Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/120/14
México, D.F., 08 de abril de 2014
- Tras ganar hace siete años el concurso a nivel nacional e internacional, el mexiquense Carlos Hernández Mejía se mantuvo en la investigación científica; ahora cursa su maestría en Holanda
- Carlos Hernández Mejía, Dalia Díaz Gómez y Adriana Alcántara Ruiz, con una acompañante (izquierda) al finalizar la ceremonia de premiación en Estocolmo, Suecia.
Foto: SIWI, 2007.
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En 2007, México ganó el Premio Juvenil del Agua de Estocolmo con un equipo formado por tres jóvenes de preparatoria del Estado del México. Crearon un método simple, innovador, eficaz y económicamente viable de tratamiento de aguas residuales. La experiencia llevó a uno de sus integrantes a seguir en el camino de la investigación. Ahora se encuentra en el extranjero realizando una maestría gracias a una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Carlos Hernández Mejía, Adriana Alcántara Ruiz y Dalia Díaz Gómez, quienes hace siete años cursaban el último semestre de educación media superior en el Instituto Cultural Paidea de Toluca, obtuvieron el primer lugar nacional del Premio Juvenil del Agua (PJA) y su pase a la competencia internacional en la capital sueca, donde cada año se lleva a cabo la Semana Internacional del Agua, el cual organiza el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, el evento más importante en el mundo sobre el tema hídrico.
En Estocolmo el equipo mexicano defendió con conocimiento y destreza su proyecto convenciendo a un jurado formado por expertos que debió elegir entre 30 finalistas: “Llegamos con lo que teníamos y no podíamos hacer más, ya no podíamos cambiar nada; los resultados eran definitivos, nuestro trabajo era muy original, lo explicamos muy bien e hicimos bastante para nuestra edad”. Al comité de elección le gustó mucho, dijo. “En la ceremonia de premiación hubo nervios y emoción”, recordó Carlos Hernández en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias –coordinadora del certamen a nivel nacional-, desde Amsterdam, Holanda donde cursa sus estudios de posgrado.
Consideró que la creatividad y la forma en que resolvieron la investigación fueron los factores que más pesaron e inclinaron la balanza a su favor, aunque fueron testigos de la calidad de los proyectos y de los recursos con los que competían, por ejemplo, chinos, japoneses y alemanes.
Su proyecto utilizó cáscaras de huevo -un abundante y barato bio-residual-, por su capacidad en la absorción de la contaminación en las aguas residuales. Los estudiantes mexicanos mezclaron cáscaras de huevo con una solución acuosa de plomo para remover el contaminante de la fase líquida. La morfología y la composición elemental de este compuesto se determinó a través de un proceso de tres pasos: uso de la microscopía de fuerza atómica, microscopía electrónica de barrido, y análisis de rayos X de dispersión de energía.
En sus consideraciones finales, el jurado elogió la creatividad del proyecto y su aplicabilidad inmediata a la gestión del agua industrial. Con su proceso, los jóvenes mexicanos – aseguraron entonces los especialistas- “eliminaron con éxito más del 90 por ciento de los contaminantes de plomo de los residuos líquidos. Este método eficiente en tiempo y bajo costo proporciona una solución alternativa para la eliminación de metales pesados, un peligro de contaminantes y la salud en todo el mundo, a partir de agua».
Carlos mencionó que cuando se llevó a cabo la competencia internacional los tres estaban por entrar a la licenciatura. Él y Dahlia cursaron la carrera de química, y Adriana, la de arquitectura.
“El premio para mí fue una pequeña probada de lo que era llevar a cabo una investigación y de lo que hace un investigador, es como un trabajo de detective, eso es lo que se hace en ciencia. Y también fue un incentivo porque esa experiencia me agradó y me he mantenido en esa línea”, dijo el joven de 24 años, quien estudia en la Universidad de Amsterdam en el área de química, especialidad en catálisis, gracias a una beca que le otorgó Conacyt para hacer estudios de maestría en el extranjero.
“Para el Premio Juvenil del Agua –apuntó- usamos el cascarón de huevo para remover metales del recurso hídrico. Mi tesis la hice en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM y fue sobre síntesis de materiales con propiedades magnéticas y eléctricas, enfocada a la parte sintética de estos materiales; ahora, en la maestría, centro la investigación en catálisis ocupando materiales sólidos para agilizar, mejorar y cambiar de dirección las reacciones; mi interés ha sido conocer la química detrás de los materiales”.
La experiencia de competir en el extranjero
El joven mexiquense reconoció que haber participado en el PJA fue una experiencia muy buena en varios sentidos: desde proponer y llevar a cabo un proyecto para competir a nivel nacional, después el viaje a Suecia, donde “conocí a mucha gente, académicos, investigadores, empresarios, estudiantes como yo. Es muy padre representar a tu país, y ganar, fue una muy grande emoción”.
Lamentó no haber podido continuar con la investigación, ya que los apoyos para seguir se quedaron en intenciones; y ahora, a la distancia, ve que no había un producto para vender o patentar, razón por la cual -dijo convencido- había que seguir con la investigación. Reconoció, sin embargo, que no hubo mucha insistencia de su parte ni de sus compañeras porque ingresaban a la universidad y tenían que adaptarse a su nueva vida, él en el Distrito Federal.
“El triunfo en Estocolmo me sirvió sobre todo para mi currículum, llamaba la atención que tuviera este premio. Aprendí muchísimo académica y socialmente, de cómo es la política detrás de la ciencia, de los intereses de los diferentes grupos. Lo que más valoro es haber tenido la oportunidad de haber conocido y de seguir conociendo a muchas personas, que para mí es lo más valioso”, aseguró.
Rescató que fue interesante ver que algunos proyectos presentados por estudiantes de otros países tuvieron apoyo de sus gobiernos, interesados en estas iniciativas, “que a lo mejor sólo son juveniles y el impacto que tienen no es tan grande, pero así empiezan las cosas”.
Hernández Mejía destacó que el Premio Juvenil del Agua “es una buena idea con un buen objetivo”, porque pone “a los jóvenes a pensar y a proponer ideas sobre el tema del agua. También sería bueno que se apoyara a las preparatorias con infraestructura, ya que si hay ideas y gente que quiere participar en el Premio puedan ayudar a sus alumnos a desarrollar sus proyectos”, concluyó.
Los jóvenes interesados en participar en la competencia nacional de 2014 pueden registrarse antes del 30 de abril en la página de la Academia Mexicana de Ciencias: www.amc.mx
Fabiola Trelles Ramírez