Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/364/13
México, D.F., 16 de octubre de 2013
- Gracias a la reforma en marcha se recupera la rectoría sobre la educación, se ordena una realidad antes caótica con el magisterio que no conducía a la motivación para profesionalizarse y se recaban las bases para orientar la mejora de lo verdaderamente educativo, sostiene Teresa Bracho
- La evaluación debe servir para conocer qué se ha logrado y cuánto nos falta para superar el reto de la educación de calidad y para todos, dijo la doctora Teresa Bracho, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación Educativa.
Foto: Archivo AMC.
Imagen en alta resolución
La reforma educativa sí era necesaria en México por la situación actual que vive el país: ineficacia del sistema de educación obligatoria y altos porcentajes de estudiantes de 15 años de edad con logros por debajo del nivel básico (nivel 2 de la prueba PISA), aseguró Teresa Bracho González.
De acuerdo con la investigadora integrante de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), la gran deuda del país con la educación tiene que ver con la cobertura, “no hemos resuelto el tema del acceso a la educación.
Durante el segundo día del Seminario Internacional “Reforma Educativa ¿qué estamos transformando?” realizado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) a finales de septiembre, la especialista integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), señaló que además de que no hay una cobertura educativa total, existe un porcentaje de deserción que aún sigue siendo un problema.
“El porcentaje de deserción es de 0.7% en la primaria, en la secundaria se incrementa a 5.6%, y en el nivel medio superior es de alrededor de 15%, (…) y el problema de la calidad educativa como logro de aprendizaje no es menor”.
De acuerdo con Bracho, “algunas causas internas del sistema educativo que se han identificado para tener estos índices tienen que ver con una desigual distribución de recursos, débil liderazgo escolar, climas escolares pobres, un modelo homogéneo, supervisión escolar no pedagógica, métodos educativos tradicionales, deficiente formación inicial y actualización docente, e insuficiente e inadecuado uso de la tecnología”, entre otros.
También dijo que la reforma educativa promulgada recientemente “sí es una reforma en tanto modifica las relaciones entre actores institucionales (SEP-docentes), porque crea un órgano autónomo de evaluación, y no (es un reforma) porque no modifica el currículum, la formación inicial de docentes, ni el financiamiento de la educación. Pero sí es la plataforma para que esto pueda ocurrir”.
Explicó que gracias a esta reforma “se recupera la rectoría sobre la educación, se ordena una realidad antes caótica con el magisterio que no conducía a la motivación para profesionalizarse y se recaban las bases para orientar la mejora de lo verdaderamente educativo”.
La importancia de la evaluación
Sobre el tema de la evaluación subrayó que consiste en emitir un juicio de valor; en reconocer el valor de algo. Y esto se hace como una comparación, en este caso, de la mediación de la calidad educativa, contra el parámetro o norma general que se establece como obligatoria o como deseable.
“Debemos conocer qué se ha logrado y cuánto nos falta para superar ese reto de la educación de calidad y para todos. Además, se tiene que hacer una evaluación justa e imparcial (…), porque la peor manera de evaluar a los docentes es con pruebas estandarizas”. Por ello la importancia que adquiere la definición de las normas, los estándares que se establecen en ellas, en tanto que serán puntos de referencia a los que se refiera toda la evaluación del sistema educativo.
Sobre qué le corresponde al INEE en la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) señaló: “emitir lineamientos que garanticen la calidad de las evaluaciones que harán las autoridades educativas, verificar que los lineamientos establecidos se cumplan y, capacitar y acreditar a los evaluadores”.
El INEE se convirtió en autónomo e independiente de la autoridad y sin compromisos políticos, manifestó Bracho, quien a su vez destacó que la evaluación es el centro de la reforma “porque es un mecanismo para identificar problemas y alcances, para ordenar y proceder a la mejora, buscar políticas educativas basadas en evidencias, supone claridad en los fines, que supondrá una clara planeación, sin la cual la evaluación pierde sentido y permite formular visiones de mediano y largo plazos que vayan más allá de los periodos administrativos”.
A partir del 12 de septiembre de 2013 el INEE es ya un organismo constitucional autónomo.
Elizabeth Ruiz Jaimes