Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/217/12
México, D.F., 1 de octubre de 2012
Conforme el cambio climático y la pérdida de ecosistemas se agudizan, es más evidente cada vez que frenar su avance y mitigar sus impactos es una tarea transversal, pues recae en distintos actores, desde la ciudadanía hasta las empresas. Los abogados no se quedan fuera y a ellos estuvo dirigida la ponencia “Problemas ambientales globales, diversidad y clima”, dictada por José Sarukhán Kermez, coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), el pasado 21 de septiembre.
La presentación fue parte del ciclo de conferencias “Ciencia y cultura para juzgadores”, cuyo objetivo es encontrar los puntos de relación entre el Derecho y la ciencia. “En el Derecho identificamos hechos y les damos un contexto y un significado de acuerdo con las normas correspondientes, de tal forma que si no tenemos una clara comprensión de esos hechos, la manera en que establezcamos las resoluciones en los juicios será deficiente”, señaló el ministro José Ramón Cossío, uno de los coordinadores del evento.
Los hechos
El desmedido crecimiento poblacional es una de las causas más señaladas de los problemas ambientales presentes. No obstante, José Sarukhán, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, abordó otras menos difundidas.
Está por ejemplo, el poco o nulo valor que asignamos a la larga lista de beneficios que obtenemos de los ecosistemas, llamados servicios ecosistémicos. Una excepción son los servicios ecosistémicos de provisión -que incluye a los productos de la agricultura, la ganadería, la acuacultura y el manejo forestal-, pues para generarlos se necesita trabajo humano.
“Todos los demás servicios como el reciclado de nutrientes, la regulación del clima y las inundaciones, la captura del agua y su purificación, son automáticos, no les imprimimos un trabajo y por ende tampoco les asignamos un valor”.
Nuestro tipo de economía también incentiva el deterioro ambiental. “Tenemos una economía diseñada para la obsolescencia que genera productos baratos; desafortunadamente la absorción del costo recae en los sueldos miserables y de esclavitud de los trabajadores, como los que extraen las materias primas”.
Otra causa es el uso irracional de la energía (por ejemplo la eléctrica) debido a su bajo costo. “La energía barata o subsidiada produce más bienes de fácil adquisición, lo que genera mayor demanda y a su vez más bienes. Así funciona el comercio y la economía del mundo pero no podrá ser así indefinidamente, el sistema tendrá que cambiar de alguna manera”.
¿Qué se está haciendo en México?
Sarukhán comentó algunas de las acciones a nivel gubernamental ya emprendidas en el país, aunque reconoció que el paso ha sido lento.
La CONABIO por ejemplo, ha reforzado su capacidad de recepción de imágenes satelitales con las cuales se puede monitorear en tiempo real los ecosistemas. Asimismo, trabaja para establecer sistemas estatales de información sobre biodiversidad bajo el resguardo de instituciones locales con funciones homólogas al organismo que desde hace 20 años coordina el propio Sarukhán.
Una medida reciente en la cual el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México confesó tener mucha esperanza, engloba a las Acciones Colectivas en materia ambiental publicadas en el Diario Oficial de la Federación en agosto del 2011, pero vigentes a partir de marzo de este año. Estas indican que una persona o un grupo pueden representar a un grupo mayor para demandar a personas físicas o morales sobre un acto que les afecta (como por ejemplo haber dañado un río), para que la autoridad declare o constituya un derecho, e imponga sanciones.
Aunque aún no están muy claros algunos aspectos de las Acciones, el biólogo considera que su importancia radica en la posibilidad de la ciudadanía para tomar acciones, las cuales deben ser informadas, enfatizó. “(Las Acciones Colectivas) tienen una capacidad gigantesca, además de un efecto de involucramiento de la sociedad que de otra manera no habría, esto último es quizá tanto o más importante que la herramienta judicial propia”.
Alejandra Monsiváis Molina
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