Avalan expertos al Instituto de Ciencia

Excélsior
6 de diciembre de 2006
Thelma Gómez Durán

El organismo deberá diseñar polí­ticas públicas inteligentes, basadas en el conocimiento, afirman

La Ciudad de México podrá encontrar en la ciencia las llaves para solucionar problemas relacionados con enfermedades que aquejan a los capitalinos, la contaminación ambiental, la falta de agua o el ordenamiento urbano.

En eso coinciden cientí­ficos que aprueban la creación del Instituto de Ciencia y Tecnologí­a del Distrito Federal, organismo que dirigirá la cientí­fica Esther Orozco y que comenzará a funcionar, pese a no tener aún presupuesto ni edificio sede.

René Drucker Colí­n, coordinador de investigación cientí­fica de la UNAM, recuerda que el proyecto de crear el Instituto de Ciencia y Tecnologí­a del DF existí­a desde la administración pasada; sin embargo, nunca se echó a andar.

Al concretarlo, resalta, Marcelo Ebrard cumple con el compromiso que asumió ante la comunidad cientí­fica. «Este instituto colaborará en hacer a la Ciudad de México un lugar más sustentable», señala el ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.

Para Drucker Colí­n, la existencia del instituto deberá favorecer el diseño de «polí­ticas públicas inteligentes, basadas en el conocimiento», sobre todo en áreas como el ambiente, el reordenamiento territorial de la ciudad, transporte y salud.

La creación de este organismo coloca a la Ciudad de México a la altura de otras metrópolis que le han apostado al uso del conocimiento cientí­fico, asegura el fí­sico Gerardo Herrera Corral, quien menciona los casos de los principales estados de Brasil, los cuales cuentan con institutos dedicados a la ciencia y la tecnologí­a y que «le han dado un liderazgo a ese paí­s en la materia».

Para el investigador del Departamento de Fí­sica del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav-IPN), el Instituto de Ciencia y Tecnologí­a del DF es un gran acierto y cubre una necesidad que tení­a la ciudad, donde se concentra más de la mitad de los cientí­ficos del paí­s.

Herrera Corral comenta que el mejor ejemplo de cómo la ciencia puede ayudar a una metrópoli como la capital mexicana es el trabajo que ha realizado el Premio Nobel de Quí­mica, Mario Molina, para disminuir la contaminación atmosférica del Distrito Federal.

«La ciencia puede hacer mucho por la ciudad de México en muchas áreas», señala el cientí­fico, quien también se congratula de que la doctora Esther Orozco haya sido designada como directora: «Es excelente que sea una cientí­fica, una académica del Cinvestav, quien esté al frente del instituto»,

El doctor Axel Didrikson también aplaude la creación del instituto. «Ya hací­a falta algo así­», comenta el investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad de la UNAM, quien asegura que tanto la investigación básica como la aplicada tienen que tomarse en cuenta para resolver muchos problemas de agua, transporte, planeación de la ciudad y diseño de nuevos espacios de participación ciudadana, entre otros.

En entrevista con Excélsior, publicada en la edición del lunes (4 de diciembre), Esther Orozco informó que el Instituto de Ciencia y Tecnologí­a del DF necesitará un presupuesto base que fluctúa entre los 300 y 400 millones de pesos.

Además, aún está pendiente que se le designe el lugar que será su sede. «No nos vamos a esperar a tener el edificio; al mismo tiempo que buscamos el lugar donde establecernos, vamos a ir trabajando en los proyectos», resaltó la investigadora.

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