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EL AXOLOTE EN GRAVE RIESGO DE DESAPARECER

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/031/14
México, D.F., 28 de enero de 2014

  • En 2013 se realizó la primera parte de un censo poblacional de axolotes (Ambystoma mexicanum) en los canales de Xochimilco en el cual no se encontró un solo ejemplar; en enero se iniciará la segunda etapa del censo
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Investigadores de la UNAM construyen refugios entre las chinampas para protegerlos y propiciar su reproducción.
Infografía: Natalia Rentería Nieto.
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La población de axolotes se ha ido reduciendo drásticamente en los últimos años en los canales de Xochimilco. En el primer censo poblacional que realizó en 1998 la doctora Virginia Graue, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, había 6 mil ejemplares por kilómetro cuadrado (km²); el segundo lo realizó en 2003 el equipo encabezado por el doctor Luis Zambrano del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México y había mil por km²; y en el tercero realizado en 2008, sólo se contaron 100 ejemplares por km².

Actualmente, el doctor Luis Zambrano y sus colaboradores se encuentran a mitad del último censo poblacional para tener una estadística real respecto a cuántos axolotes quedan. En 2013, durante tres meses se realizó una primera etapa del censo en el que no se no encontró ni un solo axolote, aunque este mes se reiniciará el muestreo. “El proceso se retoma en enero porque es más difícil pescarlos en tiempos de lluvias y para hacer una estimación final de cuántos axolotes quedan en los canales”, comentó.

En el censo de los axolotes se realizan viajes de campo a Xochimilco, un pescador lanza una atarraya (una red para pescar) al agua de los canales para capturarlos y así poder pesarlos, medirlos y marcarlos. Este proceso se repite varias ocasiones en los mismos canales seleccionados previamente por el equipo del doctor Zambrano. Una vez que se obtuvo la información, el sitio queda georreferenciado para tener detectados los lugares donde se encuentra a los axolotes con mayor frecuencia.

Refugios para axolotes

Adicionalmente a este censo, el especialista en ecosistemas urbanos y lacustres impulsa la recuperación del axolote en su hábitat natural: “En un análisis de viabilidad poblacional del Ambystoma mexicanum vimos que se iba a extinguir totalmente para 2018 si no hacíamos nada”, señaló. De ahí surgió la idea de construir refugios entre chinampas para que crezcan estas salamandras.

“Se ha comprobado que reproducirlos en peceras no es recomendable porque se introduce, por mencionar una cifra, a mil 500 hermanos gemelos y no hay variabilidad genética. Estos hermanos gemelos compiten por alimento contra otros que no son hermanos gemelos y a final de cuentas mueren. Nuestra propuesta es incrementar la cantidad de refugios sin introducir hermanos gemelos para que los pocos axolotes que quedan en ese sitio tengan lugar para reproducirse”, dijo.

En la red de canales de Xochimilco, cuya principal amenaza es la urbanización y la introducción de especies exóticas como la tilapia y la carpa, que son competidoras y depredadores de los diferentes estadios del axolote, el investigador trabaja de cerca con los dueños de las chinampas pues la idea es impulsar una producción libre de pesticidas y fertilizantes, contaminantes del agua donde viven estos anfibios.

El secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel contó el proceso de recuperación del hogar de los axolotes: “se extrae el agua contaminada de los canales piloto, se llenan con agua de pozo con un filtro natural que consiste en plantar tulares, y otras plantas como la elodea y la cola de zorro que evitan la entrada de los peces y mejoran la calidad del agua, así como una costalera de piedra”.

El doctor en ecología comentó que “una vez que se mejoró la red trófica del refugio donde el zooplancton, fitoplancton e insectos pueden sobrevivir, se introdujo al axolote para ver si podía sobrevivir y reproducirse en ese ambiente. Al dar con la estrategia que funcionaba, se generó un modelo de refugio para que se reproduzca en tierras de diversos chinamperos”. Este modelo se implementó inicialmente con tres chinamperos y ahora están en pláticas con 10 más.

Una deidad azteca

El axolote fue muy apreciado por los aztecas. Relata Fray Bernardino de Sahagún en la Historia general de las cosas de la Nueva España que el dios Xólotl, hermano mellizo del dios Quetzalcóatl, se negó a sacrificarse en el fuego como los otros dioses para hacer que el Sol y la Luna giraran y así existieran el día y la noche. Xólotl trató de esconderse en los maizales pero fue descubierto, se refugió en los magueyes pero volvió a ser encontrado, hasta que se guareció en el fondo de un lago y se llamó axolotl; su suerte duró poco porque de ahí lo tomaron y lo mataron.

La palabra axolote proviene del náhuatl axolotl que tiene diversas traducciones, la más famosa es que es un monstruo acuático pero también puede ser gemelo del agua o juguete de agua. La historia está ligada al presente de esta salamandra, de acuerdo con el doctor Luis Zambrano “es casi irónico que después de tanto tiempo el castigo lo siga persiguiendo y lo mantenga al borde de la extinción”.

Con la llegada de los españoles a América, este animal despertó la curiosidad de naturalistas como Alexander von Humboldt, Georges Cuvier, José Antonio Alzate, quienes escribieron ensayos sobre sus características; el interés perdura hasta la fecha pues los axolotes tienen la capacidad de regenerar partes de su cuerpo como las branquias, patas o la cola. Aunque al nacer puedan ser confundidos con renacuajos, en realidad son salamandras que permanecen toda su vida en estado larvario, es decir, el proceso de la metamorfosis para convertirse en un animal terrestre nunca concluye; pese a su “inmadurez” tienen la capacidad de reproducirse y siempre conservan la cola.

El documento “Axolotl o Ajolote Mexicano” de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad establece que respiran de tres formas diferentes: la piel, pulmones y tres branquias en cada costado de la cabeza. Viven en aguas frías, entre 16 y 18 ºC, pesan hasta 110 gramos y en su hábitat natural llegan a vivir 30 años. Se alimentan de pequeños peces, insectos, lombrices, crustáceos, zooplancton y fitoplancton.

Luz Olivia Badillo

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