El Universal
13 de julio de 2009
Rosaura Ruiz y Ricardo Noguera
«La libertad, Sancho, —dice Don Quijote— es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre».
La libertad es un tesoro preciado y fundamental para un Estado laico caracterizado por favorecer la construcción de instrumentos que permitan la libre decisión de cada uno de los integrantes de la sociedad. Sin ella, es difícil que un estado pueda autodenominarse auténticamente democrático. Abandonar la laicidad es adoptar visiones particulares de vida que en ocasiones están fuertemente ligadas a grupos que defienden un punto de vista único y singular, como por ejemplo un punto de vista religioso. Cuando las instituciones adoptan ideas de las religiones dominantes de un país caminan en dirección de un estado teocrático; esto al parecer, es lo que está ocurriendo en nuestro país con la promoción de “la ley antiaborto”, la cual se ha aprobado en 13 estados de la República, en todos ellos sin discusión y en algunos casos con propuestas radicales como en el estado de Jalisco.
Lo primero que hay que señalar es que nadie desea promover el aborto. Los mismos que defendemos el derecho de las mujeres a decidir sobre un embarazo no deseado, promovemos la educación para el conocimiento de todas las formas de anticoncepción, así como la educación para construir una cultura del disfrute de la sexualidad con responsabilidad.
Ante la gravedad de la situación y ante la embestida de la violación de la libertad de decisión de casi la mitad de los ciudadanos de este país (50% de la población representada por mujeres) y ante la falta de voluntad para resolver lo que es en muchos casos un grave problema de salud pública, consideramos necesario reflexionar sobre algunas particularidades del tema, el cual no es un asunto que pueda resolverse solamente en términos jurídicos con un simple sí o con un simple no, sino que es un tema que presenta diversas aristas que requieren discusión para permitir, en la medida de lo posible, el respeto a la vida y a la libertad sin que tengan que anularse los derechos de la mitad de los ciudadanos.
En las siguientes entregas haremos diversas reflexiones sobre aspectos directamente ligados con esta problemática, reflexiones elaboradas a partir de algunas preguntas que pueden abordarse desde la filosofía, la religión, la medicina o la ciencia, cuestiones tales como: ¿Por qué se asume que “desde la fecundación surge un nuevo ser humano”? ¿Está acaso en la simple secuencia de DNA del Homo sapiens la esencia de la naturaleza humana? ¿Hay una naturaleza humana? ¿Qué podemos aprender desde la biología sobre la naturaleza humana? ¿Hay diferencias cualitativas en las diversas etapas de la reproducción? ¿Es el cigoto una célula o es un ser humano? ¿El aborto constituye, en todos los casos, una amenaza para la vida humana? ¿Realmente se defiende la vida condenando a quienes, en el ejercicio de su libertad, deciden abortar?