GRAN TRIUNFO DE MÉXICO EN LA OLIMPIADA IBEROAMERICANA DE QUÍMICA

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/347/14
México, D.F., 07 de octubre de 2014

  • En las 19 ediciones de este concurso, nuestro país siempre ha conquistado alguna medalla, y Montevideo, Uruguay, no fue la excepción
La doctora Antonia Dosal (izquierda) desempeñó un papel clave en el triunfo del equipo mexicano en Montevideo. Junto a ella, Andrés Espino, ganador de la medalla de bronce; en el centro, luciendo sus medallas de plata, Gustavo Matas y Edith Leal; a la derecha la doctora Gloria Pérez, asesora del equipo, y Francisco Blanco, ganador de la medalla de oro.
La doctora Antonia Dosal (izquierda) desempeñó un papel clave en el triunfo del equipo mexicano en Montevideo. Junto a ella, Andrés Espino, ganador de la medalla de bronce; en el centro, luciendo sus medallas de plata, Gustavo Matas y Edith Leal; a la derecha la doctora Gloria Pérez, asesora del equipo, y Francisco Blanco, ganador de la medalla de oro.
Foto: Cortesía de Andrés Espino.
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Con una medalla de oro, dos de plata y una de bronce, llegaron ayer a la ciudad de México, los cuatro estudiantes mexicanos que compitieron en la XIX Olimpiada Iberoamericana de Química que se llevó a cabo en Montevideo, Uruguay, concurso al que acudieron 59 estudiantes de 17 países, los mejores en esta área de conocimiento en el nivel de bachillerato.

México ha asistido a esta competencia desde la primera edición celebrada en Mendoza, Argentina, en 1995, y en cada de una de sus 19 participaciones ha conquistado alguna medalla y este año no fue la excepción. El veracruzano Francisco Blanco Santiago obtuvo la presea dorada; Edith Leal Sánchez de Jalisco y el chihuahuense Gustavo Mata Chávez, se adjudicaron las de plata; mientras que el bronce quedó en poder de Andrés Espino Rodríguez, también de Chihuahua.

Con estas medallas, las distintas delegaciones mexicanas participantes en este concurso llevan un récord de 19 medallas de oro, 34 de plata, 21 de bronce y una mención honorífica.

Francisco Blanco, ganador del oro y quien apenas llegó a México regresó a sus clases, expresó sentirse muy feliz, “(…) lo disfruté en su momento y ahora también pero siempre con humildad sabiendo que no solo es mi triunfo, pues muchas personas me apoyaron para llegar hasta donde llegué. Mi mayor agradecimiento a la Academia Mexicana de Ciencias que apoya a los jóvenes para que se entusiasmen con la ciencia a través de la competencia”.

Reconoció que la olimpiada en Montevideo tuvo un nivel muy alto, ya que todos los estudiantes que participaron en esta, así como ocurre en todas las ediciones, se prepararon muy bien, aunque dijo que su tranquilidad y seguridad en los exámenes fueron clave en su triunfo.

Comentó que el estudio de la química no es difícil, que solo se requiere dedicación y encontrar una técnica personal de estudio que facilite el aprendizaje, que en su caso fue dejar de lado la memorización e intentar comprender el conocimiento que estaba adquiriendo, así como la resolución de una buena cantidad de problemas y la lectura de libros. Manifestó que en los dos años que participó en la Olimpiada Nacional de Química, más importante que ganar medallas ha sido hacer amigos por la riqueza que ello implica.

En su primera participación internacional a nivel iberoamericano a Gustavo Mata le fue muy bien, llegó a Uruguay y de ahí se trajo una medalla de plata. De esta participación el chihuahuense destaca: “Nunca antes había viajado tan lejos y más por algo que me gusta mucho hacer, en verdad fue muy emocionante”.

Indicó que la preparación que tuvo fue muy buena, le invirtió mucho tiempo y que el resultado es una combinación de todo. “Nos preparamos en la Universidad Autónoma de Chihuahua y en la Universidad Nacional Autónoma de México con gente muy dedicada a nosotros”.

Mata apuntó que la parte más complicada de todo el proceso fue retener toda la información sobre diversos temas y ordenarla en su mente. Dijo que después de tres años de participar en esta olimpiada que organiza la Academia Mexicana de Ciencias a nivel nacional y de haber representado al país en el exterior significa la culminación de una etapa muy buena en su vida personal y académica.

“Ha sido mucha la dedicación y me voy con un buen sabor de boca. La olimpiada me ha dado un punto de comparación, porque al principio uno identifica ciertas capacidades pero cuando verdaderamente se ponen a prueba te das cuenta que puedes hacer más…ayuda a conocerse a uno mismo”.

Andrés Espino, quien obtuvo la medalla de bronce, admitió que cometió algunos errores que bajaron su puntuación, sobre todo en la parte teórica, pero que no fueron tan graves como para alejarlo de las medallas.

Señaló que la medalla de tercer lugar representa años de esfuerzo porque desde que ingresó a la preparatoria empezó a participar en la olimpiada y durante este tiempo fue creciendo en conocimientos y experiencia.

“La olimpiada cambia mucho la manera de ver las cosas, abre la mente, se aprende a pensar de un modo completamente diferente. Cuando conoces a personas con cierto nivel de conocimiento se ve como si fuera muy difícil llegar a ser como ellos, pero conforme uno se adentra en el estudio empiezas a formar parte de ellos, aunque sea en un nivel menor, te sientes con capacidad y con ganas de hacer muchas cosas, amplías tus límites y las expectativas personales”.

Edith Leal, Francisco Blanco y Andrés Espino obtuvieron recientemente bronce en la pasada Olimpiada Internacional de Química, celebrada en Hanoi, Vietnam. Un año atrás, la joven de Jalisco brilló al obtener una de las preseas doradas en la XVIII Olimpiada Iberoamericana de Química con una de las puntuaciones más altas en la historia del certamen.

Alejandra Monsiváis Molina y Fabiola Trelles Ramírez.


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