La Jornada
13 de abril de 2014
Emir Olivares Alonso
Fármacos menos costosos y biocombustibles de próxima generación, unos de sus beneficios
Debido a que la llamada biología sintética, permite, entre otros beneficios para la sociedad, la producción de fármacos menos costosos, de productos químicos de alto valor y biocombustibles de próxima generación, entre otras innovaciones, la Red Mundial de Academias de Ciencias (IAP, por sus siglas en inglés), solicitó a los gobiernos no impedir el desarrollo de esa innovación.
La agrupación, integrada por 106 organismos científicos, entre ellos la Academia Mexicana de Ciencias, emitió el documento titulado El potencial global de la biología sintética: oportunidades científicas y buen gobierno, en el que señala que en un futuro próximo la biología sintética probablemente encontrará también aplicaciones en la biomedicina, la agricultura, el mejoramiento de la tierra y el saneamiento del agua, biosensores, nuevos materiales, nanomáquinas e incluso en los nuevos enfoques para el procesamiento de la información.
Según la IAP, un impedimento para el uso de esa innovación sería la percepción sobre su impacto en el medio ambiente o un uso intencional indebido.
La biología sintética se basa en una amplia gama de disciplinas y metodologías para diseñar moléculas, construir circuitos genéticos y ensamblar organismos simples.
Volker ter Meulen, uno de los copresidentes de la IAP, afirma que se han explorado los aspectos de la bioseguridad y otros temas relativos a la contribución que la biología sintética puede hacer en la consecución de objetivos sociales, como en los ámbitos de la salud humana o la seguridad alimentaria y energética. También hemos identificado los retos técnicos que deben superarse para desarrollar este campo del conocimiento, así como los aspectos que podrían impedir el desarrollo del potencial de la biología sintética.
La declaración de la IAP hace énfasis en el tema ambiental. Exhorta a las instituciones como el Convenio sobre la Diversidad Biológica –que se reunirá en Montreal, Canadá– a adoptar una visión equilibrada y basada en la evidencia de los beneficios potenciales de la biología sintética, así como los riesgos asociados a ella.
Ese organismo recomienda que la investigación básica en biología sintética sea apoyada, sobre todo entre los jóvenes científicos; que los centros interdisciplinarios que incluyen las ciencias sociales y las humanidades puedan revisar constantemente la ética y los aspectos sociales que emergen de la investigación en esta área; que se consideren modelos alternativos para la propiedad (como las patentes) y se exploren mecanismos para compartir resultados de investigación.
También aconseja que se promuevan discusiones activas y debates sobre cómo debe regularse la biología sintética; crear y difundir directrices para la responsabilidad científica, e impulsar los códigos de conducta en la investigación del área.
La IAP, junto con sus academias que la integran, acepta su responsabilidad para apoyar a los diversos elementos que permitan construir un compromiso global y fomenten la colaboración entre los investigadores, que regulan estas tecnologías, y los que van a ser los usuarios y beneficiarios. Debemos asegurarnos de que la política en todo el mundo sea lo suficientemente flexible como para fomentar la investigación y gestión de la innovación en este campo, y en el asesoramiento sobre prácticas sensatas para mitigar los riesgos, añade Volker ter Meulen, quien en paralelo con el lanzamiento de la declaración, publicó un artículo sobre el tema en Nature el pasado 7 de mayo.