Reforma
19 de agosto de 2014
Pedro Diego Tzuc
Mérida, México .- El cráter de Chicxulub, vinculado a la teoría del meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios, será objeto de nuevas perforaciones para seguir con su estudio.
Los primeros pozos se abrieron hace poco más de 13 años en tierra firme, ahora la horadación será dirigida dentro del mar, desde un buque de la UNAM, informó el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Jaime Urrutia Fucugauchi.
Los trabajos submarinos comenzarían a principios de 2015, entre finales de enero e inicios de febrero, a 40 kilómetros al norte de Puerto Progreso, en la parte central del impacto.
Los sitios ya han sido seleccionados y la horadación se efectuará a bordo de un buque de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«El objetivo del estudio es tener una secuencia lo más completa posible de cómo se recobró la vida en la zona de impacto, teniendo ahora la capacidad de nuevos fechamientos, con mayor resolución», explicó el también investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Expertos de diversas disciplinas participarán en la exploración, la primera de su tipo que se hará en la Península de Yucatán.
El 30 de diciembre de 2001 comenzó el desarrollo de proyecto de Perforación Profunda del Cráter de Chicxulub, en el pozo Yaxcopoil 1, que permitió la extracción de muestras o columnas líticas.
Urrutia Fucugauchi, encargado del proyecto internacional, remarcó que esta nueva fase de estudios se realizará en la parte de la estructura del cráter que hasta ahora no se ha analizado.
De manera paralela, varios grupos de investigadores en diferentes partes del mundo intervienen para tener un mejor detalle de los efectos del impacto, partiendo desde la zona de Yucatán hasta puntos lejanos a ella.
En este caso, se pretende determinar la forma de cómo se distribuyó la nube de polvo que bloqueó la radiación solar en la atmósfera, luego de la caída del bólido sobre lo que hoy es la Península de Yucatán, la cual aún no emergía del mar en ese entonces.
Destacó que los trabajos realizados a la fecha han ayudado a reducir la incertidumbre del impacto a tan sólo 32 mil años, lo que ha llevado a ubicarlo en la época de la desaparición de los dinosaurios, hace 66 millones de años.
El investigador asistió a la ceremonia de toma de protesta de la Directiva de la Academia Mexicana de Ciencias Sureste, con sede en Mérida.