Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/126/08
México, D. F., 13 de noviembre de 2008
- Para disminuir la brecha entre naciones desarrolladas y las que están en vías de desarrollo es necesario un proyecto estratégico científico y tecnológico para la región: Rosaura Ruiz
- Se debe encontrar un equilibrio entre los objetivos académicos de las universidades y las necesidades de las metas económicas de las naciones: Harold Ramkissoon
- Promover programas de cooperación entre países avanzados y naciones en desarrollo para impulsar el desarrollo científico y tecnológico, una alternativa viable: Seiji Kojima
- La presidenta de la AMC; Rosaura Ruiz, moderó el Simposio: La Economía del Conocimiento: superando los obstáculos para el desarrollo científico en el Sur, en el marco de los trabajos de la TWAS en esta ciudad.
Foto: AMC
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La brecha científica y tecnológica entre los países desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo se ha acentuado, advirtió Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), al moderar el Simposio: La Economía del Conocimiento: superando los obstáculos para el desarrollo científico en el Sur, el cual formó parte de los trabajos de la XIX Reunión General de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS).
Ante este panorama, la presidenta de la AMC propuso que las metas globales de un proyecto estratégico científico y tecnológico para la región incluyan la construcción de un espacio común de educación superior e investigación, el cual, señaló, será un elemento clave para afianzar las relaciones bilaterales y multilaterales entre las instituciones de enseñanza e investigación.
Dicho espacio común estará diseñado para facilitar el intercambio de experiencias, transferencia de tecnología y el intercambio de estudiantes, profesores, investigadores y personal administrativo, precisó
Al hablar de las tendencias observadas por el Banco Mundial en los países en desarrollo, Rosaura Ruiz recordó que estos países no han acrecentado sus niveles educativos y no han alcanzado la transición tecnológica, por lo que no han incrementado su productividad.
Por ello, dijo, los resultados alcanzados son pobres en lo relativo al incremento de la productividad y el aumento de la productividad global en nuestros países ha sido lento en las pasadas dos décadas.
Los trabajadores en muchos de nuestros países, apuntó, tienen un bajo nivel educativo y además muchas naciones en desarrollo tienen poca reserva de científicos e ingenieros en relación con su nivel de ingreso. A esto se suma el hecho de que el número de patentes registradas por habitantes es bajo en casi todos los países en desarrollo.
En su oportunidad, Harold Ramkissoon, secretario ejecutivo de CARISCIENCE, habló sobre el papel y los retos que enfrentan las universidades en una economía del conocimiento, entre los cuales destacó la tarea de reconciliar el rol del emprendedor con los objetivos académicos de la universidad, así como equilibrar sus valores con las necesidades de las metas económicas de las naciones.
Encontrar el balance entre la investigación básica y la aplicada, también fue identificado por el matemático como uno de los retos a superar.
En este sentido, opinó que en la mayoría de los países en desarrollo hay una desconexión entre el sector privado y los investigadores, por lo que uno de los retos principales consiste en acortar esa brecha.
Si en realidad queremos generar economías del conocimiento, resaltó, debemos intensificar nuestros esfuerzos de traer a los países pobres al sistema de las comunicaciones electrónicas, ya que estos países aún tienen muy poco o ningún acceso a Internet.
Como ejemplo, citó el caso de Bangladesh donde el costo anual de una conexión a Internet es suficiente para mantener a una familia durante un año, y el de Filipinas, donde esta tecnología no está al alcance de la clase media.
Más adelante, Seiji Kojima, embajador para la Cooperación en Ciencia y Tecnología de Japón, subrayó que en nuestros días, la gente tiene altas expectativas sobre que la ciencia y la tecnología pueden contribuir más a promover el desarrollo social y resolver problemas globales que afectan a la comunidad internacional.
Agregó que el principal reto que tienen los países en desarrollo es atacar problemas como calentamiento global, enfermedades infecciosas y desastres naturales.
Kojima enfatizó que la ciencia y la tecnología son importantes para facilitar el desarrollo y son la llave para la solución de los problemas globales, donde la cooperación con los países en desarrollo puede fortalecerse.
De acuerdo con el embajador, Japón tiene una larga historia de promoción de la ciencia y la tecnología con países en desarrollo, mediante la instauración de instituciones de educación superior en ciencia y tecnología, enseñanza de la ciencia y matemáticas a profesores en países como Kenya.
Asimismo, se refirió a un nuevo programa de cooperación para atender problemas globales que incluye áreas de investigación como medio ambiente, energía, prevención de desastres naturales y control de enfermedades infecciosas.
Por su parte, Elisa Reis, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, enunció las cuatro grandes preguntas del Siglo XXI: aceleración de procesos globales, porque la globalización no es algo nuevo, ni un hecho aislado.
Junto con una Tercera Revolución Industrial, que será una mayor transformación, un nuevo análisis de la modernidad, posmodernidad o modernidad tardía, y desarrollo de nuevas identidades y solidaridades.
Además, expuso las ideas de grandes teóricos respecto a la sociedad moderna, como el pensamiento de Carlos Marx, quien la definió como capitalista; para Alexis De Tocqueville, la sociedad se caracterizaba por la equidad; Max Weber, la sociedad a pesar de los pensamientos se identificaba por su racionalización, y para Emile Durkheim, en la sociedad había una diferenciación social.
El Simposio: La Economía del Conocimiento: superando los obstáculos para el desarrollo científico en el Sur fue el quinto de nueve simposios que se llevarán a cabo en el congreso de la TWAS, que se lleva a cabo en las instalaciones de la Academia Mexicana de Ciencias.