo pronto, el BSL-3 Plus es el más avanzado en el país, aunque para la investigadora será necesario próximamente construir un BSL-4, debido a que en el mundo hay microorganismos que están mutando y recombinándose y son transportados fácilmente de un lugar a otro ante las facilidades que permiten las comunicaciones y la globalización actuales.

Por eso países como Australia, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gabón, Alemania, España, Hungría, India, Italia, Japón, Rusia, Singapur, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Taiwán y Reino Unido cuentan con centros BSL-4.

En la actualidad, en la UANL trabajan con Mycobacterium tuberculosis y en general con proyectos que tienen que ver con el uso de nanopartículas para eliminar virus. Por ejemplo, y derivado de esos trabajos, se publicó un artículo en 2010 en la revista Journal of Nanobiotechnology titulado “PVP-coated silver nanoparticles block the transmission of cell-free and cell-associated HIV-1 in human cervical culture”, en el que se dio a conocer el resultado del efecto de nanopartículas de plata en infecciones con virus de VIH.

“Ahora realizamos estudios para conocer el mecanismo de acción de las nanopartículas para evitar la contaminación de células por VIH”, destacó Rodríguez Padilla.

Elizabeth Ruiz Jaimes

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