Reforma
27 de febrero de 2009
Patricia López
La titular de la AMC explica la selección natural a jóvenes de secundaria
Ciudad de México.- La evolución de las especies, incluida la humana, es un proceso continuo que se modifica a lo largo de varias generaciones para garantizar la sobrevivencia y la biodiversidad en el planeta, afirmó la bióloga Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
«Todas las especies van generando modificaciones para adaptarse a su ambiente y a su forma de vida, y esto es notorio después de varias generaciones, cuando los padres o ancestros heredan a los hijos rasgos para garantizar su continuidad en el planeta», explicó en una conferencia ofrecida a estudiantes de secundaria en el museo Universum de la UNAM.
«(Darwin) desarrolló el concepto de la selección natural y explicó en torno a ese proceso la biodiversidad de las especies y la adaptación de cada una a diversos ambientes o ecosistemas».
Según la teoría darwiniana, a partir de un ancestro común, semejante a una bacteria, se desarrollaron gran diversidad de especies.
«La selección natural es el principal mecanismo de la teoría de la evolución y es un proceso que realizan todas las especies, lo mismo bacterias, anfibios o mamíferos, incluidos nosotros, los Homo sapiens», explicó Ruiz.
La especie humana no es ni superior ni la más acabada de las que habitan la Tierra, sino una especie más, enfatizó la especialista.
«Aunque tenemos particularidades muy notables como el desarrollo del cerebro y el lenguaje, hay muchas características que compartimos con otros primates y mamíferos en general, como el desarrollo de los ojos, los pulmones y los riñones, cuyas funciones son semejantes en especies muy distintas», enfatizó.
Ciencia y religión: rutas separadas
Sobre las contrapuestas visiones de la teoría de la evolución, basada en la teoría científica de Darwin, y la idea de la creación, que sostiene la Biblia, Ruiz opinó que un asunto biológico debe explicarse desde la ciencia, mientras que las creencias personales de cada quien deben respetarse y tomar una ruta separada de la ciencia.
«La teoría de la evolución es un hecho científico y comprobado. Darwin, quien antes de su viaje de cinco años en el Beagle era un creyente de la religión protestante y quiso ser sacerdote, después del viaje confrontó sus propias creencias con lo que encontró».
Ruiz recordó que, hacia el final de su vida, Darwin se definió como un ser agnóstico, es decir, alguien que no sabe si Dios existe o no. Y dicen que el término agnóstico nació, precisamente, de la confrontación del naturalista y la Iglesia de su tiempo.