Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/101/12
México, D.F., 17 de mayo de 2012
Como nación, nos encontramos en un punto decisivo en el que estamos obligados a actuar con responsabilidad ante los retos que enfrentamos, aprovechar las oportunidades que nos brinda el conocimiento y abandonar la era de las décadas perdidas para entrar en la etapa de recuperación de un futuro con esperanza, aseveró José Franco, al asumir la presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias para el periodo 2012-2014.
México, sostuvo, tiene grandes deficiencias, un rezago generalizado y se encuentra en condiciones muy difíciles para competir en la nueva era del conocimiento, por lo que la comunidad científica debe asumir un papel bien definido y posicionar a la ciencia y la tecnología como valores esenciales y económicos e impactar con los sectores que toman las decisiones.
Ante el secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova, el rector de la UNAM, José Narro, y el director del Conacyt, Enrique Villa Rivera, puntualizó que las comunidades científicas y humanísticas deben participar en las decisiones que encaminen a nuestro país hacia un desarrollo integral basado en el conocimiento, que genere empleos bien remunerados y que, al mismo tiempo, permita la equidad social y la sustentabilidad.
En un acto celebrado en el auditorio “Galileo Galilei” de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), resaltó que las instancias dedicadas a la ciencia deben sumar esfuerzos para adquirir una posición estratégica en la agenda pública nacional.
José Franco se pronunció por mantener vínculos estrechos con la SEP, y de ser el caso, con una nueva secretaría de ciencia y tecnología, el Conacyt, las universidades, las academias de Medicina e Ingeniería, El Colegio Nacional, el Consejo Consultivo de Ciencias y el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología y todas las instituciones académicas y profesionales que promueven la ciencia y la tecnología.
Las posibilidades de dar un salto hacia delante, añadió, dependen del esfuerzo cotidiano y de las decisiones que se tomen fuera del ámbito científico. “Dentro de algunas semanas se realizarán en nuestro país las elecciones federales con las que se renovarán los poderes Ejecutivo y Legislativo, por lo que es importante señalar que la AMC, como un organismo independiente, actuará ante las nuevas autoridades para convencer y buscar con firmeza que se garantice el progreso del país, independientemente de cual sea la representación ganadora de ese proceso”, dijo.
Sostuvo que la ciencia y la tecnología en México son simultáneamente una realidad y promesa, “realidad porque gracias al esfuerzo de varias generaciones de académicos talentosos, hoy se cuenta con investigadores en todos los campos del conocimiento, cuya calidad es comparable con la de los países avanzados”.
Se refirió a la vinculación academia-industria a la que calificó de pobre pues avanza lentamente a pesar de los cuantiosos recursos que se han destinado al desarrollo de innovación de empresas durante la última década. “Si bien México está ubicado entre las catorce principales economías del mundo, las escasas empresas nacionales se mueven con recursos marginales”, acotó.
José Franco aseguró que nuestro país tiene una balanza de pagos tecnológicos con el extranjero muy desproporcionada, de casi 20 a 1, y se sigue ocupando lugares muy rezagados en inversión pública y privada, en formación de cuadros especializados y en patentes: “Definitivamente hace falta una industria nacional que se vincule al sector académico, que sea fuerte y tenga visión de futuro”.
Propuso que la AMC desempeñe un papel activo y propositivo para representar a la comunidad científica ante la sociedad y el Estado. Debe ser una instancia de diálogo, de mirada a largo plazo y de búsqueda de acuerdos entre la comunidad académica, la sociedad y los poderes de la Unión.
En ese sentido, dijo, buscará cumplir 8 puntos, entre ellos fortalecer y actualizar la enseñanza y la divulgación de la ciencia para mejorar el aprovechamiento social del conocimiento; utilizar las capacidades instaladas para atender los retos y los problemas nacionales; colaborar en la creación de estrategias y políticas públicas que acerquen la investigación científica con el sector productivo, impulsando su participación en el financiamiento de la I+D.
Estas propuestas también incluyen trabajo en el plano internacional en el que se continuará fortaleciendo las relaciones con las Academias de Ciencias de otros países y con organismos internacionales dedicados al fomento de las ciencias, la educación y la cultura, así como insistir en la urgencia de incrementar el financiamiento público y privado a la investigación 1 por ciento del PIB.
Por su parte, el secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova Villalobos, reconoció que la AMC se ha constituido como el espacio más prestigiado de opinión científica en nuestro país, un prestigio basado en su liderazgo, en su independencia y en la capacidad moral e intelectual de todos sus miembros, así como en su actitud siempre comprometida, responsable y crítica, a favor de México.
Expresó su reconocimiento a Arturo Menchaca Rocha, presidente saliente de la Academia Mexicana de Ciencias, por su compromiso con el avance de la ciencia y la tecnología en nuestro país, así como por su respaldo a la educación.
Manifestó su apoyo a José Franco, nuevo presidente de la Academia, confiado de que la colaboración que se ha establecido entre ambas instituciones continuará a favor de la educación y de la promoción de la ciencia y la tecnología, a través de los diversos proyectos que llevan a cabo de manera conjunta.
Consideró que resulta imperativo dar un enorme impulso al quehacer científico en las universidades y centros de investigación del país y apoyar decididamente a las nuevas generaciones de investigadores. “La formación de recursos humanos de alto nivel es una condición indispensable para avanzar en esta dirección”.
Reconoció que los desafíos son numerosos y complejos y para enfrentarlos dijo que es preciso otorgarle a la educación y la ciencia la más alta prioridad. “No cejaremos en nuestro empeño de acercar cada vez mejores condiciones para el desarrollo científico y tecnológico de México. Y en este esfuerzo, la Academia Mexicana de Ciencias es, sin duda, un actor relevante”.
En tanto, el director general del Conacyt, Enrique Villa Rivera, expresó su reconocimiento a la mesa directiva saliente por la labor realizada en su trabajo de regionalización y en el establecimiento de la categoría de titularidad.
Recordó los inicios de la AMC hace 52 años y destacó que desde entonces fue siempre inclusiva, rebasó el ámbito de las ciencias duras, incorporando también a los científicos sociales y creando mecanismos de ingreso que rompieron con el aislamiento de los institutos de investigación universitarios e incorporó a científicos de otras instituciones educativas, hasta llegar a ser la gran institución que es ahora.
“La historia de la Academia es una de esfuerzos y también de éxitos, de contribuciones permanentes al crecimiento científico del país, de compromiso con su avance y desarrollo”.
Reiteró al Dr. José Franco y a la nueva mesa directiva, la importancia de una comunicación estrecha y la necesidad de ampliar un trabajo conjunto que enriquezca y fortalezca acciones, programas y proyectos indispensables para consolidar la ciencia, la tecnología y la innovación en nuestro país.
Durante la ceremonia, se hizo entrega de los Premios Weizmann 2011 a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Exactas, Naturales, e Ingeniería y Tecnología; así como de los Premios de la Academia a las mejores tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2011; y de las becas para las Mujeres en las Humanidades y en las Ciencias Sociales 2012. En esta reunión también se dio la bienvenida a 90 nuevos miembros regulares y seis correspondientes.
A la ceremonia asistieron Jorge Flores, del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República; Martin Kushner, presidente de la Asociación Mexicana de Amigos del Instituto Weizmann; Juan Pedro Laclette, coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico; así como Enrique Fernández, rector de la UAM; René Asomoza, director general del Cinvestav, y Javier Garcíadiego, presidente de El Colegio de México, quienes igualmente integraron el presidium de honor.
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