El Sol de México
30 de enero de 2008
Para Carlos Mauricio Castro Acuña, coordinador de la Olimpiada Nacional de Química de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la organización de estos concursos académicos estimulan y ayudan a mejorar la enseñanza de esta especialidad en todo el país.
Entrevistado durante la primera jornada de la competencia que se lleva el cabo en la ciudad de Oaxaca, señaló que “hace 17 años -cuando inició la Olimpiada- de los 15 estudiantes que seleccionábamos para participar en las olimpiadas internacionales, alrededor de 12 eran del Distrito Federal y el Area Metropolitana, mientras que ahora tenemos estudiantes talentosos de todos los estados”.
Para el investigador de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que ocurrió fue que el nivel de la enseñanza de la química mejoró a nivel nacional. A lo largo de casi dos décadas de operación, los organizadores tanto a nivel estatal como nacional han observado un efecto multiplicador en los beneficios de la competencia porque los estudiantes que han participado ayudan a su vez a otros jóvenes, y luego forman grupos de enseñanza, lo que va mejorando la educación de la ciencia.
Por ello, el desempeño de México en la Olimpiada Internacional de Química ha sido destacada, pues ha conquistado cinco medallas de oro, 20 de plata, 20 de bronce y 11 menciones honoríficas.
Otro efecto que han notado los organizadores del certamen de la AMC es que, con el tiempo, los maestros se acercan para expresar su deseo de actualizarse para enseñar esta disciplina, porque los alumnos que concursan en la Olimpiada demandan un nivel más alto de preparación de sus profesores.
Además, se ha detectado en qué áreas es débil la enseñanza de la química en nuestro país, por ejemplo, con respecto a otros países, México no ha desarrollado muy buen nivel en química orgánica, en parte por que esta rama está descuidada en los planes de estudio.