Cientí­fico advierte sobre posibles movimientos sí­smicos en Guerrero

Notimex/La Crónica de Hoy
2005-01-25

El investigador y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Vladimir Kostoglodov advirtió sobre posibles movimientos sí­smicos en la costa guerrerense donde incluso se podrí­an generar fenómenos como los tsunamis.

Mediante un informe difundido por la AMC, el también miembro del Instituto de Geofí­sica de la Universidad Autónoma de México (UNAM), pidió concientizar a la población de esa zona del Pací­fico mexicano, ante las posibilidades de que a corto y mediano plazo se origine un fuerte sismo.

Ubicó el origen de ese eventual sismo en un sitio cercano a Acapulco, donde, precisó, no se ha liberado energí­a desde hace más de 100 años.

El cientí­fico destacó además que en la costa mexicana del Pací­fico, desde Jalisco hasta Chiapas, hay una subducción de la placa de Cocos a la de Norteamérica, generando constantes sismos, incluso superiores a los 8 grados en escala de Richter, como sucedió en el terremoto de 1985 en la capital mexicana que alcanzó 8.1. grados.

Un eventual tsunami, provocado por un terremoto en las costas del Pací­fico mexicano, precisó, serí­a aún más peligroso que en otras regiones, dado que por la cercaní­a de la placa oceánica en el continente, el mar primero avanzarí­a hacia el macizo y luego retrocederí­a, a la inversa de lo que recientemente sucedió en Asia.

En el informe de la AMC, Kostoglodov recalcó que algunas regiones de Guerrero, como la Costa Chica y la Costa Grande, son verdaderas trampas ante un tsunami, dado que de un lado las personas tienen el mar y del otro una laguna, situación que se da en sitios como el municipio de Tecpan de Galeana.

«Afortunadamente en esos sitios, en su mayorí­a, sólo se sitúan pequeños restaurantes; aunque la afluencia de turistas es considerable, por lo que sus propietarios deben tener la información adecuada para actuar de manera inmediata».

Kostoglodov detalló que en la costa de Guerrero se está registrando un fenómeno al que se le conoce como «terremotos lentos», es decir, liberación de energí­a de las placas de manera continua, pero lenta, lo que ocasiona deformaciones en el suelo.

Citado en el informe, añade que es posible medir el nivel de las deformaciones a través de casetas con tecnologí­a GPS, cuyos instrumentos son capaces de registrar variaciones del suelo de unos cuantos milí­metros, por lo que en la actualidad es posible saber que la costa de Guerrero presenta esas alteraciones.

El especialista destacó la importancia de realizar ese tipo de mediciones, porque los «terremotos lentos» fueron fenómenos que antecedieron a fuertes sismos como el de Chile en la primera mitad del siglo pasado. Empero, advirtió que México cuenta con menos de 50 de este tipo de casetas de monitoreo en todo el paí­s.

De ellas, abundó, parte pertenecen al Servicio Sismológico Nacional y a la UNAM; el resto son del Instituto Nacional de Estadí­stica, Geografí­a e Informática (INEGI) o de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Un año y medio antes del tsunami del mes pasado en Asia, el también investigador de la AMC, Modesto Ortiz, publicó un artí­culo donde advertí­a el riesgo que tení­a esa zona de sufrir un gran sismo e incluso desarrolló un modelo que alertaba sobre los sitios a los que eventualmente llegarí­a ese maremoto.

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