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La Jornada
12 de mayo de 2015
Redacción
Gusanos cogollero y elotero, entre los principales agresores de cultivos en el país
Los sistemas químicos, de uso extendido, de los que tienen mayores costos y riesgos, pues eliminan la fauna benéfica
Especialistas recomiendan realizar combinaciones de métodos
Al aprovechamiento de parasitoides, depredadores y entomopatógenos para combatir diferentes plagas de los cultivos se le conoce como control biológico, sistema que de acuerdo con Luis Ángel Rodríguez del Bosque, del Campo Experimental Río Bravo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (Inifap), tiene muchas ventajas económicas y ecológicas.
Un ejemplo es que con el uso de un baculovirus patógeno importado de Brasil que ataca al gusano terciopelo, la principal plaga de la soya en México, concretamente en el sur de Tamaulipas, los beneficios suman 100 millones de pesos. Además, su uso en esa región ha evitado la aplicación de 150 mil litros de insecticidas; ha protegido a más de 18 mil millones de depredadores (crisopas, catarinas, chinches y arañas) del gusano, y ha evitado la reaparición de plagas secundarias, señaló Rodríguez, también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
En México, de manera general, las principales plagas del maíz son el gusano cogollero y el elotero, mientras en el sorgo es el pulgón amarillo, de reciente aparición. Para el caso de los cítricos, las principales plagas son las moscas de la fruta y recientemente el dragón amarillo, mientras en la soya es el gusano terciopelo.
El primer paso para un buen manejo de plagas que afectan a los diferentes cultivos es identificarlas, y aunque la mayoría de los productores tiene práctica, el problema se presenta con las plagas nuevas.
Las medidas preventivas dependen de muchos factores, pero, en general, un buen manejo agronómico del cultivo, desde la siembra hasta la cosecha –lo que incluye la preparación y fertilización del terreno y la adecuada selección de la semilla– ayuda a que así las plantas puedan tolerar mejor el ataque de las plagas.
Una de las desventajas del control biológico es que en México y en otras partes del mundo no se cuenta con un buen sistema de evaluación y seguimiento para determinar el impacto económico y ecológico de este tipo de control. Sin embargo, uno de los métodos más comunes para determinar el impacto del control biológico es evaluar la densidad de la plaga y sus daños, antes y después de su implementación.
Aunque el uso de sustancias químicas para eliminar de diversas formas las plagas ha tenido un papel primordial en el control agrícola, también es el método que más riesgos tiene, pues incluye contaminación, eliminación de la fauna benéfica, resistencia de plagas a insecticidas y elevados costos.
Por lo anterior, se recomienda el uso simultáneo o en secuencia de varios métodos; por ejemplo, el control cultural, que implica ciertas fechas de siembra, o el biológico, como utilizar variedades de plantas tolerantes a las plagas.
En el caso de la caña de azúcar, uno de los cultivos industriales más importantes en el país, se han utilizado organismos benéficos para el control, principalmente, de dos plagas. Para el gusano barrenador, parasitoides de las familias Trichogrammatidae, Braconidae y Tachinidae, y para la mosca pinta o salivazo, hongos entomopatógenos.
En el trabajo Manejo integrado de barrenadores en caña de azúcar en el sur de Tamaulipas, Rodríguez del Bosque, junto con un grupo de investigadores, señala que las tres especies de barrenadores que atacan la caña de azúcar en el sur del territorio tamaulipeco son, en orden de importancia: Diatraea magnifactella, Eoreuma loftini y Diatraea saccharalis, todas pertenecientes a los lepidópteros conocidos como mariposas.
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