2014 PODRÍA SER UNO DE LOS MÁS CALUROSOS POR EFECTOS DE «EL NIÑO»

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/119/14
México, D.F., 07 de abril de 2014

  • Los pronósticos indican que a consecuencia del fenómeno habría temperaturas elevadas que podrían significar deficientes lluvias de verano en ciertas regiones del país y diferentes niveles de sequía: Víctor Magaña
Anomalías en el nivel del mar por efectos de El Niño (arriba) y La Niña.
Anomalías en el nivel del mar por efectos de El Niño (arriba) y La Niña.
Foto: NOAA.
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2014 podría convertirse en uno los más calurosos de los años recientes en el país, debido a los pronósticos sobre los efectos de El Niño, el fenómeno metereológico que modifica la temperatura de las aguas del Pacífico del Este, alterando casi todos los patrones de circulación de corrientes en el mundo. Lo que se desconoce, es la intensidad con la que se presentará.

El efecto de El Niño es diferente en cada lugar, para algunas regiones representa lluvias, y para otras, menos nubes, más horas de radiación solar y temperaturas más elevadas. A México le corresponde, con zonas de excepción, este segundo escenario, siendo el centro y sur del territorio nacional las que tienden a ser más secas. En resumen, El Niño causa sequías e inundaciones.

“La última vez que tuvimos un evento de El Niño muy intenso fue entre 1997 y 1998; un 1997 caluroso y un 1998 extremadamente caluroso; se les recuerda como los veranos más calientes hasta ahora”, recordó Víctor Magaña Rueda, uno de los principales especialistas en temas atmosféricos en el país.

El investigador del Instituto de Geografía de la UNAM dijo, por ejemplo, que en la historia de la Ciudad de México hay zonas, como la del aeropuerto, donde las temperaturas han alcanzado valores de 34 o 35 grados centígrados; la causa principal de ese aumento en las temperaturas del Valle de México (que estudiando los datos históricos de los últimos 3-40 años está en un rango entre 18-29 grados, con solo dos o tres registros de 32-33 grados), tiene que ver en buena medida con la urbanización, pero este año existe una peculiaridad, pues se esperan condiciones especiales por efecto de El Niño.

El Niño

El Niño/Oscilación del Sur, sostuvo Magaña Rueda, es un evento -cíclico errático- que se caracteriza por la elevación de uno, dos y hasta tres grados en la temperatura de la superficie del mar en la zona del Pacífico del Este, frente a las costas de Perú y Ecuador, ocasionada por un cambio de patrones en las corrientes marinas. “Esa región del Pacífico Tropical cuando rebasa en un grado o dos la temperatura se habla de que es un año El Niño moderado, pero puede llegar a ser fuerte o súper fuerte. Al modificarse la temperatura se alteran los patrones de circulación casi en todo el planeta. Con base en la historia de los eventos El Niño que se han vivido en nuestro país, se sabe que aumentan las probabilidades de que se experimente un verano seco y se presenten temperaturas anómalamente elevadas, por falta de esa nubosidad y lluvia”.

Pronósticos del tiempo y del clima

El doctor en ciencias atmosféricas destacó la pertinencia de diferenciar entre pronóstico del clima y pronóstico del tiempo con el objetivo de explicar por qué se dice que un año podría ser uno de los más calientes (o de los más fríos). Para el primero, dijo, se habla de probabilidades, de poder decir que el próximo verano, por ejemplo, será muy caluroso o que esté entre los más calurosos de estos últimos 30 años por ciertas condiciones que se observan; es decir se establece una probabilidad a largo plazo, en meses. “El pronóstico del tiempo, por el contrario, es una predicción a corto plazo y tiene cierta confiablidad porque se hace para uno, dos o tres días, y para establecerlo se toman mediciones de varios parámetros como son la temperatura, el viento, la humedad, la presión, entre otros, en todo el planeta”.

Añadió que diariamente hay sistemas de medición que permiten establecer: “Así está la atmósfera en este momento”, es decir, al conocer de manera más precisa la condición inicial para un modelo se está en posibilidad de hacer pronósticos más precisos en espacio y tiempo. La experiencia y el conocimiento, indicó, nos dicen que conforme avanzamos en el número de horas a las cuales queremos pronosticar, la calidad del pronóstico va disminuyendo, por eso no se habla de pronósticos de tiempo de más de dos tres o cuatro días.

Así, en 2014, conforme vayamos avanzando en el pronóstico del tiempo se podrá verificar si se está entrando en condiciones de año El Niño. “En este momento los pronósticos indican que sí vamos a entrar en esa condición, y esta nos llevará a tener temperaturas elevadas que podrían significar deficientes lluvias de verano en ciertas regiones del país y tener diferentes niveles de sequía”.

Generalmente, El Niño se empieza a desarrollar –en términos de año calendario- a mediados de año pero se ve más claramente en el otoño del hemisferio norte y alcanza su nivel más alto en el invierno. La mayoría de los eventos El Niño para la primavera del año siguiente empiezan a disminuir, aunque pudiera persistir por más de un año.

Y La Niña no está siempre presente

Puede que haya o no La Niña después de El Niño, podría seguir un año normal, incluso puede que se presente otro año Niño. Se sabe que hay La Niña cuando el Océano Pacífico ecuatorial está más frío de lo normal – 22/24 grados centígrados-, es decir baja la temperatura hasta los 20 grados centígrados, mientras que en condiciones de El Niño podría ascender hasta 26.

“Es el rango en el que fluctúa de forma natural, y subrayo natural, porque se tiene la idea de que aparece El Niño porque hay cambio climático, no! El Niño siempre ha existido y llevamos muchos años estudiando este fenómeno. En los años 70 retomó fuerza la generación de conocimiento de qué era este fenómeno, y en la década de los 80 éste se disparó, pero ya no oímos tanto en años recientes de El Niño y La Niña. El actor más importante ahora terminó siendo el cambio climático y se nos olvidó la variabilidad natural”.

Víctor Magaña destacó que un factor que podría alterar nuestro clima es el uso del suelo, la figura más clara y tradicional de explicarlo es la tala de bosques.

“La Ciudad de México es otro ejemplo de transformación en el clima por su urbanización, pues termina siendo lo que se llama isla de calor al verse alterados los patrones de lluvia, y mucho de esto está sucediendo en otras ciudades en México, que son de tamaño medio y aspiran a ser grandes en términos de extensión. El cambio climático es una parte de todo lo que significa clima, éste es mucho más amplio pues se trata de un sistema atmosférico complejo que involucra un conjunto de valores estadísticos determinados por otros aspectos”, concluyó.

Fabiola Trelles Ramírez


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